Bélgica es el centro de todas las miradas desde el 13 de noviembre, después de que salieran a la luz los vínculos que algunos de los jihadistas que se inmolaron en París tenían en Bruselas, y de que se confirmara que dos de los siete atacantes eran de origen belga, así como su líder y autor intelectual de los atentados, Abdelhamid Abaaoud.
El sábado, las autoridades belgas elevaron la alerta por amenaza terrorista en Bruselas a 4, el máximo que se aplica cuando existe una amenaza “grave e inminente”, y en el resto del país se mantuvo en 3, por riesgo “posible y probable”.
Esta decisión fue tomada tras una evaluación realizada por el Órgano de Coordinación para el Análisis de Amenazas (OCAM). Sin embargo, el riesgo ya era alto cuando se confirmó que Abdeslam, el belga a quien se le atribuye haberse ocupado de los detalles logísticos de los ataques en París, viajó desde la capital francesa a Bruselas con la ayuda de dos supuestos cómplices -también belgas- que ya fueron detenidos.
En conferencia de prensa, el domingo, el primer ministro de Bélgica, Charles Michel, dijo que las autoridades “temen” que se cometa un “ataque similar al de París”, con “varios individuos que lanzarían ofensivas en varios lugares a la vez”.
La alerta que rige en el país europeo incluye la adopción de medidas de excepción tales como el cierre de las líneas de metro, las escuelas, liceos y universidades y la reducción de la circulación del transporte público.
Además, las autoridades belgas recomendaron el cierre de centros comerciales, cines y teatros, y la cancelación de eventos deportivos y culturales, a la vez que aconsejaron a los ciudadanos, especialmente a los que viven en la capital, que eviten las aglomeraciones.
En Bruselas, las calles son controladas por la Policía y militares armados. Según anunció ayer el primer ministro, la alerta máxima se mantendrá vigente durante toda la jornada de hoy. Es la primera vez que una medida de este tipo se aplica en el país durante un día lectivo. Hoy el OCAM hará un nuevo análisis de la amenaza existente, que guiará a las autoridades sobre las próximas medidas a tomar.
Buscados
Después de que muriera el miércoles el autor intelectual de los atentados en París, Abaaoud, durante una redada policial en un apartamento de Saint-Denis, Abdeslam es la persona más buscada.
En Saint-Denis, junto a Abaaoud, murieron al detonar explosivos dos personas más: su supuesta prima, Hasna Aitboulahcen, y otro hombre cuya identidad aún se desconoce. Las autoridades francesas divulgaron su fotografía en busca de información acerca de él. Sobre su prima, la prensa internacional informaba el fin de semana que su conversión al fundamentalismo islámico fue reciente y guiada por Abaaoud.
De acuerdo con el fiscal de París, François Molins, en el apartamento se encontró “un verdadero arsenal de guerra”, que indicaba que el grupo que operaba ahí estaba “listo” para cometer un nuevo atentado.
Fuera de Europa
Sin embargo, la amenaza jihadista no rige sólo entre fronteras europeas. El viernes, otro ataque jihadista, esta vez en África, tuvo como víctimas a clientes y trabajadores del hotel Radisson Blu de la ciudad de Bamako.
El asalto comenzó en primeras horas de la mañana, cuando un grupo de hombres armados irrumpió en el hotel y tomó como rehenes a 170 personas, y terminó varias horas después, con un saldo de 19 muertos. Además, dos de los atacantes cayeron al ser baleados por las fuerzas de seguridad de Malí, que contaron con el apoyo de funcionarios de seguridad de Francia y Estados Unidos.
Según informó la agencia de noticias Reuters, testigos dijeron que los atacantes gritaban “¡Alá es grande!” y que muchos rehenes fueron liberados porque conocían versos del Corán.
El atentado en Malí fue reivindicado de forma conjunta por los grupos jihadistas Al Murabitoun y Al Qaeda del Magreb Islámico, y las autoridades malienses no lo pusieron en duda, argumentando que Al Murabitoun ya atentó en Bamako en marzo, en el bar La Térrasse, causando cinco muertes. El viernes de noche, el presidente Ibrahim Boubacar Keita declaró el estado de emergencia en Malí durante diez días. Mientras tanto, las fuerzas de seguridad buscan a tres sospechosos de haber participado en el ataque, informó la agencia Efe.
Por otro lado, varios mandatarios se refirieron a la amenaza de EI en la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, que tuvo lugar en Kuala Lumpur, la capital de Malasia.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, calificó a los miembros de EI como “asesinos con buenas redes sociales” y dijo que “no hay que tenerles miedo”. El gobernante agregó: “Luchamos y los derrotamos. No cambiamos nuestras instituciones, nuestras culturas o nuestros valores por ellos”. Además, Obama dijo que la “ideología viciosa” de EI y otros grupos extremistas sólo atrae a una “ínfima fracción” de los musulmanes y que, por eso, se les “puede ganar”.
A su vez, el primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev, dijo que EI se fortaleció, entre otras cosas, “por la irresponsable política de Estados Unidos”, que “en vez de centrar todos los esfuerzos en la lucha contra el terrorismo”, optó por “luchar contra el presidente legítimamente electo de Siria, Bashar al Asad”.