La segunda vuelta electoral en Chile dejó a la Concertación de Partidos por la Democracia fuera del gobierno, una situación inédita para la coalición centroizquierdista en el poder desde que terminó la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). El próximo presidente chileno será un empresario multimillonario, de esos que aparecen en la revista Forbes, Sebastián Piñera. Anoche, con más del 60% de los votos escrutados, el candidato recibía el 52% de apoyo. El ex senador, ex presidente y candidato oficialista que compitió con él, Eduardo Frei, obtuvo el 48% de los votos.

Con Coalición por el Cambio, un conglomerado de partidos que apoyaron a Piñera, la derecha chilena vuelve a triunfar por la vía democrática, lo que no lograba desde 1958. Luego de 17 años de dictadura, la hoy oficialista Concertación ganó cada vez que Chile fue a las urnas. Hasta ayer.

Al asumir su derrota, Frei le deseo éxito a Piñera en su gestión, se mostró confiado en que “el interés colectivo y el bien común” prevalecerán en esta nueva etapa y agradeció a quienes lo votaron. Señaló que desde el Senado hará una firme oposición. El candidato concluyó: “Desde la recuperación de la democracia hemos sido protagonistas en la formación de nuestra nación; Chile es mucho mejor que el país que recibimos en el año 1990”.

Dos horas después, Frei apareció en público junto a Piñera. Tal como la última vez que debatieron, estaban vestidos con ropa casi idéntica: traje negro, camisa blanca y corbata roja.

La victoria de la derecha puede significar una ruptura en la política de derechos humanos que impulsa el gobierno de Michelle Bachelet, que entre sus señales más recientes incluyó la creación de un museo de la memoria, que recuerda las violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura de Pinochet.

Mientras Frei, hijo de Eduardo Frei Montalval ex presidente asesinado por el régimen pinochetista, proponía continuar la línea política de Bachelet, en cuyo gobierno se sucedieron los juicios a ex represores, Piñera no parece llegar con la misma tónica al Palacio de La Moneda.

Para empezar, Piñera se manifestó en campaña electoral abierto a integrar a su equipo a personas que hayan sido funcionarios durante la dictadura. Si bien el lunes pasado durante un debate público con Frei el candidato derechista se declaró contrario a integrar a su gabinete a ex funcionarios de la dictadura, no se negó a que ocupen cargos de confianza, porque “el hecho de haber trabajado para un gobierno, sin haber cometido delitos, no es ningún pecado”, según su argumento.

Piñera insistió en que votó por el “no” en el plebiscito que definió el fin de Pinochet en el gobierno, pero luego apoyó una amnistía a autores, cómplices o encubridores de delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura, recordaron los corresponsales de BBC.

En otros temas sociales, Piñera se manifestó en contra del matrimonio entre las personas del mismo sexo, aunque acepta la unión civil gay.

Otro cambio que propuso el líder de la Coalición, dueño o accionista de grandes empresas como la aerolínea LAN, el canal Chilevisión, y el equipo de fútbol Colo-Colo, es reducir el papel del Estado en la economía. Piñera, que según la revista estadounidense Forbes tiene una fortuna estimada en 1.000 millones de dólares y se ubica en el puesto 701 en la lista de los más ricos del mundo, propone mejorar la administración, fomentar las inversiones privadas a través de incentivos, y combinar un mercado que funcione bien y un Estado que proteja a quien lo necesita, pero que intervenga lo menos posible.

El próximo presidente, luego de un partido de futbolito con gente de su Coalición por el Cambio, el sábado, hizo un paralelismo entre los seis goles que hizo ese día y los puntos porcentuales de ventaja que le sacaría a Frei, informó El Mercurio. Prometió que ganaría por esos mismos seis puntos. Estuvo lejos, pero logró el triunfo.

Piñera, que asumirá el 11 de marzo, ya recibió las felicitaciones telefónicas de Bachelet y se reunirá mañana con la presidenta para cumplir con la “tradición republicana”, que así lo marca en Chile desde el retorno a la democracia, informó la agencia de noticias EFE.

Entre las cuentas pendientes que quedan del gobierno de Bachelet para su sucesor está eliminar los asentamientos para el bicentenario, el 18 de setiembre, y establecer nuevas líneas de metro para lo que fueron comenzadas las obras pero se finalizarán en el próximo período.

Los retos del nuevo gobierno serán el estreno de los ministerios de Energía y Medio Ambiente; financiar un déficit fiscal del 1,1% del PIB, producto de la crisis mundial de la que Chile se recuperó rápidamente; la publicación de un nuevo índice de pobreza realizado con nuevos parámetros, con los que se prevé que aumentará la cantidad de pobres a 14% de la población; y comenzar el camino de nuevas propuestas en el plano energético, como la creación de una represa hidroeléctrica.

La mayoría de estos proyectos figuraban en el programa de Piñera y aunque habrá líneas de corte entre un gobierno de izquierda y otro de derecha, prevalece el continuismo, indican analistas chilenos citados por el diario local El Mercurio.

El diputado derechista Iván Moreira señaló ayer, después de votar, que el próximo tiene que ser “un muy buen gobierno” porque si la Concertación vuelve a ganar en 2014, la derecha “tendrá que esperar otros 50 años”.