“Todo el mundo tiene derecho a criticar, sobre todo Lula, que siempre fue muy criticado”, dijo ayer la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en referencia a las opiniones sobre el oficialismo que dio a conocer el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. En la conferencia “Nuevos desafíos de la democracia”, que fue la antesala de un intercambio de ideas entre Lula y el ex presidente español Felipe González, Lula volvió a ser crítico, en este caso dirigiéndose en particular al Partido de los Trabajadores (PT) y no tanto a la presidenta y el gobierno, como había hecho la semana pasada.

“¿Queremos salvar nuestra piel, nuestros cargos, o queremos salvar nuestro proyecto?”, se preguntó Lula, antes de señalar: “No sé si el error es nuestro o del gobierno. Perdimos un poco de la utopía”. Continuando con sus críticas, dijo que hoy los dirigentes petistas “sólo piensan en cargos, en empleos o en ser electos” y nadie se ocupa de la cuestión ideológica, que debería impulsar tanto al partido como al gobierno. “Es la señal de un partido que creció y llegó al poder”, agregó.

“Hay necesidad de repensar la izquierda, el socialismo, y qué hacer cuando llegamos al gobierno. Cuando éramos oposición era muy fácil soñar, pensar y creer, pero cuando llegamos al gobierno fue necesario hacer y tomar posiciones”, dijo el ex mandatario.

“Ya estoy cansado, estoy diciendo las mismas cosas que decía en 1980 y me pregunto si no es hora de hacer una revolución interna y poner gente nueva, osada, que tenga más coraje”, reconoció. Es la segunda vez en los últimos días que Lula expone sus críticas al oficialismo en eventos públicos.

Si bien la respuesta de Rousseff fue comprensiva, otros integrantes del Ejecutivo reaccionaron de otra manera, en particular a las críticas de la semana pasada. En ese momento Lula dijo que la popularidad de Rousseff y del gobierno estaban en un “volumen muerto” (nombre técnico que se aplica a la última reserva de agua en el contexto de la sequía de San Pablo). Un ministro, que pidió que su nombre se mantuviera en reserva, dijo a O Globo: “Si el gobierno muere, Lula también estará muerto. No es un vuelo en solitario, nadie puede sobrevivir solito”.

En el mismo sentido se pronunciaron varios opositores, entre ellos el ex candidato presidencial de la oposición Aécio Neves, que dijo que más que criticar a “su criatura” (por Rousseff), Lula debería “reasumir su parte de la responsabilidad por lo que ocurre en Brasil”. El senador agregó: “Ésta es una obra conjunta del ex presidente Lula, de la presidenta Dilma y, obviamente, del PT”. A su entender, “fue así en los momentos positivos y sigue siendo así en este momento de grandes dificultades”.

Dirigentes petistas que no ocupan cargos de gobierno también fueron consultados por medios brasileños y manifestaron su opinión sobre las críticas de Lula. La mayoría cuestionó el momento que Lula eligió para darlas a conocer, cuando la popularidad de Rousseff y del gobierno están muy bajas, pero también mostraron sus coincidencias con algunos de los conceptos del ex presidente. Uno de los vicepresidentes del PT, Alberto Cantalice, dijo que hay descontento con el PT y que este tema se está trabajando con la militancia por medio de las redes sociales.

Lula también generó reacciones de integrantes de Mensaje al Partido (MP), la segunda corriente del PT en número de integrantes -la primera es la que lidera Lula, Construyendo un Nuevo Brasil (CNB)-. El diputado Paulo Teixeira, que integra MP, dijo que las críticas del ex presidente son muy parecidas a las que esta corriente presentó en el 5º Congreso Nacional del PT, hace dos semanas. “Nosotros esperábamos que el congreso avanzara por ahí, pero no se decidió nada”, dijo Teixeira, y recordó que en ese encuentro se impuso la postura de CNB, más favorable al gobierno.