En 1925, la visita de Einstein a Montevideo removió el ambiente intelectual, intensificando el debate entre ciencia y filosofía. Su diálogo con Carlos Vaz Ferreira exploró los límites del conocimiento y los tópicos de la verdad y la realidad.
Albert Einstein: viajero de la relatividad
En 1905 Albert Einstein (1879-1955) presentó cinco de sus contribuciones más importantes a la ciencia. En la primera explica el efecto fotoeléctrico. Sostiene que la luz puede concebirse no sólo como una onda de energía que viaja a través del éter, sino como un conjunto de partículas diminutas llamadas fotones. En el segundo trabajo, propone un método original para determinar las dimensiones moleculares a partir de la difusión y la viscosidad de soluciones diluidas de sustancias neutras. En el tercero, emplea un análisis estadístico de colisiones aleatorias conocido como movimiento molecular browniano para explicar el movimiento errático de partículas microscópicas en un líquido y propone la existencia real de átomos y partículas, aportando nuevos elementos a la hipótesis atómica. En el cuarto artículo, a partir de una serie de experimentos mentales para problematizar el concepto de simultaneidad, propone que la velocidad de la luz en el vacío tiene un valor universal y descarta la concepción newtoniana de un tiempo y un espacio absoluto. Por último, en el quinto trabajo postula la equivalencia entre masa y energía.1 Einstein fue uno de los fundadores de la mecánica cuántica, aunque pronto empezó a distanciarse de ella.
En 1915, a partir de un experimento mental que venía desarrollando desde tiempo atrás y que involucraba a un hombre encerrado en un ascensor en caída libre, propuso que la gravedad y la aceleración son la misma cosa. En una serie de conferencias realizadas ese mismo año presentó la teoría de la relatividad general, que sostiene que la gravedad es un efecto de la curvatura del espacio y el tiempo.
Entre 1921 y 1933, Einstein emprendió una serie de viajes intercontinentales de larga duración. En 1922-1923 conoció el Lejano Oriente, Egipto, Palestina y España. En 1925 se trasladó a América del Sur y visitó Argentina, Brasil y Uruguay. Numerosos factores fueron decisivos tanto para la generación de las invitaciones –desde la evolución de las comunidades científicas locales hasta la aceptación de la relatividad– como para su aceptación por parte del físico: la difusión de sus teorías, el restablecimiento de la cooperación internacional entre las comunidades científicas alemanas y extranjeras, su implicación política y su identidad como alemán y judío. El historiador de la ciencia Jürgen Renn ha sostenido que, durante este período, “la ciencia se convirtió en mensajera de la cooperación internacional y Einstein en su principal protagonista”.2
Carlos Vaz Ferreira: su interés por la teoría de la relatividad
Carlos Vaz Ferreira (1872-1958), principal filósofo uruguayo, era reconocido en ese momento como uno de los intelectuales más importantes del continente. Había escrito varias de sus obras más importantes. A partir de 1913, fue maestro de conferencias en la Universidad de la República, desde cuya cátedra reflexionaba sobre distintas temáticas, incluida la relación filosofía-ciencia.
Vaz Ferreira siempre tuvo un profundo interés por el conocimiento científico. Sea cual sea la relación de la filosofía con la ciencia, es un hecho que la ciencia emite filosofía y que esa emanación filosófica se intensifica en los períodos de gran actividad científica. No es posible circunscribir el saber a la ciencia y eliminar la filosofía, porque tan pronto aquella se profundiza obliga, necesariamente, a los propios científicos a filosofar. Ciencia y filosofía cooperan en la búsqueda de la verdad.
La realidad es vasta y compleja, nos supera, sostiene Vaz Ferreira; los seres humanos hemos construido herramientas que nos permiten entrar en contacto y operar sobre ella. Pero los sistemas científicos que se crean para pensar el mundo son simplificaciones y se debe estar alerta frente al peligro de olvidar que siempre hay algo de la realidad que escapa al esquema, y de confundir la representación o el instrumento con la cosa. Más allá de sus éxitos y sus posibilidades de aplicación práctica, es fundamental tener presente el carácter instrumental de las ciencias; lo que ellas ofrecen no es la realidad y menos aún toda la realidad. La ciencia es terreno sólido en el que apoyarse, pero, al mismo tiempo, “es un témpano flotando en el océano”.3 Los sistemas científicos deben ser complementados por la filosofía, que es capaz de reconocer las diferencias entre simplificación y realidad y, sobre todo, es capaz de reconocer el valor y las limitaciones de la ciencia.
La observación de Vaz Ferreira no niega la autenticidad del conocimiento científico ni invalida la ciencia. Lo que propone es un cambio de actitud frente a su sensación de certidumbre: reconocer su parcialidad y singularidad. Vaz Ferreira hace una invitación a profundizar, en el plano filosófico, el pensamiento iniciado en el ámbito científico. No hay frontera entre ciencia y filosofía, sus límites no son precisos, ellas “trabajan en continuidad, [...] unidas”,4 porque “si se analiza cualquier trozo del témpano mismo, resulta hecho de la misma agua del océano [...] La ciencia es Metafísica solidificada”.5 El pensamiento puede detenerse en el plano científico por motivos prácticos, pero seguir pensando es pasar gradualmente a los problemas filosóficos. Entre ciencia y filosofía hay una región intermedia de conocimiento clarificador que Vaz Ferreira concibe como de intercambio fructífero. Por ella pasan los científicos que se atreven a llevar el análisis más allá de la ciencia y los filósofos que acuden a buscar en la ciencia nuevos materiales para la reflexión.
Entre marzo y julio de 1922 Vaz Ferreira dedicó, en su cátedra, diez conferencias al análisis crítico de la teoría de la relatividad, desde un punto de vista filosófico y lógico. Aunque declara manejar sólo la matemática elemental, saber muy poca física, ni bastante astronomía, no saber alemán y que es difícil encontrar buenas traducciones, en su primera conferencia Vaz Ferreira manifiesta: “En estas condiciones ¿por qué voy a hablar a ustedes de estas teorías, y sobre todo, por qué voy a empezar a hablarles ya, ahora? Desde luego, porque no puedo evitarlo [...] Hace algún tiempo que estoy en ello; leo, pienso, me esfuerzo [...]. Estamos en una época científica excepcional y apasionante. Las teorías y los descubrimientos estallan continuamente, son como fuegos artificiales de teorías y hechos nuevos; continuamente, cada mes, cada número de revista”.6
Considera que la teoría de Einstein juega un papel único en la historia de la ciencia, valorizando trabajos matemáticos, adelantos en la astrofísica, impulsando ramas de la física y la química y repercutiendo, incluso, en la filosofía, con las nuevas concepciones del espacio y del tiempo. Aduce que la vulgarización de estos hechos se está extendiendo y se corre el riesgo de que no se haga en forma correcta. Por último, manifiesta que en países como el nuestro hay que atender especialmente a la ciencia, y orientar, no ahogar, las vocaciones hacia ella, por lo que siempre ha sostenido la enseñanza superior y defendido la relación filosofía-ciencia.
Einstein tenía anotados en una pequeña libreta los nombres de las personas que quería conocer en cada país: en Montevideo sólo figuraba el nombre de Carlos Vaz Ferreira, cuya obra ya conocía.
Las grandes teorías tienen dos aspectos: uno científico y otro filosófico. “El científico, por deficiencia de conocimientos o de hábitos filosóficos puede equivocarse, o no ver, o falsear la significación o el alcance de los hechos. Pero puede también contribuir a completar el análisis filosófico”.7 Por último, refiere a trabajos propios relacionados con algunos puntos de estas teorías, en los que destaca el carácter instrumental y simbólico de las matemáticas y el peligro de trascendentalizar ilegítimamente, de crear absolutos.8 “Pero si llegamos a tomar la fórmula o los procedimientos matemáticos como las representaciones de verdades en sí, es cuando caemos en falacia de trascendentalización ilegítima”.9
Diálogo entre ciencia y filosofía
Einstein estuvo en Uruguay en dos ocasiones: la primera, el 24 de marzo de 1925, cuando el barco en que venía desde Río de Janeiro permaneció por pocas horas en nuestro país, preparándose para cruzar a Buenos Aires; la segunda, entre el 24 de abril y el 1° de mayo, al regresar desde Buenos Aires con rumbo a Río de Janeiro.
Los días 25, 27 y 29 de abril, Einstein dictó un ciclo de conferencias titulado “Bases generales de la teoría de la relatividad”, en el salón de actos públicos de la Universidad de la República, ante una numerosa audiencia conformada principalmente por docentes y estudiantes. La primera conferencia versó sobre aspectos esenciales de su teoría y presentó un esquema del camino seguido desde la relatividad especial a la general. En la segunda culminó su exposición de la teoría de la relatividad restringida, señaló las modificaciones que, en su teoría, deben hacerse a las leyes de la mecánica clásica y consideró la relatividad generalizada. En la tercera reinició el tratamiento de la teoría de la relatividad generalizada para los campos gravitatorios y se ocupó de las comprobaciones experimentales de su teoría.10
Einstein tenía anotados en una pequeña libreta los nombres de las personas que quería conocer en cada país: en Montevideo sólo figuraba el nombre de Carlos Vaz Ferreira, cuya obra ya conocía. Por su parte, el filósofo, enterado de la visita de Einstein manifestó su deseo de entrevistarse con el físico. Resultado de ese interés mutuo, el viernes 24 de abril compartieron, primero, una caminata por la avenida 18 de Julio, encuentro que quedó registrado en la fotografía tomada en la Plaza de los Treinta y Tres, y que posteriormente diera lugar a la escultura que actualmente allí se encuentra. Luego, en la tarde del mismo día, se reunieron para continuar debatiendo ideas. Existe una versión no oficial del diálogo que mantuvieron, publicada en El País del día siguiente.
Vaz Ferreira le obsequió un libro, probablemente Le Pragmatisme; exposition critique (1914), en el que discute y critica ideas fundamentales de esa corriente de pensamiento, fundamentalmente las de William James. El interés principal de Vaz Ferreira es el tópico de la verdad. La verdad, según el pragmatismo, tiene como elemento definitorio la utilidad; el conocimiento constituye una manera de reaccionar vital, que otorga al organismo la mejor adaptación al medio, contribuyendo así a su supervivencia.
La estrategia de Vaz Ferreira consiste en mostrar cómo la aplicación de la verdad pragmatista lleva a resultados inaceptables.11 En particular, Vaz Ferreira toma la idea de James de que las verdades se asemejan a un sistema de crédito, y señala el error práctico del pragmatismo de perseguir la verdad por lo que paga, “contado”, por sus consecuencias inmediatas, mientras que, según el filósofo uruguayo, “nuestra conducta práctica más razonable, aún desde el punto de vista pragmatista, es la de buscar la verdad incondicionalmente y prescindiendo en absoluto de esos beneficios: dándolos por seguros”.12 Vaz Ferreira habla de un interés teórico por la verdad, independientemente de sus resultados, como el real factor dinamizador del desarrollo científico y moral, y considera que la adopción unilateral del pragmatismo estrecho lo cercenaría porque, dado su interés exclusivo en aquello que tiene consecuencias inmediatas, descartaría las propuestas especulativas (hoy) improductivas. “Lo que James no ha sabido ver [...] es que, la verdad, paga, es cierto; pero paga a crédito”.13
Antes de abandonar Montevideo Einstein le escribió una carta a Vaz Ferreira, en la que se defiende de ser calificado como pragmatista y argumenta que la verdad no existe. “He comenzado a leer vuestra obra sobre el pragmatismo. Yo no soy pragmatista. Encuentro que ofrece una definición imperfecta de la verdad. Pero si yo fuera pragmatista, respondería a vuestra crítica del pragmatismo de la manera siguiente: no doy una definición de la verdad porque la verdad no existe. Se puede simplemente dar una definición de verdad de un enunciado en relación con un complejo dado y bien determinado (limitado) de consecuencias” (subrayado en el original).14 A pesar de estas discrepancias, “le concedo que esta observación no cambia nada vuestra crítica del empleo que hace James de su doctrina”.15 Agrega, además, que cree que el concepto de verdad no puede ser tratado aisladamente del de realidad. La carta culmina lamentando no haber podido discutir con él todas esas cuestiones debido a sus numerosos compromisos sociales.
El entusiasmo de Vaz Ferreira por esta temática no se redujo a la época de auge de la teoría de la relatividad. En 1940 publicó Transcendentalizaciones matemáticas ilegítimas y falacias correlacionadas, cuyo origen puede referenciarse, entre otras, a sus conferencias sobre relatividad anteriores a 1925. Asimismo, en abril de 1955, en ocasión de la muerte de Einstein, como decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias dictó una conferencia en honor al sabio alemán.
María Laura Martínez es profesora titular de Filosofía e Historia de la Ciencia de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad de la República.
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Moraes, D. (2019). Einstein en Uruguay. Crónica de un viaje histórico. Ediciones B. ↩
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Renn, J. (2013). Einstein as a Missionary in Science. Science & Education 22: 2577. ↩
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Vaz Ferreira, C. (1963a). Fermentario (tomo X). Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay: 122. ↩
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Ibid.: 195. ↩
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Ibid.: 122. ↩
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Apuntes de Sara Vaz Ferreira con base en las conferencias de su padre. [Inédito]. ↩
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Ibid. ↩
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Ibid. ↩
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Vaz Ferreira, C. (1963b). Algunas conferencias sobre temas científicos, artísticos y sociales (tomo XII). Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay: 75. ↩
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Ortiz, L. y Otero, M. (2001). Removiendo el ambiente: la visita de Einstein al Uruguay en 1925. Mathesis II (1): 10-20. ↩
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Malvasio, D. (1996). Sobre el pragmatismo de William James en la óptica de Vaz Ferreira, en Andreoli, M. (Comp.) Ensayos sobre Carlos Vaz Ferreira. FHCE-Udelar: 2178-2220. ↩
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Vaz Ferreira, C. (1920). Conocimiento y acción. Barreiro y Ramos: 125. ↩
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Ibid.: 124. ↩
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Rosenkranz, Z. (2023). The Travel Diaries of Albert Einstein. South America, 1925. Princeton University: 192-193. ↩
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Ibid. ↩