Un acuerdo firmado entre los líderes de Kadima y Likud otorga una importante mayoría en el Parlamento -Knesset- al nuevo gobierno de unidad nacional, que tendrá 94 de las 120 bancas, y fue un movimiento calificado por el diario Haaretz como sorpresivo. De este modo, el Parlamento estará controlado en forma casi absoluta por la coalición conformada por Likud (derecha), Kadima (centro-derecha), Israel Beitenu (ultranacionalista), Shas (ultraortodoxo sefardí) y otros partidos menores religiosos y de extrema derecha, así como Atzmaut, la formación de Ehud Barak.
Entre los partidos de la oposición, que quedan fuera de la coalición y que, según las últimas encuestas, habrían crecido si se celebraban elecciones, el descontento es generalizado. Nitzan Horowitz, diputada de Meretz, los acusó de convertir la Knesset “en un circo” y de cruzar “la línea de la vergüenza”. Zahava Gal-On, también de Meretz, dijo “que es una desgracia para el Parlamento israelí y un terrible mensaje hacia el público, que está perdiendo confianza en el líder del Estado”, según citó Haaretz.
La líder del Partido Laborista, Shely Yajimovich, que se convierte ahora en nueva jefa de la oposición, calificó a Likud y Kadima de “oportunistas” y de ignorar a los votantes, y dijo que esta “alianza de cobardes es el zigzag más ridículo de la historia política de Israel”. Advirtió que la nueva coalición gubernamental hará un presupuesto para 2013 “amargo, capitalista, duro y que incrementará las diferencias socioeconómicas en Israel”.
El acuerdo
El anuncio del pacto se produjo justo después de que Netanyahu propusiera elecciones adelantadas para el 4 de setiembre. También se conoció días después de que renunciara al Parlamento, con críticas al primer ministro, la ex líder del Kadima Tzipi Livni, que fue la candidata del partido cuando ganó las elecciones en 2009 pero no logró los apoyos para asumir el gobierno.
Mofaz, ex ministro de Defensa, había asegurado antes de las primarias de Kadima del 28 de marzo, en las que derrotó a Livni, que no entraría en el Ejecutivo. Ayer argumentó que “han cambiado las condiciones” y tachó de “error histórico” la decisión de Livni de rechazar integrar la coalición. Ahora, según lo pactado, Kadima respetará la conformación del actual gobierno hasta el final oficial de su mandato, el 22 de octubre de 2013.
El líder de Kadima se convertirá en viceprimer ministro y reemplazará a Netanyahu cuando éste no se encuentre en el país. Mofaz será el único miembro de Kadima que obtenga una cartera, si bien otros dirigentes quedarán al frente de los comités parlamentarios de Relaciones Exteriores, Defensa y Economía, entre otros. El opositor y Netanyahu sostuvieron ayer que el pacto es una oportunidad para “restablecer la estabilidad” y superar “los asuntos más duros a los que se enfrenta Israel”. Mofaz aseguró que es esencial para sacar adelante “temas claves” en un momento en que el país atraviesa una “encrucijada existencial”. El primer ministro dijo que los principales retos que enfrentan son “un reemplazo justo e igualitario de la Ley Tal” -que exonera a los árabes israelíes y a los judíos ultraortodoxos del servicio militar obligatorio-, la elaboración de “un presupuesto responsable”, cambios en las estructuras de gobierno e “intentar promover un proceso de paz responsable”, dijo. El acuerdo prevé la creación de un comité que trabajará en la aprobación de una alternativa a la Ley Tal.
Uno de los aspectos más controvertidos será la cuestión del diálogo y el proceso de paz con las autoridades palestinas, interrumpido desde hace más de año y medio. En este sentido, según informó la agencia palestina Wafa, el vocero de la Autoridad Nacional Palestina, Nabil Abu Rudeineh, dijo que “es el momento para el gobierno israelí de alcanzar la paz con los palestinos frenando inmediatamente el establecimiento de asentamientos en el territorio y cumpliendo las obligaciones del acuerdo de paz”, e insistió en que “el nuevo gobierno israelí debería ser una coalición para la paz y no para la guerra”. Según la agencia Efe, las redes sociales en Israel comenzaron ayer la convocatoria de manifestaciones en Jerusalén y Tel Aviv “en defensa de la oposición”.
Escenario con Irán
Uno de los temas más controvertidos en la política actual de Israel es el de las tensiones con Irán. Desde hace meses, Netanyahu intenta generar una posición favorable respecto de una posible intervención militar contra Teherán, pese al rechazo de sus aliados internacionales y las críticas en su país. Irán niega las acusaciones israelíes y occidentales y sostiene que su programa nuclear sólo pretende generar energía para fines pacíficos y no armas atómicas. Si bien Estados Unidos y Europa optan por la vía diplomática y las sanciones, el gobierno de Israel mantiene un discurso más determinante y con la nueva alianza cuenta con mayoría suficiente en la Knesset para negociar una posible intervención en Irán. El ministro de Medio Ambiente, Gilad Erdan, declaró ayer a Israel Radio: “Unas elecciones no frenarán el programa nuclear de Irán. Cuando se tome una decisión de atacar o no, es mejor tener un amplio frente político que una al público”.
Es determinante el rol que puede jugar Mofaz, que fue jefe del Estado mayor y ministro de Defensa entre 1998 y 2006, porque si bien en la oposición ha mostrado una postura a favor de una política de sanción y negociación, en el pasado habló de la posibilidad de una intervención Irán. El diario Hareetz recordó ayer las palabras de Mofaz cuando en junio de 2008 dijo: “Parece que un ataque israelí es inevitable”. Antes de esta nueva alianza, Mofaz calificó de “histeria” la actitud de Netanyahu. El profesor de Ciencias Políticas, Gerald Steinberg, dijo ayer a Reuters que el acuerdo de coalición “envía una señal muy fuerte a Teherán, pero también a Europa y Estados Unidos, de que Israel está unido y que el liderazgo es capaz de afrontar las amenazas que están allí si se hace necesario”.
En esta nueva coyuntura habrá que ver si el nuevo Ejecutivo mantiene el discurso belicista respecto de Teherán o centra la atención en los asuntos internos del país, y en el conflicto israelí-palestino.