El sábado cientos de migrantes que esperaban en las afueras de una estación de tren en Grecia, en la frontera con Macedonia, lograron romper el cordón de seguridad y cruzar hacia este país para seguir su camino hacia Alemania, pasando por Serbia y Hungría. La Policía griega lanzó granadas de estruendo para intentar frenarlos, pero no lo logró.
El gobierno macedonio había decretado el estado de emergencia en sus regiones fronterizas el jueves, y había desplegado al Ejército para que vigilara su frontera con Grecia. Para intentar aportar otra solución a la masiva llegada de migrantes a las costas europeas, ayer comenzó a funcionar en el país un nuevo centro de acogida para extranjeros, y en el día había recibido a 450 personas. “El centro de acogida se ha establecido para ayudar a los migrantes y proporcionarles mejores condiciones [de alojamiento]”, dijo el ministro de Defensa macedonio, Zoran Jolevski, a los medios en Gevgelija, una pequeña localidad fronteriza, donde supervisó la construcción del centro, con capacidad para 4.000 personas. Cada día llegan al puerto griego del Pireo unas 2.000 personas desde el mar Egeo.
Macedonia, que no integra la Unión Europea (UE) pero es candidata a sumarse al bloque, renunció al cierre de frontera dispuesto el jueves y dejó pasar ayer a quienes buscaban transitar por su territorio. Jolevski llamó a la UE a “diseñar una estrategia” en pos de una solución para los países que, como Macedonia, reciben más cantidad de migrantes que quieren entrar al bloque.
Se calcula que unos 4.000 extranjeros lograron entrar a Macedonia durante el fin de semana con el objetivo de llegar a la UE. En otra etapa del camino a Alemania, de acuerdo con la Cruz Roja, llegaron a la localidad de Presevo, en el sur de Serbia, entre 6.000 y 8.000 personas, la mayoría originarias de Siria, Afganistán y Pakistán, y posibles candidatos a convertirse en refugiados.
En la frontera entre Macedonia y Serbia, en la localidad de Miratovac se abrió otro centro para recibir a quienes ingresen sin documentos al país. En ese centro ya estaban instaladas ayer 5.000 personas que se dirigían a Hungría. En este recorrido hacia Alemania, Hungría es un objetivo porque desde allí el camino se desarrolla dentro del espacio Schengen, donde rige el acuerdo de libre circulación de personas. Una vez en Hungría, los controles fronterizos se hacen más laxos. Este país tiene previsto terminar de construir, antes de setiembre, una valla de cuatro metros de altura en su frontera con Serbia, por la que cruzan miles de migrantes.
Alemania recibió 200.000 solicitudes de asilo en 2014 -un número que no había sido tan alto desde 1993- y la semana pasada anunció que es de esperar que sean 800.000 los migrantes que lleguen al país antes de fin de año. Según dijo el domingo el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, será “el mayor desafío” del país “desde la reunificación”.