La semana pasada, las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés), presuntamente respaldadas por Emiratos Árabes Unidos, según medios internacionales, tomaron la ciudad de El Fasher, último bastión regional del ejército regular de Sudán, tras “un asedio de casi 18 meses”, enmarcado en la guerra civil que comenzó en el país africano hace más de dos años.

La caída de la ciudad en manos de los paramilitares representa la consolidación de un eje de control que incluye cinco capitales locales y abarca toda la región de Darfur. El conflicto se disparó en Jartum, la capital del país africano, durante abril de 2023 y estuvo motivado por una disputa de poder entre dos grupos que antiguamente conformaban las Fuerzas Armadas del régimen militar que gobernó de facto tras la destitución del expresidente Omar al-Bashir en 2019.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la situación en Sudán configura “la mayor y más devastadora crisis humanitaria, de desplazamiento y de protección en el mundo actual”.

Esta semana, durante la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social en Qatar, el secretario general de la organización, António Guterres, dijo que la guerra interna sudanesa “se está saliendo de control”, y a través de su cuenta personal de X exhortó a las partes a “sentarse en la mesa de negociaciones y poner fin a esta pesadilla de violencia ahora mismo”.

“El Fasher y sus alrededores en Darfur del Norte han sido un epicentro de sufrimiento, hambre, violencia y desplazamiento. Cientos de miles de civiles están atrapados por este asedio. La gente muere de malnutrición, enfermedades y violencia”, declaró Guterres, de acuerdo con lo que consignó el diario británico The Guardian.

Tras la caída de El Fasher y la entrada de la fuerza paramilitar a la ciudad, el Laboratorio de Investigación Humanitaria de la Universidad de Yale publicó un informe en el que se constató “al menos dos alteraciones del terreno compatibles con fosas comunes, grandes vehículos de transporte, puestos de control en carreteras y grupos de objetos que coinciden con cuerpos humanos”, a través de imágenes satelitales, lo que podría evidenciar el “traslado o desecho de cadáveres y masacres” en la zona.

En Tawila, otra ciudad a unos 50 kilómetros al oeste, trabaja Médicos sin Fronteras (MSF). Según información que publicaron en su página oficial, “entre el 26 y el 29 de octubre recibieron a 396 heridos y atendieron a más de 700 recién llegados”, mayoritariamente por “heridas de bala, fracturas y otras lesiones relacionadas con palizas y torturas”.

Las cifras, según MSF, son crecientes, pero “no cuadran” con una ciudad que, según la ONU, era hogar de al menos 260.000 civiles, por lo que se presume que miles de personas permanecen atrapadas.

El 31 de octubre, Naciones Unidas publicó que la ciudad ya alberga “a más de 652.000 personas desplazadas”, que, mayoritariamente, llegaron a pie desde otras ciudades atacadas.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) estima en su página web la existencia de unos 11,3 millones de desplazados internos en Sudán desde el inicio del conflicto.

Según la ONU, más de 30.000 personas huyeron solamente de El Fasher desde su captura, muchas aún desaparecidas, y la Red de Doctores de Sudán informó que hubo al menos 1.500 asesinatos en las 72 horas posteriores a la toma, incluyendo 460 muertos en una masacre que se registró en el Hospital de Maternidad Saudí, de acuerdo con una denuncia presentada por la Organización Mundial de la Salud.

Múltiples organismos transnacionales alertan por ejecuciones sumarias, torturas, palizas y violencia sexual, al tiempo que en las redes sociales circulan videos hechos por los propios combatientes.

Desde que estallaron las hostilidades, The Guardian citó un informe que da cuenta de que hay un estimado de “más de 150.000 muertos” y que “ambas partes han cometido crímenes de lesa humanidad” en un conflicto durante mucho tiempo “eclipsado” por otras tensiones geopolíticas.

De acuerdo con la información que vertió el medio británico, Estados Unidos intenta persuadir a las partes para que respalden un plan de paz que acordó conjuntamente con Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.

“Comenzaría con una pausa humanitaria de tres meses seguida de un alto al fuego y una transición de nueve meses hacia un gobierno de civiles”, detalló. Según citó el medio informativo, el embajador sudanés en Reino Unido, Babikir Elamin, “pidió a Washington que designe a las RSF como organización terrorista”, y que “mientras el liderazgo de las SAF analizaba el plan de paz, las RSF estaban atacando El Fasher”.