Iniciado febrero empezó de pleno la campaña de cara al referéndum del 27 de marzo. En Montevideo hace días ya que en las calles, muchas plazas, las playas y en casi todos los barrios comenzaron actividades de movilización de ciudadanos, que convencidos recorren, reparten, pintan carteles o muros de la ciudad de rosado. También se puede ver a ese personaje de la pantera rosa saludando niños (quedará también en la memoria de estas nuevas generaciones) y entregando información para que toda la ciudadanía pueda acceder a los motivos y fundamentos que llevan a intentar derogar 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC).

Desde otros departamentos también llega información de las movilizaciones, recorridas, barriadas. Flores, San José, Canelones, Durazno. En cada zona va creciendo la movilización. Se van sumando ciudadanos convencidos para argumentar por qué es necesario votar por el Sí y recorren ciudades y localidades de cada departamento.

Hago un alto en este instante. Este es un gran logro de este proceso político-social que vive Uruguay; la ciudadanía se está haciendo cargo de su futuro y no espera a que tecnócratas o políticos profesionales digan qué hay que hacer. Un conjunto importante de ciudadanos se comprometió con su polis y sale día a día a escribir la historia de su comunidad. Este fenómeno en el siglo XXI es muy importante, porque deja ver la importancia de los procesos democráticos. Es importante no olvidarlos en el futuro.

En otros departamentos hay situaciones que marcan lo que será el tono de la campaña de los defensores de la LUC. En una nota anterior decía que en Paysandú se estaban coartando las libertades y que la Comisión del Sí de ese departamento denunciaba esta situación. Las autoridades municipales usan su poder para marcar qué es posible hacer y qué no.

Recordando a Ángel Rama en su obra La ciudad letrada podemos decir que en la Heroica se busca tener a “la ciudad ordenada”, y para eso no deben existir pancartas, pasacalles, calles pintadas o incluso nada del espacio público podrá hacer alusión a este referéndum. Incluso, se pretende que los conjuntos de carnaval que desfilan no lleven tampoco ninguna referencia al respecto. En su obra Rama hablaba y analizaba cómo los conquistadores-colonizadores habían ordenado la ciudad para controlarla y de esa manera someter a los bárbaros que habitaban esta zona del mundo.

Y en ese litoral de “nuestro” país (más adelante volveré sobre este punto) -en Salto más precisamente- nos enteramos de que todas las pancartas y propaganda por el Sí fueron destruidas y arrancadas de los espacios públicos. Fue en ese departamento que apareció una defensa de la LUC que recordaba a Stalin y Mao. De nuevo, se repite la lógica de “la ciudad ordenada”, en donde estos personajes históricos se convierten en bárbaros y enemigos de los gobernantes de turno.

El mundo de la propaganda y el mundo de las ideas no están despegados del mundo material: se forman en una sociedad concreta, con intereses económicos concretos. Cuando las ideas se instalan en la sociedad y se asientan en ella, se pueden convertir en celdas difíciles de romper. Por eso, se convierten en un arma poderosa y, por eso, algunas instituciones están en pugna constantemente en la sociedad.

El periódico en el que se publicó esta propaganda llega a buena parte del norte del país. Es decir que ese mensaje está dirigido a un público específico. Son las zonas fronterizas con el país que es presidido por el hoy casi desaparecido (los medios de comunicación no informan prácticamente nada de lo que sucede en Brasil, la situación social se intenta obturar) Jair Bolsonaro, quien afirmaba y expandía la idea del anticomunismo. Y cualquier opositor era tildado como tal.

El gobierno de turno tiene la siguiente ilusión: todo el país debe “funcionar” como estos departamentos del norte, en donde el orden es el de los sectores dominantes.

En otra zona del país como Rivera, el referéndum casi no ha tenido aparición pública. En esta zona los sectores organizados que impulsan el Sí tienen dificultades para emprender esta tarea. Es que allí la realidad es distinta al sur, donde las localidades son diferentes en cuanto a la socialización política. Es en ese territorio que existe el único gobierno del Partido Colorado y donde los cabildantes han obtenido en las últimas elecciones nacionales una votación más que aceptable (no así en las departamentales, cuando quedaron debajo del Frente Amplio, en cuarto lugar).

Un dato que quizá sea irrelevante es el siguiente: en la última edición de la noche de las librerías en este departamento no existía ninguna librería que se adhiriera a dicha celebración. Esta movida cultural -el año pasado al menos- no llegó al departamento. Quizá sea insignificante, pero es un dato que puede ayudar quizá a pensar procesos político-sociales que tienen además largo tiempo. Tampoco Artigas tuvo una librería que se adhiriera a esa movida cultural. Me surge la pregunta: ¿es un tema de mercado y/o es un tema cultural más profundo?

Construyendo otras ilusiones

Este panorama lleva a terminar estas líneas reflexionando sobre las múltiples realidades que vivimos en Uruguay. El imaginario social nos lleva a pensar y a hablar de un Uruguay homogéneo. Ya ha sido dicho que esto no fue casi nunca así. Hugo Achugar, en La balsa de la medusa, lo analiza de manera interesante. Pero superar ideas establecidas que se vuelven dominantes es muy difícil y una tarea permanente para quienes pretenden cambiar la sociedad.

El gobierno de turno tiene la siguiente ilusión: todo el país debe “funcionar” como estos departamentos del norte, en donde el orden es el de los sectores dominantes. Quizá el ideal sea el de la canción de Santiago Chalar y Santos Inzaurralde, “Pida patrón”.

Por eso, impuso la LUC de manera relámpago en medio de una pandemia en la que las organizaciones populares no podían hacer sentir su voz y su desacuerdo por estar el país en un período de desmovilización total; por eso, eliminó los Consejos de Educación en Primaria, Secundaria y Técnica; por eso, avanzó en materia punitiva y en varios artículos aumentó las penas de los delitos, y hoy ya se evidencia un aumento en las personas privadas de libertad; por eso, cambia las reglas que ordenaban al Instituto Nacional de Colonización; por eso, desarrolla una persecución sindical (el ejemplo de la Federación Nacional de Profesores es el más evidente y hoy el gobierno debe responder el pedido de la Organización Internacional del Trabajo por la denuncia que este sindicato presentó junto con el Internacional de la Educación).

Como afirmaba José Luis Rebellato en Ética de la liberación: “La [dominación] ético-cultural es difícil de combatir, pues se arraiga en el inconsciente colectivo. Nos moldea en la totalidad y en nuestra personalidad, en nuestros deseos y nuestros proyectos”. Seguramente, este proceso político que se está desarrollando para eliminar 135 artículos de la LUC y que están desarrollando los ciudadanos de este país romperá esta dominación ético-cultural. Aunque esa ruptura nunca es definitiva y siempre habrá que continuar buscando los espacios y caminos para afirmar otra sociedad.