La plataforma petrolera Deep-water Horizon -que hacía tareas de perforación y exploración frente a la costa este de Estados Unidos- comenzó a incendiarse hace una semana tras una explosión cuyas causas aún se desconocen, y se hundió el jueves. Se calcula que el pozo petrolero que alimentaba la plataforma está derramando 190 mil litros de crudo por día al océano, a causa de una rotura en el tubo de perforación detectada el sábado por robots submarinos.

“Estamos tratando esto como una filtración muy grave y utilizando todos nuestros recursos para ayudar a contenerla”, dijo la oficial contramaestre de la Guarda Costera, Connie Terrell, a la agencia de noticias Reuters.

La Deepwater Horizon medía 132 metros de largo por 85 de ancho y lograba una profundidad de más de ocho kilómetros con sus perforaciones. Ahora se encuentra hundida bajo la superficie del océano a 70 kilómetros al sudeste de la localidad de Venice, Luisiana.

La plataforma pertenecía a Transocean, una de las más grandes compañías en extracción de petróleo del mundo, pero era alquilada por la empresa británica British Petroleum (BP), la mayor extractora de petróleo en el Golfo de México. Desde 2000 han ocurrido 858 incendios y explosiones en ese lugar, según la agencia gubernamental de Servicios de Administración Minera.

Cuando la plataforma explotó, había 126 trabajadores en ella, de los cuales 100 fueron evacuados, 11 están desaparecidos y los otros 15 sufrieron heridas.

El viernes, la Guardia Costera dio por finalizada la búsqueda -que movilizó lanchas y helicópteros-, y estima que no hay más sobrevivientes. La explosión causó un incendio que duró 36 horas.

El episodio ocurre a menos de un mes de que el presidente Barack Obama autorizara, el 31 de marzo, la exploración de petróleo y gas frente a las costas de Estados Unidos.

Robert Brice, experto en cuestiones energéticas del Manhattan Institute, aseguró que este incidente “ya era serio” después de la explosión, cuando las autoridades estadounidenses minimizaron su importancia, y antes de conocerse la filtración del pozo petrolero. “Pero si se permite que el crudo siga derramándose en el mar durante días o semanas, el impacto medioambiental será verdaderamente serio”, dijo al diario estadounidense Christian Monitor of Science.

Mary Landry, contralmirante de la Guarda Costera, encargada de la operación de socorro y limpieza, dijo a BBC que la prioridad es que el “petróleo esté tan lejos de las costas como sea posible” para evitar daños medioambientales. Añadió que la mancha de petróleo abarca un área de 30 kilómetros cuadrados.

La BP envió a la zona barcos y aviones para contener la pérdida de petróleo y proteger así las costas de Luisiana. Ayer sumaron a la ayuda los robots submarinos que detectaron la fuga. Pero el operativo de limpieza está suspendido hasta que pase un temporal que afecta la zona. Mientras tanto, la esperanza reside en que las olas rompan el crudo para que se endurezca y termine en el fondo del océano. Obama aseguró que lidiar con este incidente es su “prioridad número uno”.