Deporte
Cuando les diga a los muchachos
El bombazo reventó en el arco cuando faltaban apenas cinco minutos para terminar. El Japonés Rodríguez -puro talento y calidad mayúscula- apuntó seco y mandó la guinda brillosa a morir en las redes, a tocar las piolas, mientras un sonido de violines y mandolinas se enredaba con el mundo de miradas turbias y caras con interrogantes. Cayó el 2-2 pesado igual que un viaje de pedregullo, de varillas, o de tandas publicitarias en época de elecciones. Todo envuelto en la gritería de los muchachos de River y el desconcierto aurinegro.