Hace ya más de un mes, un grupo de jóvenes activistas libaneses organizaron la campaña “Ustedes apestan” (You Stink), en respuesta a la incapacidad del gobierno para resolver la crisis de la basura que se apila en las calles de Beirut y del resto del país. La campaña amplió rápidamente sus demandas, que ahora incluyen el fin de la corrupción institucionalizada de la elite política, el cese del uso desproporcionado de violencia contra manifestantes, el reclamo de elecciones parlamentarias y la caída del sistema sectario por el que se conforma el gobierno libanés.
Sara Mourad, experta en movimientos sociales y comunicación digital en Líbano de la Universidad de Pennsylvania, manifestó en entrevista con la diaria que las protestas tienen el potencial de generar horizontes políticos que superen las limitaciones del sistema sectario de gobierno que se instaló al final de la guerra civil, en 1990. También remarcó que si bien todavía no hay un proyecto político detrás de la campaña, por primera vez en tres décadas existen condiciones para una rearticulación de la izquierda, diezmada después de la guerra civil.
El pueblo está en las calles de Beirut y de otras ciudades de Líbano. ¿Por qué?
-Desde julio tenemos protestas fuertemente localizadas en Beirut, pero también en las ciudades de Barja y Akar, uno de los distritos más pobres y marginados, en la frontera con Siria. Las protestas comenzaron como una reacción al fracaso del gobierno en su intento de hacer frente a una crisis de recolección de basura. El vertedero donde la basura era desechada fue cerrado al mismo tiempo que expiraba el contrato de la compañía a cargo de la recolección. El gobierno no ha logrado superar esta crisis, en buena medida porque las elites políticas no logran ponerse de acuerdo en cómo distribuir los beneficios monetarios de un servicio esencial que fue privatizado durante la ola neoliberal de los 90. Desde entonces las calles de Beirut son un basurero. De ahí el nombre de la campaña.
Éste sería el contexto coyuntural de las protestas, pero ¿cuál es el trasfondo político?
-Es importante remarcar que las protestas empezaron con una campaña de la sociedad civil, en especial de grupos de gente joven que han venido trabajado con organizaciones civiles en una variedad de asuntos desde mediados de los años 2000. Las protestas comenzaron con la campaña You Stink, relacionadas con el problema de la basura. Sin embargo, la crítica al gobierno rápidamente se expandió a su incapacidad para proveer otros servicios básicos, como la electricidad, el agua, la salud, etcétera. Desde el final de la guerra civil estamos esperando que el servicio de electricidad funcione las 24 horas, que no se interrumpa. Los activistas demandan también el fin de la corrupción galopante que corroe el sistema político, y denuncian el fracaso del sistema de gobierno sectario. Plantean demandas básicas de justicia social ante el rápido avance de la desigualdad económica.
Decías que el régimen de gobierno instalado al final de la guerra civil ha fracasado. ¿Cómo está organizado el sistema sectario?
-La distribución de poder político -por ejemplo, los escaños en el Parlamento- está organizada en base a divisiones sectarias, en un país que tiene 18 sectas. Las elites políticas, entonces, representan a sus propias sectas y comunidades religiosas. Esto quiere decir que la representación política en Líbano está hegemonizada por divisiones sectarias y religiosas. La necesidad de superar este acuerdo deviene de otra necesidad, la de encontrar nuevos principios de representación política que permitan articular intereses que hoy no tienen espacio, por ejemplo, en términos de clases sociales.
En lo que parecen ser las postrimerías de la Primavera Árabe, hemos visto recientemente la emergencia de movimientos antisectarios y seculares en países como Irak. ¿Cómo está relacionada la situación en Líbano con este escenario regional?
-El contexto regional es muy importante. La campaña You Stink emerge en una coyuntura en la que el legado de la Primavera Árabe está todavía poco claro. En Egipto tenemos el avance de otro régimen militar autoritario, en Siria hay una guerra civil abierta y terrible, y en Libia la situación no es mucho más prometedora. Estamos, entonces, en un momento crítico, porque la esperanza que se había generado con los levantamientos, la esperanza de nuevos horizontes políticos, fue dispersada e incluso pisoteada ferozmente por la reacción contrarrevolucionaria financiada por países como Arabia Saudita y Qatar. Lamentablemente, en muchos lugares el espacio abierto por los levantamientos populares ha sido ocupado por fuerzas reaccionarias. Y esto importa para Líbano porque la memoria reciente del fracaso de los levantamientos ya está siendo usada por aquellos que quieren limitar la potencialidad rupturista de las protestas de la campaña You Stink. Por ejemplo, argumentando que la caída del gobierno actual y del sistema sectario podría desembocar en una guerra civil, como en Siria, o en un estado todavía más autoritario, como en Egipto.
Hasta el momento, las manifestaciones han sido espontáneas y en cierta medida desorganizadas. ¿Es posible ir de la frustración a la organización política?
-El problema en Líbano es que la política ha sido secuestrada por grupos sectarios. Después del asesinato del primer ministro Rafik Hariri en 2005, el país quedó polarizado entre los partidos 8 de Marzo (pro Irán) y 14 de Marzo (pro Estados Unidos). El discurso político quedó entonces estructurado en torno a estos polos. Para peor, la izquierda ha brillado por su ausencia desde el final de la guerra civil. Hoy, sin embargo, algunos de los grupos más activos en las manifestaciones de You Stink vienen de la izquierda universitaria. Creo que esta coyuntura abre un espacio de posibilidad para formular un discurso serio desde la izquierda que logre aglutinar y organizar lo que hasta ahora es más frustración que estrategia política.
¿Qué se puede esperar en el corto plazo?
-La campaña ya dejó de estar enfocada exclusivamente en el tema de la basura, y ahora tenemos por lo menos cuatro o cinco grupos con diferentes objetivos políticos colaborando y decidiendo qué pasos tomar. Todo se está decidiendo en el día a día, en buena medida porque hay muy poca estructura política sobre la que construir. Por el momento podemos esperar que los activistas mantengan la presión sobre el gobierno -presión que, es importante señalar, ha sido completamente pacífica-. Está por verse si el gobierno insiste en ignorar las demandas, como hasta ahora; si se abre algún tipo de espacio al diálogo; o si, como pasó recientemente cuando un grupo de activistas ocupó el Ministerio de Medio Ambiente, se recurre a la violencia para desactivar las protestas. Por lo pronto, las elites político-sectarias han organizado un diálogo nacional, que fue pedido desde el Parlamento, para discutir la crisis actual. Este movimiento del régimen político demuestra, por un lado, el éxito parcial de la presión de los activistas. Sin embargo, por otro lado, la formación de un bloque entre elites que hasta el momento habían estado en desacuerdo en todos los temas importantes (dado que representan intereses de potencias regionales y globales que van mucho más allá de Líbano) debería poner en alerta al movimiento. Los poderosos se juntan cuando tienen miedo de que el orden que los beneficia se resquebraje.
También hay una dimensión simbólica muy importante en las protestas.
-Sí. Quizá lo más importante de You Stink es que ha roto la hegemonía del régimen sectario como una forma de pensar la representación política y el sentido de la ciudadanía en Líbano, y esto es ya un paso político enorme. Desanudar las estructuras del orden sectario va a ser un proyecto de largo aliento y, sin dudas, muy complejo. Aunque la campaña -y esto hay que aclararlo- no ha estado dominada por discursos de izquierda, creo que es imposible llevar adelante este proyecto sin una izquierda organizada.