Muchos lo llaman “el tren de UPM”, y prácticamente lo es si mantiene el recorrido que mantiene actualmente, causando serios problemas en varias localidades, como en Sarandí Grande, pero que tiene un efecto catastrófico en el tramo ciudad de Canelones-puerto de Montevideo, pero no necesariamente es el tren de UPM si en lugar de utilizar el recorrido existente se determina un recorrido diferente.

El 16 de junio de 2018, la diaria publicó un artículo de quien escribe esta nota en el que se detallaba la posibilidad de un recorrido alternativo de la vía férrea Paso de los Toros-puerto de Montevideo, en el tramo entre la ciudad de Canelones y la bahía de la capital del país. Se hablaba allí sobre la posibilidad de una ruta al oeste de la ciudad de Montevideo, y de todas las localidades al norte de la capital, incluida la capital departamental de Canelones, que no implicaba expropiaciones de prácticamente ninguna edificación y que terminaría en Punta de Lobos, cuya nueva escollera significaría una ampliación, del lado del Cerro, del puerto existente ya saturado, lo que además disminuiría la entrada a la bahía para su mayor protección. Esa nota publicada por la diaria incluso mostraba detalladamente uno de los posibles recorridos alternativos que se podrían trazar utilizando Google Earth Pro, que muestra la zona con un enorme detalle, tanto mediante una vista aérea como con una de costado. Además, el uso de esa herramienta es accesible para cualquier persona a la que le interese utilizarla. En Punta de Lobos está el dique de la Armada, que se trasladaría a Puntas de Sayago, desde donde podría utilizar la escollera que se construiría para el embarque de los productos trasportados por el ferrocarril.

El semanario Brecha, en su edición del viernes 11 de enero, dedicó cuatro páginas enteras a los inconvenientes y perjuicios que esa línea férrea moderna, construida en un recorrido del siglo XIX, seguramente va a producir. Eminentes técnicos opinaron sobre el tema en esa publicación, entre ellos nada menos que personalidades de gran prestigio técnico y político como el ex director de la Intendencia de Montevideo Juan Pedro Urruzola, que expresó, en diciembre de 2016, que esa vía “traería enormes perjuicios a Montevideo, a su territorio urbano y a la calidad de vida de sus habitantes, además de incrementar los conflictos de un puerto ya saturado”. O del ex intendente de Montevideo y brillante arquitecto Mariano Arana, gran defensor de la ciudad, que estima que ese trazado “contradice los planes de ordenamiento territorial”.

Pero, al no mencionar la posibilidad de un recorrido alternativo para el ferrocarril, prácticamente se está diciendo que la planta de UPM no debe construirse. Y eso no es cierto. Nada tiene que ver la planta con el recorrido del ferrocarril que necesita.

¿Que la construcción de lo que indico es algo caro? Sin duda alguna que lo es. Pero ¡qué alivio para el puerto actual! ¿Es más caro que la única solución que se plantea? No lo sé, ni nadie lo sabe, porque no se ha hecho público un estudio detallado de variantes al recorrido actual.

En su oportunidad el Ministerio de Transporte y Obras Públicas estableció que la construcción de la vía y el puerto en el Cerro era más cara que la elegida. Ignoro lo profundo de ese estudio alternativo y de su costo, pero ¿no es mucho más importante pensar en el Montevideo de dentro de uno o dos siglos que en el costo más o menos grande de una obra?

El puerto de Montevideo se construyó entre los años 1902 y 1909, y se siguió adelante a pesar de una terrible guerra civil en ese período. La maravillosa Rambla Sur se construyó entre los años 1923 y 1935, y en ese lapso de tiempo se construyeron el Palacio Legislativo y el estadio Centenario, a pesar de que en 1929 la Gran Depresión afectó a todo el mundo, incluido Uruguay. ¿Qué sería Montevideo sin esas obras de hace un siglo o más?

Todo esto no es más que una elucubración técnica, pero que debería ser considerada. La ciudad de Montevideo y su desarrollo lo necesitan, su puerto lo necesita, los frentistas a la vía actual lo necesitan. Los habitantes del Montevideo del año 2119 lo aclamarán, y no me digan que eso no interesa porque los ciudadanos de hoy no lo verán; los muy jóvenes de hoy sí lo verán, cada vez vivimos más años y, espero, lo apreciarán como nosotros cuando disfrutamos de la Rambla Sur o un clásico en el estadio Centenario, aunque no sepamos cuándo ni por quién fueron construidos, ni con qué dificultades económicas.

Grandeza, por favor, grandeza. Como supimos tener hace un siglo.

Héctor Curbelo es ingeniero especializado en vías de comunicación.