Desde que se desencadenó el conflicto en Siria, hace más de 15 meses, los muertos se cuentan por miles, con asesinatos perpetrados por parte del Ejército sirio y milicias progubernamentales, por un lado, y los grupos opositores por otro. Pero la matanza del viernes 25 en Al Houla ha hecho recordar la brutalidad de estos conflictos armados, con ataques directos contra mujeres y niños según han detallado los últimos informes y algunas imágenes difundidas por grupos opositores.

Las investigaciones preliminares del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU apuntan a que algunos de los asesinados fueron ejecutados por milicias progubernamentales y que cerca de la mitad de ellos eran niños. “Lo que está claro es que el hecho que tuvo lugar en Al Houla es abominable y que por lo menos una parte significativa de las muertes fueron ejecuciones sumarias”, dijo el responsable de misiones de paz de la ONU, Hervé Ladsous, en conferencia de prensa desde Nueva York.

Agregó que según las primeras investigaciones, “de acuerdo con testigos locales y sobrevivientes entrevistados, la mayoría del resto de víctimas en Taldu, una de las áreas de Al Houla, fueron ejecutadas de forma sumaria en dos incidentes separados que la población local atribuyó a la paramilitar Shabiha, una milicia progubernamental”. Aclaró que no existen pruebas oficiales y definitivas para culpar al gobierno sirio de lo ocurrido.

Las autoridades de Damasco niegan cualquier tipo de implicación en ese ataque en Al Houla y acusan de la matanza a los grupos opositores, encabezados por el Ejército Libre Sirio.

Por su parte, Ladsous insistió ayer en que “sin lugar a dudas el gobierno de Siria es responsable, porque civiles, incluso niños, murieron trágicamente por el impacto de armamento pesado. Sólo el gobierno tiene artillería pesada”. Sin embargo, reiteró que carece de pruebas “absolutas” y que la misión de observadores en Siria (UNSMIS) no podrá lanzar una investigación detallada porque “no cuenta con expertos forenses”.

Condena externa

Algunos países han tomado una postura de alineamiento contra el gobierno de Al Assad, en especial europeos -Francia, Alemania, Reino Unido, España, Italia- y Estados Unidos, que junto con Canadá y Australia decidieron aumentar las medidas de presión a Damasco y acordaron la expulsión de diplomáticos sirios.

“Esta masacre es la muestra más clara hasta la fecha de las flagrantes violaciones por parte del gobierno sirio de sus obligaciones ante el Consejo de Seguridad de la ONU”, declaró en Washington la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.

A su vez, el gobierno español quiere “elevar un grito de protesta contra las salvajadas que se están produciendo en Siria”, de acuerdo a las palabras de su ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo. En la misma línea, el canciller británico, William Hague, insistió en la necesidad “de aumentar la presión sobre el régimen de Al Assad y llevar el mensaje de que la comunidad internacional está horrorizada por la violencia que ha persistido por el comportamiento del régimen y el asesinato de tanta gente inocente, incluida la terrible masacre de Al Houla”.

Sin tomar medidas como la expulsión de diplomáticos, numerosos países en todo el mundo han condenado el ataque del viernes. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, culpó al gobierno sirio y criticó a los países que lo apoyan porque, consideró que “quien aprueba la opresión es un opresor, quien se pone del lado de las tiranías es un tirano”.

Desde América Latina, Ecuador emitió ayer un comunicado en el que instó a una “solución pacífica al conflicto, en el marco del respeto irrestricto de la soberanía siria y al derecho de su pueblo a decidir libremente su futuro”.

También el gobierno uruguayo emitió un comunicado en el que condenó el ataque. Señaló que “considera que este indigno acto de violencia contra la población civil no tiene otro propósito que el fracaso de la iniciativa del Secretario General [de la ONU] y del Enviado Especial Conjunto [de la ONU y de la Liga Arabe, Kofi Annan] dirigida al cese de toda forma de violencia y a procurar una solución del conflicto sirio a través de medios pacíficos”. Esta declaración se refería al plan de seis puntos acordado en abril, cuando se desplegó la UNSMIS, para un proceso de paz en Siria.

En otra reacción a la matanza, el canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, reclamó ayer una “investigación imparcial y objetiva” de lo ocurrido en Al Houla. Desde el inicio del conflicto, Rusia ha reclamado a otros países mayor imparcialidad en el tratamiento del tema, en concordancia con el respeto a la soberanía, y ha exigido que la ONU y las potencias occidentales tengan en cuenta las actuaciones de ambos bandos.

Según informó ayer la agencia oficial siria de noticias, SANA, Lavrov remarcó que la actitud del Consejo Nacional Sirio -que reúne a la oposición en el exilio- y la manera en que emprende acciones violentas hacia lo que considera la “liberación de Siria” es una provocación que podría llevar a la guerra civil.

Estas declaraciones hacen referencia a que algunos países del Golfo Pérsico, entre ellos Arabia Saudita, han prestado ayuda al Ejército Libre Sirio, grupo armado de la oposición, y a que hace dos semanas el diario Washington Post informaba que el bando opositor podría estar recibiendo ayuda en acciones coordinadas desde Estados Unidos. Se trata de hechos que hacen más difícil el proceso de paz acordado a mediados de abril por la oposición y el gobierno sirios, por propuesta de Annan, y que dista cada vez más de cumplirse.

Ayer, en una reunión con el presidente sirio, Annan le exigió que tome “medidas audaces ahora y no mañana” para implementar su plan de paz y dar una salida al conflicto en el país. Annan aseguró que espera “acciones y no meras palabras” porque “el tiempo está pasando” y son necesarios “pasos rápidos y resultados”, citó la agencia Efe. Por otro lado, Al Assad, según informó SANA, puso énfasis en la necesidad de que “los países que están financiando, armando y escondiendo a los grupos terroristas [como califican a la oposición armada] cumplan el plan de Annan”. Su llamado llega luego de 15 meses de conflicto y en un clima de polarización entre el gobierno y la oposición de Siria.