El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, fue citado por las autoridades británicas y europeas para que dé explicaciones sobre la fuga de datos de millones de usuarios que fueron utilizados para intervenir en las últimas elecciones estadounidenses con el fin de favorecer al actual presidente, Donald Trump. La estrategia –revelada el fin de semana por el diario The New York Times y el semanario británico The Observer– funcionó gracias a la maniobra de la empresa Cambridge Analytica, especializada en el análisis de datos para hacer campañas políticas y publicitarias.

La presidencia de Trump ha sido atravesada, desde el primer día, por la llamada “trama rusa”, esa investigación que intenta demostrar si el Kremlin interfirió o no en las elecciones de Estados Unidos para ayudar al republicano a llegar a la Casa Blanca. El fin de semana, las miradas sobre este asunto cambiaron de dirección y ahora apuntan a Facebook, Zuckerberg y Cambridge Analytica. Esto se debe a que la empresa británica, que trabajó para la campaña de Trump, también utilizó herramientas al menos cuestionables para favorecer al entonces candidato, según la investigación de The New York Times y The Observer.

La información revelada por los medios se basa fundamentalmente en el testimonio de Christopher Wylie, un antiguo empleado de Cambridge Analytica que decidió contar cómo la empresa británica recopiló datos de usuarios de Facebook para conquistar votantes.

La investigación reveló que en 2014 la compañía obtuvo información de 50 millones de usuarios de Facebook para trazar un perfil de los intereses de los votantes estadounidenses, incluidas sus ideas y aspiraciones, para poder dirigirse a ellos mediante anuncios que respondieran a sus preferencias políticas.

El encargado de la búsqueda de los datos personales fue ni más ni menos que el propio director ejecutivo de Cambridge Analytica, Alexander Nix, que en aquel entonces trabajaba en la empresa SCL Group. Nix contrató a Wylie y, juntos, hicieron varias pruebas en países del Caribe y África donde las leyes sobre privacidad eran escasas o inexistentes, según reportó The New York Times.

Cuando se dio cuenta de que la iniciativa podía funcionar y que tenía un gran potencial político Nix se contactó con Steve Bannon –que luego se convertiría en el principal asesor de campaña de Trump– y con el empresario multimillonario Robert Mercer. Con el apoyo de los dos, nació Cambridge Analytica.

El principal obstáculo que tenían era conseguir los datos personales sin violar ninguna ley. Fue ahí que apareció en escena Aleksandr Kogan, un profesor de psicología de la Universidad de Cambridge, que creó una aplicación de Facebook llamada “This is your digital life”, por medio de la cual accedió a los perfiles de los millones de usuarios que la descargaron. La respuesta fue masiva porque, además, el profesor tuvo acceso a los amigos de quienes la descargaron. La directiva de Facebook no se negó porque la justificación de Kogan fue que el experimento se hacía “con fines académicos”.

La información facilitada por Cambridge Analytica permitió a la campaña de Trump elegir qué audiencias eran más efectivas para sus anuncios virtuales, saber hacia qué público dirigir las campañas de recaudación de fondos, elaborar modelos para determinar en qué estados debía centrar sus recursos e incluso elegir los lugares en los que era más rentable –en términos electorales– la presencia del candidato. “Las reglas no les importaban. Para ellos era una guerra y todo valía”, dijo Wylie a The Observer. “Querían emprender una guerra cultural en Estados Unidos. Cambridge Analytica tenía que ser el arsenal con el que luchar en esa guerra”, agregó.

La influencia de la empresa británica en la política quedó más en evidencia el domingo de noche, cuando el canal Channel 4 emitió imágenes registradas con una cámara oculta en las que Nix sugiere que puede tender trampas a candidatos políticos para influir en procesos electorales. “Nosotros solamente ponemos la información en internet y vemos cómo va creciendo. Le damos un pequeño empujón de vez en cuando, como un mando a distancia. Tiene que ocurrir sin que nadie piense ‘eso es propaganda’, porque en el momento en el que piensas ‘eso es propaganda’ la siguiente pregunta es ‘¿quién la puso ahí?’”, dice Nix en un momento.

El director ejecutivo fue el primero en caer: la empresa anunció ayer que quedó suspendido de su cargo hasta que se lleve a cabo una investigación “completa e independiente” sobre sus acciones.

A la vez, Cambridge Analytica fue suspendida el viernes de la red social cuando Facebook supo que la información sobre la filtración sería publicada al día siguiente y que no había vuelta atrás. De hecho, la firma también habría intentado hacer maniobras legales para directamente evitar que fueran publicados los artículos. Una de las periodistas de The Observer a cargo de la investigación, Carole Cadwalladr, dijo el sábado en Twitter que Facebook había amenazado con demandar al semanario si la información se publicaba.

El diario The Observer informó que los documentos a los que tuvo acceso indican que la firma liderada por Zuckerberg supo de esta invasión a fines de 2015 pero no tomó medidas para proteger a sus usuarios o evitar que Cambridge Analytica entregara los datos personales obtenidos de forma fraudulenta.

En un comunicado publicado ayer, Facebook aseguró que la compañía fue “engañada” y reafirmó su compromiso con “fortalecer vigorosamente las políticas para proteger la información de la gente”. Por su parte, el vicepresidente de Facebook, Paul Grewal, se encargó de transmitir que tanto la empresa británica como Wylie y Kogan “certificaron” que “destruyeron los datos en cuestión”.

A rendir cuentas

Zuckerberg, que acostumbra publicar aclaraciones sobre cuestiones en torno a su empresa, se mantiene todavía en silencio. Sin embargo, es muy probable que dé su versión de los hechos ante las distintas autoridades que quieren explicaciones. Ayer, el empresario fue citado para declarar ante el comité de Asuntos Digitales, Cultura, Medios de Comunicación y Deportes del Parlamento británico, que evaluará si Facebook protegió de forma adecuada la privacidad de sus usuarios, en el marco de una investigación sobre la propagación de noticias falsas que inició en noviembre de 2017.

El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, también invitó ayer a Zuckerberg a que “aclare ante los representantes de 500 millones de europeos que sus datos personales no se usan para manipular la democracia”, según escribió en Twitter. “Las alegaciones del mal uso de datos de usuarios de Facebook es una inaceptable violación de los derechos de privacidad de los ciudadanos”, agregó.

En paralelo, la Oficina del Comisionado de Información –el organismo que supervisa la protección de datos en el Reino Unido– adelantó que pedirá una orden judicial para registrar las computadoras de Cambridge Analytica, y la Comisión de Protección de Datos de Irlanda –donde Facebook mantiene su base de operaciones europeas– anunció que analizará el uso de publicidad política en la red social a raíz de este escándalo.

En la Bolsa de Nueva York Facebook sufrió el lunes una caída de 6,76% –la mayor en años– y ayer una más moderada, de 2,56%.

En tanto, la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos anunció ayer que está investigando si la red social violó los términos de su contrato de consentimiento al proveer de datos de sus usuarios a la compañía Cambridge Analytica, según informó la agencia de noticias Bloomberg.

En dicho contrato, firmado en 2011, Facebook se comprometía a solicitar el consentimiento de sus usuarios antes de realizar determinados cambios en las preferencias de privacidad. El compromiso era parte de un acuerdo con el Estado, que en ese momento acusaba a la compañía de engañar a los consumidores al compartir con terceras empresas más información de la autorizada. De ser hallada culpable, Facebook podría enfrentarse a multas millonarias por la violación del acuerdo con sus usuarios.