El gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se sumó ayer a las sanciones contra Rusia por el envenenamiento del ex espía Serguéi Skripal y ordenó la expulsión de 60 funcionarios rusos a los que acusa de ser “oficiales de inteligencia” amparados por la inmunidad diplomática. Además, anunció el cierre del consulado ruso en Seattle.

La Casa Blanca convocó al embajador ruso en Washington, Anatoly Antonov, para informarle sobre las medidas y comunicó al Kremlin la decisión “mediante los canales habituales”, según dijeron miembros de la administración Trump a medios estadounidenses. Los 60 funcionarios rusos y sus familias tienen una semana para abandonar el país. En tanto, el consulado en Seattle deberá ser clausurado antes del 2 de abril.

“Tomamos estas medidas para demostrar nuestra inquebrantable solidaridad con Reino Unido y para imponer consecuencias a Rusia por sus constantes violaciones de las normas internacionales”, explicó ayer en un comunicado la portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Heather Nauert.

Se trata del castigo más severo contra Rusia adoptado hasta ahora por el gobierno de Trump, que ni siquiera sancionó al Kremlin por su supuesta injerencia en las elecciones estadounidenses de 2016, confirmada por las agencias de inteligencia de su país.

El anuncio de la Casa Blanca tuvo lugar el mismo día en que 14 países de la Unión Europea (UE), además de Canadá y Ucrania, también expulsaron diplomáticos y funcionarios rusos en respuesta al intento de asesinato de Skripal, por el que Londres responsabiliza a Rusia. Los anuncios de ayer afectaron a más de 100 diplomáticos rusos en un total de 18 países –incluido Reino Unido–, en la mayor medida de este tipo desde el punto álgido de la Guerra Fría, de acuerdo con la agencia de noticias Reuters.

La semana pasada, los líderes de la UE habían respaldado la posición de Reino Unido al reconocer como “altamente probable” que Rusia esté detrás del envenenamiento. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, adelantó ayer que “no se excluyen medidas adicionales” en los próximos días.

La primera ministra británica, Theresa May, agradeció ayer el “esfuerzo colectivo” de los países que tomaron medidas contra Moscú, durante una comparecencia en la Cámara de los Comunes para dar cuenta de la reunión del Consejo Europeo celebrada la semana pasada. A su entender, las sanciones “demuestran con claridad que todos estamos hombro con hombro en el envío de la señal más fuerte a Rusia de que no puede seguir saltándose la ley internacional”.

De la misma manera, el secretario de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, aseguró en Twitter: “La extraordinaria respuesta internacional de nuestros aliados quedará en la historia como la expulsión colectiva de funcionarios de inteligencia rusa más grande de la historia y ayudará en la defensa de nuestra seguridad compartida”.

Por su parte, Rusia aseguró que responderá de manera “recíproca” a las expulsiones. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo ayer a periodistas rusos que la cancillería hará un primer análisis y luego le presentará “propuestas de respuesta” al presidente ruso, Vladimir Putin, quien adoptará “la decisión definitiva”.

Peskov también insistió en que “Rusia no tiene nada que ver” con lo sucedido a los Skripal. “Y no se trata de su carácter masivo, sino de lo equivocadas que son estas decisiones. Porque desde nuestro punto de vista, el argumento del llamado ‘caso Skripal’ no se sostiene en nada”, agregó el vocero.

El domingo 4, Skripal y su hija Yulia fueron hallados inconscientes en el banco de un parque de Salisbury, al sur de Inglaterra. La investigación reveló que habían sido intoxicados con una sustancia neurotóxica que, según Londres, fue fabricada en Rusia. Los dos continúan hospitalizados y en estado crítico.