Aunque el resultado oficial de la primera vuelta en las presidenciales de Egipto recién se hará público mañana, los dos favoritos según los resultados no oficiales ya marcaron algunas estrategias políticas hacia el balotaje del 16 y 17 de junio y llamaron a votarlos a un electorado muy dividido. De confirmarse estos datos, se plantea un escenario con dudas respecto de los posicionamientos del resto de partidos que los cuestionaron durante el fin de semana. Según señaló ayer Al Jazeera, una victoria de Shafiq, de 70 años, pondría fin a las esperanzas de cambio encendidas por las revueltas que derrocaron a Mubarak en 2011, al tiempo que el candidato de los Hermanos Musulmanes podría generar incertidumbres en torno a la puesta en vigor de una ley islámica en el país. El PJL informó que Mursi fue el más votado, con 25% de respaldo, seguido de Shafiq, con 24%.

Mursi reunió el sábado, en un acto público, a algunos candidatos presidenciales y personalidades políticas para llamar a la unidad. “Estamos seguros de que los restos del régimen de Mubarak y su banda [...] fracasarán y caerán en el tacho de la basura de la historia’’, dijo el candidato. Según informó la agencia de noticias Efe, el líder del PJL propuso la formación de un frente nacional “para enfrentar a los remanentes del antiguo régimen” y añadió que se reuniría con otros partidos políticos para buscar un acuerdo porque tienen en común “un solo objetivo y destino” que es “la estabilidad, el desarrollo y la democracia”.

Por su parte, Shafiq, que abandonó su cargo de primer ministro durante las protestas que pusieron fin al mandato de Mubarak, dio un discurso dirigido a la juventud, a la que prometió “devolver el fruto de la revolución a sus manos”. Asimismo se comprometió a no devolver el país al antiguo régimen: “Egipto ha cambiado y no hay enemistades con nadie. Tiendo mi mano a todos”.

Otros candidatos, a la luz de los resultados provisionales, denunciaron irregularidades varias en el recuento de votos, que no se comprobó la identidad de algunos votantes y que los trabajadores de varios circuitos intentaron influir en el voto y rellenaron papeletas. El portavoz de la Comisión Suprema Electoral Presidencial, Hatem Bagato, informó que las denuncias fueron remitidas por el izquierdista Hamdin Sabahi, el islamista moderado Abdelmoneim Abul Futuh y el ex secretario general de la Liga Árabe Amro Musa.

Sabahi, que quedó tercero según estos resultados, anunció ayer que pedirá la suspensión de las elecciones por irregularidades en las votaciones y por la investigación que está pendiente contra Shafiq por asuntos de corrupción. “Vamos a presentar una apelación a la Comisión Electoral citando una serie de irregularidades que afectaron los resultados de la primera ronda”, dijo a la agencia Reuters el abogado de Sabahi, Essam el-Islamboly. El portavoz de la campaña electoral de Sabahi, Emad Hamdi, agregó que pidieron retrasar el anuncio de los resultados oficiales hasta dirimir si la Ley de Aislamiento Político, que impide a los ex altos cargos del régimen de Mubarak presentarse a las presidenciales, es válida. A su vez, el portavoz de la campaña de Musa, Ashraf Sueilem, dijo que su denuncia apunta a la entrega de carnés de identidad falsos.

También presentó denuncias el candidato que aparece cuarto en los resultados provisionales, Abul Futuh, antiguo líder de los Hermanos Musulmanes que se postuló como independiente, con un discurso más moderado. Su abogado dice que tiene pruebas de que fueron emitidos votos en nombre de personas muertas, según Al Jazeera.

Todo indica que el futuro político de Egipto requerirá pactos entre diferentes partidos en pugna para poder emprender un camino político en el que se vean reflejadas las demandas que se llevaron a la plaza Tahrir.