El jueves 12 se llevó a cabo la apertura al público del Archivo Oral de la Memoria, perteneciente al Museo de la Memoria (Mume) y la Asociación de Amigas y Amigos del Mume (Aamume). El Archivo Oral (como le decimos) comenzó a gestarse en el marco de un proceso de puesta en valor y creación de sitios de memoria.
En noviembre de 2015, el Mume, junto con el Espacio para la Memoria y los Derechos Humanos Casa de las Mujeres Quica Salvia (Intendencia de Canelones) y la Fundación Zelmar Michelini (FZM), organizó el seminario “Sitios de memoria y territorio. Intercambio de experiencias Uruguay-Argentina”. En este encuentro fue valiosísima la participación de Memoria Abierta, una alianza de organizaciones de derechos humanos argentinas que promueve la memoria sobre las violaciones a los derechos humanos del pasado reciente. Además de realizar un espacio de debate y disertación en el que participaron otras instituciones públicas y organizaciones sociales, se hicieron recorridos por diferentes lugares que funcionaron como centros represivos durante la última dictadura cívico-militar. Así, las personas que participamos en este seminario pudimos conocer lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención y tortura. En estos recorridos fueron surgiendo testimonios de las personas que habían estado detenidas en esos lugares.
Por otra parte, al pensar en la concreción de sitios de memoria comenzó a vislumbrarse la necesidad de recopilar datos y memorias sobre las vivencias en estos lugares. Por tal motivo, en junio de 2016 el Mume, la AaMume y la FZM organizaron la primera instancia de formación en torno a testimonios y memoria. El taller del Archivo Oral fue dictado por Alejandra Oberti, investigadora argentina en estudios de memoria, integrante de Memoria Abierta, y participaron otras instituciones públicas y organizaciones sociales. A partir de esta instancia de formación, en el Mume comenzamos a gestar un archivo oral propio, un gran anhelo presente en las personas que trabajaron en la creación del museo, allá por 2006-2007.
La creación del archivo no fue sencilla, dadas su importancia y complejidad. Durante varios meses se realizaron muchas reuniones para pensar temas tales como los objetivos, el alcance, la metodología, las preguntas a realizar, incluso el nombre. En esta primera etapa, el archivo se nutrió del aporte de profesionales y estudiantes de diferentes disciplinas académicas, como la historia, la antropología, la arqueología, la archivología, la psicología, el derecho, la museología y la arquitectura. Asimismo, formaron parte de esta tarea militantes en derechos humanos y ex presas y ex presos políticos, quienes aportaron desde su experiencia y vivencias personales. Por otra parte, durante la etapa de formación del archivo se llevó a cabo una serie de reuniones con profesionales de diferentes disciplinas académicas –historia, arqueología, psicología, ciencias políticas–, quienes se comprometieron a actuar como asesores voluntarios, aportando sugerencias y comentarios.
El equipo de trabajo del Archivo Oral y la dirección del Mume habían establecido una metodología de trabajo: historias de vida mediante entrevistas semidirigidas en las que la entrevistadora o entrevistador formula una serie de preguntas a modo de guía para construir la memoria de la entrevistada o entrevistado, al tiempo que una camarógrafa o camarógrafo registra el testimonio en formato audiovisual.
A su vez, hacia fines de ese mismo año el Mume solicitó colaboración a la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH) para brindar acompañamiento terapéutico para el grupo del archivo oral. Desde esa fecha hasta fines de 2018 se desarrolló un encuentro periódico para intercambiar reflexiones y resolver problemáticas.
En octubre de 2016 se hicieron las primeras entrevistas, agrupadas en torno a un eje central: el 300 Carlos/Infierno Grande. En una primera etapa, todas las entrevistas fueron realizadas a personas que estuvieron secuestradas en este centro clandestino, que funcionó entre noviembre de 1975 y abril de 1977, aproximadamente. Fue uno de los centros represivos más importantes de la última dictadura cívico-militar, ya que fue utilizado por el Organismo Coordinador de Operativos Antisubversivos para detener a cientos de militantes políticos –principalmente del Partido Comunista del Uruguay, la Unión de Juventudes Comunistas y el Partido por la Victoria del Pueblo, además de sindicalistas y militantes de otros grupos–. En este lugar fueron vistos por última vez Eduardo Bleier Horovitz, Juan Manuel Brieba, Fernando Miranda Pérez, Carlos Pablo Arévalo Arispe, Julio Gerardo Correa Rodríguez, Otermín Laureano Montes de Oca Doménech, Elena Quinteros Almeida, y Julio Escudero Mattos.
El jueves, el lanzamiento al público del Archivo Oral de la Memoria fue una excusa para volvernos a encontrar y unirnos ante presentes y futuras críticas o censuras hacia nuestras memorias.
Sin contar con documentación oficial sobre los detenidos en ese lugar, la coordinadora del archivo comenzó un trabajo de hormiga para armar un listado de personas que pasaron por ese lugar. Luego, se contactó a esas personas para contarles el proyecto e invitarlos a dar su testimonio.
En 2017, el archivo comenzó a engrosar sus contenidos con la inclusión de otro tipo de testimonios: familiares de las personas detenidas en el 300 Carlos; otros lugares de detención, como La Tablada y la Dirección Nacional de Información e Inteligencia; familiares de detenidos desaparecidos; exiliadas y exiliados; etcétera. Así, se comenzó a crear nuevas subseries, con el objetivo de archivar y organizar mejor los documentos audiovisuales.
En este recorrido, el Archivo Oral de la Memoria se ha nutrido con el aporte de personas de diversas disciplinas y de diferentes generaciones. Cabe mencionar que durante todo este proceso gran parte del equipo estuvo conformado por mujeres, quienes han participado en forma activa en los diferentes roles –coordinadora, entrevistadoras, camarógrafas, archivólogas–.1 Por otra parte, en el último año de trabajo ingresaron a trabajar muchas jóvenes estudiantes y profesionales. Actualmente, el equipo está conformado por personas que no vivieron durante la última dictadura cívico-militar. En lo personal, este es el punto más valioso del proyecto y el que más destaco como integrante del equipo: la participación activa de las jóvenes. A su vez, como joven que trabajo en pasado reciente desde hace varios años, es un orgullo y un placer entrevistar a personas que sufrieron y resistieron la violencia estatal durante los años más oscuros del país. Es mágico realmente escuchar los relatos de ex presas y ex presos, de exiliadas y exiliados, de personas que participaron en la Huelga General, en la creación de la CNT, en las movilizaciones estudiantiles en los años 50 y 60, que militaron en barrios, lugares de trabajo y estudio. Sin embargo, nuestra escucha no es pasiva. En las entrevistas se genera un espacio de intercambio, de diálogo, de preguntas que hacen pensar a la entrevistada, de charlas que hacen emocionar al entrevistado. Las entrevistas se convierten en encuentros únicos, íntimos, donde entrevistador/a, entrevistado/a y camarógrafo/a circulan por más de 50 años de vida personal, pero también política, social y cultural, guiados por la empatía, por un deseo de registrar esa memoria para difundirla. Ese rol activo del entrevistador/a genera un nivel de compañerismo y amistad con el entrevistado/a, que queda reflejado cuando nos volvemos a cruzar con ellas/os en diferentes instancias vinculadas a la temática. El jueves, el lanzamiento al público del Archivo Oral de la Memoria fue una excusa para volvernos a encontrar y unirnos ante presentes y futuras críticas o censuras hacia nuestras memorias.
Martín Varela Umpiérrez es museólogo y fotógrafo.
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Me gustaría mencionar los nombres de todas las personas vinculadas al Archivo Oral de la Memoria: Lucía Barragán, Dahiana Barrales, Isabel Cedrés, Laura Díaz, Paula Duffour, Noelia Fernández, Elbio Ferrario, Chiara Forneris, Martina García, Rodrigo García, Malena Laucero, Sofía de León, Silvia Maresca, Octavio Nadal, Marcos Olveyra, Vanesa Olmos, Rossana Passeggi, Ana Clara Puig, Gonzalo Rodríguez, Macarena Rodríguez, Mirta Toledo, Martín Varela, Romina Verrua, Antonia Yáñez. ↩