El currículum de Alberto Garzón Espinosa combina la formación académica con el activismo político y social. Recién electo diputado por la formación española Izquierda Unida, y por la provincia de Andalucía, es además licenciado en economía por la Universidad de Málaga, y magíster en Economía Internacional y Desarrollo por la Universidad Complutense de Madrid. Trabaja activamente en organizaciones sociales y de base; es miembro de la Unión de Juventudes Comunistas de Estaña, de la sección de Economía de la Fundación de Investigaciones Marxistas. Es investigador del Observatorio de Multinacionales de América Latina y miembro del Consejo Científico de la Asociación por la Tasación de las Transacciones y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC) en España, una organización que promueve el control democrático de los mercados financieros. Recientemente publicó el libro "Hay alternativas", que escribió junto con el sociólogo, politólogo y economista Vicent Navarro, y el economista y escritor Juan Torres López, y que fue prologado de Noam Chomsky.

-La representación de Izquierda Unida en el Congreso creció en las elecciones de noviembre de 2 a 11 escaños. ¿Qué valoración puede hacerse de este resultado teniendo en cuenta que el Partido Popular (PP) obtuvo la mayoría absoluta?

-Yo diría dos cosas. La primera que revela muy bien el sentido de la ley electoral, ya que el PP tiene el 44% de votos y ha obtenido mayoría absoluta. Nosotros deberíamos tener 25 diputados, si el voto de cada persona en España valiera lo mismo, sin embargo tenemos 11. Es verdad que el PP tiene mayoría absoluta, pero eso no es del todo legítimo. Por otro lado, al tener mayoría absoluta en escaños limita mucho la capacidad de otros partidos, como Izquierda Unida, para aprobar las proposiciones que hagamos. Entonces, creo que deberíamos seguir con la filosofía que manteníamos en la campaña electoral: las instituciones son un elemento que hay que aprovechar como herramienta pero hay que seguir la lucha en los sindicatos y en la calle. Aunque el PP haya ganado con mayoría absoluta no puede hacer lo que quiera. Cada acción que haga hay que enfrentarla desde la calle, desde los sindicatos, e intentar dar a conocer lo que significan las políticas de recorte y las políticas del PP.

-Para su formación ahora es necesario consolidar el voto. ¿Tienen un plan de trabajo a mediano plazo?

-Nuestro objetivo ha de ser estratégico. Tenemos que estar pendientes, pues hay que saber que en los últimos años se van a incrementar la desigualdad, la pobreza, la frustración social y que puede haber estallidos sociales. Nuestro objetivo como izquierda es canalizar esa frustración y convertirla en un instrumento de transformación social. Por lo tanto nuestro trabajo a mediano plazo va a ser el de generar una base social y concientizar a la población de que hace falta un cambio estructural del sistema político y económico, para poder así, como consecuencia de ese trabajo, tener mejores resultados en las próximas elecciones.

-Con respecto a la creación de esa base social, y en la coyuntura de crisis del modelo económico y político, ¿cómo cree que se puede canalizar la lucha de los movimientos sociales?

-Con solidaridad y filosofía de colaboración. La izquierda desgraciadamente ha tenido mucho tiempo complejo de "vida de Brian", donde había más partidos que personas, más movimientos sociales que personas y cada uno intentaba ganar identidad propia sobre el otro compañero. Hay que trabajar en lo que nos une y dejar de lado los pequeños matices que nos diferencian. Tenemos que colaborar mano a mano, sin jerarquías, sin que nadie tenga que dominar a nadie, hay que pensar que las diferencias no pueden ser motivo de rupturas.

-Usted es el diputado más joven de los electos en octubre. ¿Cuál es el papel de la juventud en la coyuntura de crisis?

-Como jóvenes somos la primera generación moderna que va a vivir peor que sus padres en cuanto a acceso a la vivienda, prestaciones sociales, pensiones, acceso a la educación, a la sanidad, condiciones de trabajo. Por lo tanto es una situación objetiva de insurrección generalizada. Hay que convencer y crear conciencia en los jóvenes de que esta crisis no va a ser pasajera y no pueden quedarse en su casa esperando a que pase.

-¿Son las nuevas tecnologías un instrumento en este sentido de concientización?

-Las nuevas tecnologías nos permiten superar, con limitaciones, las barreras que nos imponen desde los grandes medios de comunicación, a los que tenemos muy poco acceso. Hay que aprovecharlas, como creo que hacemos a través de las redes sociales, para llegar con mayor facilidad a la sociedad.

-Precisamente, hace poco ha twiteado la siguiente frase: “Si la gente supiera y entendiera el significado de las cuestiones económicas… no habría indignados, sino revolucionarios". ¿Qué puede comentar a respecto?

-Me refiero a que lo que necesitamos es formación. La gente no sabe de economía, hay falta de formación incluso entre la gente de izquierdas. Hay elementos económicos que ahora están tan de moda con la crisis económica y financiera pero no se sabe qué papel juegan estos elementos en nuestras vidas, qué efectos tienen sobre el salario, la vivienda, etcétera. Creo que si la gente supiera acerca de los efectos de una crisis del estado financiero y del papel de los bancos, y qué es realmente esta gran estafa, estaría mucho más indignada. De hecho creo que las personas serían mucho más radicales, serían revolucionarias: gente con conciencia que sabe quién es el responsable y sabe qué hacer para evitarlo. Para ello hace falta formación.

-Respecto a esta formación, usted ha publicado recientemente el libro Hay Alternativas, y en el mundo de la academia hay ejemplos de movimientos alternativos, como la creación en España de la plataforma de economía crítica “Econonuestra”. También, hace unas semanas, hubo protestas de alumnos en la Universidad de Harvard contra el contenido de la asignatura Introducción a la Economía. ¿Cree que se está impulsando una revuelta dentro del mundo académico?

-Es posible pero no sencillo. La economía no es una ciencia exacta, es una ciencia social y tiene mucho de político el hecho de que impongan unos planes de estudio. Nos encontramos desde hace muchos años con demandas de enseñanza plural de la economía. Si no se consiguen es porque hay mucho enquistamiento en las propias facultades, mucha gente formada con el pensamiento único y que no da espacios a la crítica. Creo que donde sí se ve ese pensamiento crítico es en los más jóvenes, que saben que no coincide lo que les están diciendo en las clases con lo que ocurre en la realidad. La esperanza está en ellos.

-¿Cree que ha sido determinante el fortalecimiento del papel del Estado en la economía el hecho de que los países de América Latina estén sufriendo en menor medida la coyuntura de la crisis mundial?

-Sí. Una banca pública hubiera evitado que la crisis se agudizara tanto [en España]. Los mercados dominan sobre los estados precisamente porque los estados han vendido, privatizado y desregulado. Es importante ver que el Estado no puede hacer nada, no tiene empresas públicas, no tiene banca pública, no tiene una regulación que controle el poder excesivo de las entidades privadas. Aunque considero que la crisis es del capitalismo en su conjunto, sí que aquellos Estados más fuertes soportan mejor y hacen que la crisis sea menos desigual.

-Con respecto a las relaciones de América Latina con España, ¿qué puede ocurrir en el nuevo escenario, con el gobierno del PP?

-Va a ser una clara regresión. El PP siempre ha estado radicalmente en contra de los procesos emancipatorios en América Latina; opuesto a gobiernos como el de Hugo Chávez, o la situación en Cuba, incluso en Argentina, en Bolivia o Ecuador. Es un retroceso respecto a lo que había antes [el actual gobierno del Partido Socialista Obrero Español], que no quiere decir que fuera idílico.

-¿Cuál es la posición de Izquierda Unida para la región?

-Izquierda Unida aboga por una mayor colaboración, de igual a igual. Cuando Venezuela nacionalizó el Banco Santander, cuando lo compró, aquí en España fue visto por los partidos como un ataque a España. Nosotros tenemos una filosofía distinta. Aquí, y en occidente en general, el patriotismo está mal enfocado. Izquierda Unida quiere colaboración con esos modelos [en referencia a los gobiernos de izquierda en América Latina] y sobre todo fortalecer su independencia de los poderes económicos de Europa y Estados Unidos.