Hace algunas semanas el Comité de Política Monetaria, dependiente del Banco Central de Brasil (BCB), decidió mantener la tasa Selic (por las siglas de Sistema Especial de Liquidación y Custodia, es la tasa de referencia para los intereses brasileños), pero el gobierno ha reconocido que no descarta futuros movimientos al alza de las tasas si se mantienen firmes las presiones inflacionarias que viene afrontando la economía norteña. Actualmente la tasa de referencia se ubica en 10,75% y ya había sido movida al alza en más de una oportunidad en lo que va del año como forma de combatir la inflación (previendo que, al aumentar el rendimiento de los depósitos y encarecer el crédito, se desestimula el gasto y se contribuye a “enfriar” la economía).
El Índice de Precios al Consumidor Armonizado (IPCA) brasileño había permanecido casi incambiado durante los meses de junio, julio y agosto, pero a partir de setiembre los precios comenzaron a exhibir una nueva tendencia alcista, con incrementos de 0,45% en ese mes, 0,75% en octubre y 0,83% en noviembre. Este último fue el mayor aumento de precios mensual en los últimos cinco años, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE). Si bien la inflación acumulada de los últimos 12 meses cerrados en noviembre fue 5,63%, dentro del rango meta definido por el Banco Central, la evolución de los precios se viene alejando del centro de ese rango, que fue fijado en 4,5% por la autoridad monetaria.
Los registros inflacionarios de los últimos tres meses han llevado, lógicamente, a que los analistas privados eleven sus proyecciones para el acumulado del año en curso. La última encuesta de expectativas de inflación divulgada por el BCB señaló que en promedio los expertos creían que la inflación iba a cerrar el año en 5,85%, una proporción que no justifica alarma alguna pero que da cuenta de un nuevo aumento acelerado de las previsiones, ya que la anterior encuesta se había realizado una semana antes, con una proyección para el acumulado del año de 5,78%.
De todos modos, se mantuvieron incambiadas las previsiones para 2011, que proyectan un alza de los precios de 5,2%, algo menor que el esperado para el año que está terminando.
Se va para arriba
Al igual que muchos otros países de la región, en Brasil las causas que provocan la existencia de persistentes presiones inflacionarias están asociadas básicamente con dos fenómenos: por una parte el aumento de los precios de algunos de los principales bienes que Brasil exporta, lo que termina repercutiendo en los precios internos (el fenómeno que se conoce como “inflación importada”) y, por otra, la presión que ejerce la propia demanda interna de bienes, como consecuencia de que la economía está en una fase de robusto crecimiento.
Según recoge la agencia Reuters, Alexandre Tombini, elegido por Dilma Rousseff para presidir el Banco Central, aseguró a los legisladores durante su audiencia de confirmación que contaba con todo el apoyo de la presidenta electa para contener la reciente tendencia al alza de los precios, manteniendo al mismo tiempo un enérgico crecimiento económico. “Nuestra política monetaria en los próximos años será realizada mientras las perspectivas en el exterior continúan volátiles, ante lo cual debemos permanecer atentos”, advirtió Tombini.
“El éxito de la economía brasileña en superar la crisis durante 2008 no debería opacar el ambiente desafiante que tendremos en el exterior”, agregó, reafirmando que “el objetivo fundamental de la política monetaria es mantener la inflación a un nivel bajo y estable” y que, “más allá de eso, el Banco Central necesita tener credibilidad, de modo que su política monetaria pueda cumplir sus objetivos”.
Hace dos semanas se dio a conocer el informe de cuentas nacionales para el tercer trimestre del año, período en el que la economía brasileña siguió expandiéndose, aunque a un ritmo inferior que el registrado en el trimestre anterior, según informó el IBGE. En términos desestacionalizados, el Producto Interno Bruto (PIB) creció 0,5% en el período julio-setiembre en relación con el trimestre anterior. En la comparación contra igual trimestre de 2009, el crecimiento del PIB se situó en 6,7%, y el acumulado en los nueve primeros meses de 2010 registró un incremento de 8,4% respecto al mismo período del año anterior.
Según el mismo informe del IBGE, en el tercer trimestre del año los sectores más dinámicos fueron el financiero, con un crecimiento desestacionalizado de 3,1%; la extracción de minerales, que creció 1,9%, y el comercio, que tuvo un alza de 1,4%. Por otra parte, hubo tres sectores que presentaron resultados negativos: el agropecuario, que cayó 1,5%; la industria manufacturera, que se contrajo 1,6%, y la construcción, cuyo desempeño disminuyó 2,3% (en todos los casos el punto de referencia es el trimestre anterior).
A pesar de la desaceleración, el dato del tercer trimestre no preocupa, ya que las altísimas tasas de crecimiento que había exhibido la economía norteña en los dos primeros trimestres del año aseguran un robusto incremento acumulado en el conjunto de 2010. Además, el gobierno y analistas independientes coinciden en que era impensable que se mantuvieran tasas de crecimiento como las que se registraron en el período enero-marzo (cuando el PIB aumentó 9,3% y mostró el mayor incremento interanual de los últimos 14 años) por el efecto que un aumento de la producción de esa envergadura genera sobre los precios.
De hecho, y a pesar de haberse moderado el crecimiento de la producción, uno de los mayores desafíos del nuevo gobierno, que asumirá el primer día del año próximo, será mantener a raya la inflación. El ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo que el PIB de Brasil acumulará por lo menos 7,5% de crecimiento en 2010 y que probablemente el aumento esté más cerca de 8%.