No voy a hacer un análisis de coyuntura ni de por qué se llegó a las firmas para habilitar un referéndum contra la ley de urgente consideración (LUC). Simplemente voy a contar e intentar interpretar cómo nos ve la gente del barrio, los vecinos y vecinas que pertenecen o votaron a la coalición de derecha que hoy gobierna en el país. Sobre todo, la visión de aquellos que son generadores de opinión y que luego sus correligionarios repiten mecánicamente.

Participé en cuanta barriada tuve oportunidad, levanté firmas en hogares, en puestos fijos, pero sobre todo intenté comunicarme con el oficialismo. Con aquellos que sabía que habían votado a la coalición de derecha; con ellos y en forma respetuosa fui a dialogar.

Preguntarán por qué hice eso. Sencillo: la solicitud de firmas para un referéndum es pedir, ante un tema de gran importancia, la posibilidad de que se discuta y el pueblo en forma directa decida qué hacer. Es un instrumento que se encuentra en la Constitución, que todos los partidos lo hemos utilizado, y estoy convencido de que refuerza la democracia directa. Por ese motivo consideré que dialogar con el oficialismo era sumamente importante.

Debo decir que los diálogos no fueron homogéneos; las conductas oscilaron desde el respeto al insulto, pasando por la extrema situación de una agresión. Vimos expresarse el machismo más descarnado, observando hombres a los gritos prohibirles a sus esposas que firmaran. Pero esto es sin duda un componente del carácter de los entrevistados, más que una posición de los partidos de derecha que integran la coalición. Lo que sí encontramos fueron algunos comunes denominadores que se repitieron en mucha gente entrevistada del oficialismo. Con esto no voy a decir que la conclusión tiene valor estadístico, pero sí podemos ver una actitud de muchos militantes de derecha totalmente incentivada por un discurso ideológico y un marketing que pocas veces observé.

Veamos cuáles fueron las afirmaciones más reiteradas en ese segmento de la población.

1) Cuestionamientos a cómo se generó la campaña por el referéndum

Relatan que vamos contra una ley que nosotros mismos votamos y que este referéndum fue generado por los sectores radicales del movimiento social y que el Frente Amplio (FA) los siguió.

El proceso de decisión de impulsar una campaña por el referéndum no es como lo relatan los voceros del oficialismo. Los frentes sociales y el PIT-CNT en su conjunto integran la Intersocial y fue esta la que demoró en ponerse de acuerdo sobre qué tipo de referéndum realizar, si contra 135 artículos de la LUC o contra su totalidad. Por un lado, el relato de la derecha es confuso, porque habla del total de la LUC cuando se sabe bien que la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM), el PIT-CNT, la mayoría del frente social y el FA aprobaron realizar un referéndum contra 135 artículos. El motivo fue que cuando se presentó la LUC (luego veremos cómo), con 502 artículos para aprobar en 90 días, se decidió que el FA tratara de mejorar en el Parlamento lo más posible la propuesta original, y de hecho se logró. El FA votó 243 artículos (47%), de los cuales 203 fueron modificados entre otros motivos por las propuestas del FA, y se aprobaron 40 artículos originales porque entendimos que mejoran las condiciones de vida del pueblo uruguayo. No se logró un acuerdo sobre 135 artículos que son los que se plantea someter a referéndum.

No tenemos una posición de que queremos que le vaya mal al gobierno; en ese caso estaríamos todos apoyando la derogación total. Así que decir que vamos en contra de una ley que nosotros votamos no es cierto; hay 135 artículos que no votamos y es sólo contra esos que vamos. El concepto de mayorías radicales que se imponen, la acusación de seguidismo de masas cae por tierra ante el relato objetivo de los hechos.

2) Decir que tanto el oficialismo como el FA son coaliciones

Esto es un grave error. El FA no es una coalición, nunca fue concebida así, no funciona así, su estructura no es una coalición. El FA es una coalición-movimiento, la gran diferencia son los comités de base. Estos son unidades territoriales donde estamos integrados los militantes de todos los partidos y los no sectorizados, que son la mayoría dentro del FA. En esas unidades se elaboran las posiciones del FA que pasan por las coordinadoras hasta llegar a la dirección del FA como postura de las bases. En la dirección del FA existe la misma cantidad de delegados de comité de base que de delegados de los sectores políticos, y su voto vale lo mismo.

En cambio, las coaliciones son simples acuerdos de cúpulas directivas y sus bases jamás tienen contacto para definir políticas o programas. Sus militantes responden a sus dirigentes partidarios, no al conjunto. No tienen un programa único y sólo tienen un acuerdo electoral. Que puedan existir errores en la transmisión o lentitudes en el FA sí es cierto, pero es absolutamente democrático en su funcionamiento. Los clubes políticos de los partidos tradicionales son de cada partido y jamás se integran en la base sus militantes para discutir y aprobar un tema. La forma de intentar decir que son lo mismo llamando “coaliciones” a ambas es un grosero error que no tengo dudas va en la misma línea de desprestigiar el sistema democrático republicano. Se intenta decir que somos todos lo mismo, que la política y los políticos son todos iguales, y esto hace que la gente se despolitice y se convierta en un ser indiferente.

3) Tratar de demostrar que nos oponemos a todo en forma irracional

Si esto fuera cierto, estaríamos impugnando toda la LUC y no 135 artículos; el resto de los 502 artículos cuenta con nuestro voto. Por supuesto que nos vamos a oponer a toda ley que debilite al Estado uruguayo, privatizando o desprotegiendo los bienes estratégicos, o que deteriore la autonomía en la educación, o que mengüe las garantías de los ciudadanos.

4) Que la militancia orgánica del FA no es representativa del electorado del FA

La respuesta es que no lo es, sin dudas, pero es que no lo tiene que ser. ¿O es que la militancia orgánica de los partidos tradicionales es representativa del electorado de esos mismos partidos? Tampoco, y tiene la misma explicación. El tema es no creernos unos iluminados, alejándonos de la ciudadanía. Otra cosa es cómo definimos quién ocupa los cargos en nuestros órganos de dirección y representación. Para ello tenemos congresos y elecciones. Si no se comparte, está bien, es otra visión, pero la nuestra no deja de ser una opción de democracia interna.

Existe un gran desconocimiento de lo que es como herramienta de cambio el FA, cómo está organizado, cómo funciona y cuál es su programa de gobierno.

5) Que los grupos radicales tienen copado al FA

Lo único que falta es que se plantee que se van a llevar los niños a Moscú y que nos van a invadir los tanques rusos. Se sigue mintiendo a la población. Se intenta confundirla y amedrentarla. Siguen con el cuco del comunismo y los tupamaros. Y no logran o no quieren entender que el FA es unidad en la diversidad, y que en algunos momentos predominan unas posturas y en otros momentos, otras. No niego la lucha ideológica interna y que son duras y escabrosas, pero quisiera saber yo dónde discute la militancia de base del herrerismo con los militantes de base de Cabildo Abierto o del Partido Colorado, cuando ni siquiera discuten entre los sectores del propio Partido Nacional. Ahí no copan los partidos radicales, ahí sólo mandan los dirigentes y la base acata.

6) Que FUCVAM, el PIT-CNT y el FA son lo mismo

¿Dónde o en qué país se prohíbe que alguien milite en un partido y en el frente social o sindical? ¿O acaso se ignora que los dirigentes de algunos sindicatos son del Partido Nacional? ¿Y qué tiene de malo? Pretender que porque existan militantes partidarios en un frente social este frente es lo mismo que la organización política es realmente inadmisible. En toda la historia de Uruguay han existido ejemplares sindicalistas que tenían clara filiación política y eso enriqueció la lucha ideológica, para el bien de todo el movimiento social. Dejemos claro: son organizaciones con estructuras y funciones diferentes, así como tienen militantes también diferentes. El FA es un partido político integrado por militantes sectorizados y no sectorizados de izquierda o progresistas, que disputa la toma del poder por la vía electoral, es una fuerza pacifista y pacificadora, constructora de un Uruguay mejor. El PIT-CNT es la organización representativa del conjunto de los trabajadores afiliados a la central. Está integrado por militantes de todos los partidos, sin importar su filiación política. Su objetivo es la defensa de los derechos de los trabajadores. FUCVAM es una organización social integrada por cooperativistas de vivienda sin importar su filiación política, cuyo objetivo es la defensa del derecho a una vivienda digna. Existe un sinnúmero de otras organizaciones sociales que se caracterizan por la defensa de objetivos específicos, que no enumeraremos. Lo que llama la atención es que no se escuchan las mismas críticas cuando hablamos de los integrantes de las cámaras empresariales, de la Federación Rural, etcétera, que pertenecen a los partidos tradicionales en su gran mayoría.

7) Que cuestionamos que se dé más poder a la Policía

Luchar contra el delito no se trata sólo de mayor represión, debe estar acompañado de fuertes políticas sociales focales, que implican la reeducación, creación de hábitos, contención, respetar los derechos de la gente privada de libertad. Son necesarias además la reinserción educativa y laboral del detenido y la reconstrucción de las redes sociales, destruidas por políticas neoliberales llevadas a cabo por los partidos tradicionales en más de 100 años de gobierno. El poder de las armas tiene que estar dependiente y controlado por el poder civil, por los jueces y fiscales, y los delincuentes tienen derecho a ser tratados con garantías. Si esto no fuese así, somos igual que ellos.

8) Defienden la pérdida de autonomía de Udelar y la acusan de monopolio corporativo

Los votantes de la coalición de derecha con los que conversamos hablan de la Universidad de la República (Udelar) como si fuese un antro de zurdos, al tiempo que ponderan a las universidades privadas como la panacea del conocimiento. Tienen bien claro que la gran diferencia es la autonomía y la extensión universitaria en la Udelar. Son dos palabras que odian con un sentimiento de clase pocas veces visto, y por eso cuando están en el gobierno cada vez que pueden toman medidas para limitarla y asfixiarla económicamente. No reconocen que la extensión universitaria es la forma de devolverle al pueblo lo que el pueblo da para financiar la Udelar, que es la forma de transferir conocimiento a las comunidades; no hacen mención a que los tres coordinadores del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) son egresados de la Udelar y que la gran mayoría de los científicos que integraban el GACH son egresados de la Udelar. Fueron estos hasta hace muy poco, a solicitud del gobierno, los que asesoraron para enfrentar la pandemia, pero lamentablemente se tomó parcialmente sus consejos.

9) Sostienen que la LUC hace más eficiente el Estado

La eficiencia del Estado se entiende como la posibilidad de quitar todas las barreras que impiden el abuso del sector privado. El único liberalismo que conciben es la desregulación absoluta del mercado. Eso se logra achicando el Estado y disminuyendo a su mínima expresión la capacidad de intervención. Nosotros creemos, en cambio, que el Estado debe tener un papel conductor y regulador, establecer normas claras y controlar su cumplimiento. Que los bienes estratégicos deben estar en manos del Estado y no de privados. Que se debe mejorar la eficiencia, capacitando a los funcionarios y reeducándolos en sus funciones.

10) Afirman que la LUC fue exhaustivamente discutida en la campaña electoral

Dicen que los referéndums sólo se deben invocar para cosas grandes. Una ley con 502 artículos que se votó en carácter de urgente, a mi entender, es grande. En la campaña electoral no se habló de la LUC: no podían hacerlo porque no tenían programa único. Recién después de octubre se pusieron a armar el programa. Así que afirmar que hablaban específicamente de los artículos de la LUC durante la campaña electoral es una gran mentira. Salvo que aceptemos que esta ley es expresión, junto con la Ley de Presupuesto, del programa que levantó Luis Alberto Lacalle Herrera y ejecutó en 1990, como así parece.

Luego de vistos y respondidos estos diez puntos, quisiéramos establecer algunas reflexiones.

El FA ha cometido múltiples errores, que en columnas anteriores he marcado.

En esta quiero establecer dos cosas. En primer lugar, que existe un gran desconocimiento de lo que es como herramienta de cambio el FA, cómo está organizado, cómo funciona y cuál es su programa de gobierno. En segundo lugar, eso permite a los dirigentes de los partidos tradicionales difundir información falsa, con constantes mentiras que hacen sentir odio por el FA, el odio de clase que sienten ellos y que ocultan con falsas máscaras ideológicas.

Daniel Parada es médico y fue profesor agregado en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.