Varios dirigentes de la CDU criticaban la política de refugiados impulsada por el gobierno de Merkel, especialmente algunos líderes y gobernantes regionales, que afirmaban que el ingreso excesivo de refugiados estaba haciendo colapsar a los establecimientos y servicios públicos.

Esta situación causó, en setiembre, la renuncia del presidente de la Oficina para la Migración y Refugiados del gobierno. La semana pasada produjo la segunda víctima política: el director de la Oficina de Salud y Asuntos Sociales de Berlín, Franz Allert, que se encargaba de la política de refugiados, presentó su renuncia presionado por el alcalde de Berlín, el socialdemócrata Michael Müller. Los socialdemócratas, que gobiernan Alemania en coalición con la CDU, también se han mostrado contrarios a la política impulsada por Merkel.

La canciller la mantenía pese a que, además de diezmar sus apoyos dentro del partido, impactó en su popularidad y en la aprobación de su gestión. Se esperaba que éste fuera el principal tema del congreso de la CDU y que generara fuertes debates, pero la situación se saldó en un punto medio antes de que el encuentro comenzara formalmente. En las sesiones preparatorias del congreso, la cúpula de la CDU redactó una moción de consenso en la que se establece que el gobierno tendrá como objetivo lograr “una reducción sensible” de la llegada de refugiados a Alemania mediante medidas nacionales y europeas, informó Deutsche Welle. Parafraseando la moción, la canciller aseguró en la apertura del congreso, ayer, que “ni siquiera un país fuerte como Alemania puede seguir acogiendo contingentes de refugiados como los actuales, ya que ello sobrepasa las posibilidades de ese Estado y de su sociedad”.

La aprobación de la moción hizo que se retirara otra, de las Juventudes de la CDU, que exigía el establecimiento de un máximo mensual para el ingreso de refugiados. El texto es un punto medio entre las pretensiones de Merkel de que no se estableciera una reducción en el ingreso de refugiados y las de sus críticos, que pedían un tope cuantificable.

Sin embargo, se espera que el reclamo de establecer un tope sea presentado nuevamente durante el congreso, hoy, en su último día, cuando hable Horst Seehofer, el líder de la Unión Socialcristiana de Baviera, partido hermano de la CDU de Merkel. Seehofer es uno de los principales críticos de la política de Merkel y ha pedido que se contenga la llegada de refugiados, que se produce principalmente a través del estado que él gobierna, Baviera. Uno de los reclamos que los críticos repitieron ayer después del discurso de Merkel es que la “reducción sensible” no incluye un tope cuantitativo para el ingreso de asilados.

En la línea de reducir la llegada de inmigrantes, Merkel ha intentado un acercamiento con Turquía, el país desde el cual llegan muchos de los asilados. Este acercamiento incluye el apoyo del gobierno alemán al ingreso de Turquía a la Unión Europea (UE), que la CDU rechaza. Ayer la canciller también defendió este punto en el congreso: “Turquía tiene interés en cooperar con nosotros, y a nosotros nos interesa una cooperación sensata y sólida con Turquía”.

Unos cerca, otros lejos

Mientras Turquía se acerca a la UE, Reino Unido amenaza con alejarse. El primer ministro británico, David Cameron, advirtió el jueves que la crisis de refugiados en la UE podría llevar a los británicos a votar en contra de la permanencia de Reino Unido en la UE en el plebiscito que se realizará antes de que termine 2017. En una entrevista con la revista Spectator, Cameron dijo que la crisis de la eurozona y la situación de los refugiados pueden llevar a que los británicos digan: “Alejá a Europa de mí, me está trayendo problemas”.

Esta semana Cameron recorrerá varias capitales europeas para buscar el apoyo a las reformas para la UE que propuso en noviembre. Estas iniciativas incluyen un acceso garantizado al mercado del bloque para los países que están fuera de la eurozona, y limitaciones al acceso a beneficios estatales para los ciudadanos europeos que vivan en Reino Unido.

La agencia calificadora de riesgo Standard & Poor’s advirtió ayer en un informe que “hay cada vez más indicios de que el largo proceso de la integración [de la UE] podría detenerse” e incluso “hay señales de que podría revertirse”, debido a la situación de los refugiados y la posible salida de Reino Unido. “La crisis de refugiados ha expuesto cómo los intereses nacionales divergentes pueden opacar las respuestas comunes”, agrega el informe.