El tratamiento parlamentario del proyecto de presupuesto era un gran desafío para el gobierno presidido por Yamandú Orsi. Hoy vemos que el Frente Amplio (FA) lo superó y que la oposición, en cambio, comprobó que tiene por delante problemas considerables.

Colisión republicana

Sabíamos desde fines de 2024 que ninguno de los dos bloques enfrentados en el balotaje iba a tener mayoría propia en la Cámara de Representantes, donde el FA logró 48 bancas, los partidos que integraron la anterior coalición de gobierno sumaron 49, y las dos restantes le correspondieron a Identidad Soberana (IS), la fuerza política liderada por Gustavo Salle. A partir de esa relación de fuerzas se planteaban distintas posibilidades, pero algunas fueron descartadas rápidamente.

La primera hipótesis en caer fue la de quienes consideraban probable que la Coalición Republicana (CR) sumara los votos de IS para formar mayoría contra iniciativas oficialistas. El problema no fue –ni es– que a Salle y su hija Nicolle les falte voluntad de manifestar su rechazo a las propuestas del FA y a muchas otras, sino que Cabildo Abierto (CA) decidió que marcaría su propio perfil en el Parlamento, en vez de alinearse como una fracción menor de la CR.

Pocos días después de la primera vuelta del año pasado, Guido Manini Ríos sostuvo que no tenía sentido “hacer una coalición para ser sistemáticamente oposición”, que él no tenía “vocación de palo en la rueda” y que CA iba a “analizar cada situación” para definir el voto de su par de representantes en la cámara baja.

En junio, esos dos votos permitieron la aprobación del aumento del tope de endeudamiento que propuso el Poder Ejecutivo en su proyecto de Rendición de Cuentas correspondiente a 2024. En agosto, cuando el ministro Edgardo Ortuño fue interpelado por la cancelación del proyecto Arazatí, CA presentó una moción propia que resultó mayoritaria con el apoyo del FA, en vez de acompañar la desaprobación respaldada por los partidos Nacional (PN), Colorado (PC), Independiente (PI) e IS. En setiembre, frenteamplistas y cabildantes volvieron a formar mayoría para postergar la formación de una comisión investigadora sobre la compra de la estancia María Dolores por parte del Instituto Nacional de Colonización.

En otras ocasiones, CA votó junto con sus aliados en la anterior coalición de gobierno, pero no participa en la mesa de coordinación parlamentaria de la CR que comenzó a reunirse el 30 de setiembre, y ya quedó claro que en Diputados se negocia caso a caso.

En esa cámara, la coordinación mencionada puede reunir 47 votos en 99, pero su primer resultado fue una gran dispersión: cuando se votó en general el proyecto de presupuesto, el PN lo respaldó, el PI lo rechazó y el PC se dividió. Durante la votación artículo por artículo, que continuará hasta el jueves de esta semana, el apoyo cabildante permitió que se aprobaran las principales propuestas tributarias del Ejecutivo. A cambio, CA logró, como deseaba, reasignaciones para aumentar los salarios del personal militar subalterno y los recursos para Sanidad Militar.

Contrafactualidades

Blancos, colorados e independientes aprueban los desembolsos propuestos por el Ejecutivo, e incluso reclaman que sean mayores en varias áreas, pero no votan parte de los recursos previstos para realizar esos desembolsos. Si hubieran sido mayoría, el proyecto de presupuesto habría quedado desfinanciado por voluntad de quienes suelen llenarse la boca con críticas al déficit fiscal.

Por supuesto, es preciso tener en cuenta la secuencia de las decisiones políticas. Una vez que se supo que los votos cabildantes permitirían la aprobación de los cambios tributarios, los partidos que integran la coordinación parlamentaria de la CR quedaron habilitados para oponerse a ellos sin que esto tuviera consecuencias prácticas.

Del mismo modo, antes, cuando se supo que CA votaría el proyecto en general, esos otros partidos pudieron decidir qué hacían considerando sólo cuestiones de imagen pública. Los nacionalistas y una parte de los colorados prefirieron mostrar un perfil responsable, mientras que el resto del PC y el diputado del PI optaron por destacar su rechazo. En definitiva, no contar con los cabildantes aumentó la libertad de acción de todos sus anteriores socios.

Por otra parte, con los aspectos macroeconómicos ya resueltos, y en la etapa actual de reasignaciones, estos partidos también están cómodos. Pueden proclamar su apoyo a todas las demandas y acusar al oficialismo de darles un apoyo insuficiente a muchos organismos que ellos mantuvieron a pan y agua durante el período anterior, cuando la situación fiscal era más holgada que la que dejaron en herencia.

Más allá de estos movimientos tácticos, el debate presupuestario puso de manifiesto la ausencia de un plan estratégico común en la oposición. La transformación de la CR en un lema unificado para las próximas elecciones nacionales, resistida por sectores colorados y de la que ya han tomado distancia dirigentes nacionalistas como Martín Lema, parece aún lejana e improbable.