“Prometo mantener, defender y cumplir la Constitución brasileña”, dijo ayer el ultraderechista Jair Bolsonaro ante el Congreso, unos minutos antes de convertirse oficialmente en el presidente de Brasil por los próximos cuatro años. En la misma ceremonia, el general Hamilton Mourão asumió la vicepresidencia.
En su primer discurso como presidente, Bolsonaro dijo que su misión es “restaurar y reconstruir la patria, liberándola definitivamente del yugo de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica”. Hizo hincapié en esto último.
Pese a que reafirmó su compromiso de gobernar “sin discriminación o división”, aseguró que entre sus prioridades aparecen las de combatir la “ideología de género” y “respetar la tradición judeocristiana”, para que Brasil “vuelva a ser un país libre de las ataduras ideológicas”. En el mismo sentido, el nuevo mandatario –que durante la campaña preocupó a organizaciones sociales por sus declaraciones racistas, machistas y homofóbicas– dijo que impulsará el desarrollo de “buenas escuelas” para preparar a las nuevas generaciones para “el mercado laboral y no para la militancia política”.
Bolsonaro se refirió especialmente a la corrupción cuando dijo que pondrá fin a las “prácticas nefastas” que condujeron a Brasil a la “mayor crisis ética, moral y política” de su historia. Si bien no dio nombres, durante la campaña electoral fue un duro crítico del Partido de los Trabajadores y de su líder, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado desde abril por acusaciones de corrupción. “Hoy comenzamos un trabajo arduo para que Brasil inicie un nuevo capítulo en su historia”, dijo el nuevo presidente, que nombró como ministro de Justicia a Sérgio Moro, el juez que condenó a Lula.
Por otro lado, afirmó que su gobierno honrará a los funcionarios que “sacrifican sus vidas en nombre de la seguridad”. Bolsonaro dijo además que las Fuerzas Armadas “tendrán las condiciones necesarias” y mantendrán su “capacidad” para “resguardar la soberanía nacional y las fronteras” del país.
En materia económica, el ultraderechista dijo que impulsará “reformas estructurales” para sustentar las cuentas públicas, aunque no mencionó ninguna medida específica. Sí defendió, en líneas generales, una profunda reforma del régimen de jubilaciones y pensiones, actualmente deficitario. A la ceremonia en el Congreso asistieron los presidentes de Bolivia, Evo Morales; Chile, Sebastián Piñera; Honduras, Juan Orlando Hernández; Paraguay, Mario Abdo Benítez; Perú, Martín Vizcarra; y Uruguay, Tabaré Vázquez. También estuvieron presentes los primeros ministros de Israel, Benjamin Netanyahu; Hungría, Viktor Orbán; y Marruecos, Saadeddine Othmani, entre otras autoridades internacionales.
Cuando terminó su discurso, Bolsonaro se dirigió al Palacio de Planalto, sede de la presidencia, donde fue recibido por miles de simpatizantes que lo esperaban con banderas de Brasil. Allí recibió la banda presidencial de manos del gobernante saliente, Michel Temer, y después pronunció un segundo discurso, más breve, esta vez frente a la multitud.
El gobernante volvió a insistir en que no permitirá que “ideologías nefastas dividan a los brasileños” y “destruyan” a las familias. Por eso, se comprometió a “restablecer los valores éticos y morales”.
Al mismo tiempo, afirmó que con su investidura Brasil comienza a “liberarse del socialismo, de la inversión de valores y de lo políticamente correcto”. Acto seguido, sacó de uno de los bolsillos de su traje una bandera de Brasil y la ondeó ante la multitud que gritaba “Mito”, como lo llaman sus partidarios. “Esta es nuestra bandera, que jamás será roja”, advirtió, antes de aclarar que “sólo será roja” si es necesario defenderla con “sangre” para “mantenerla verde y amarilla”.
Más tarde, Bolsonaro tomó juramento a los 22 miembros de su gabinete, que incluye a cinco integrantes de las Fuerzas Armadas, otros cuatro con formación militar y sólo dos mujeres. Las celebraciones vinculadas con la investidura terminarían en la noche, con una fiesta de gala que el nuevo presidente ofrecería a sus invitados internacionales en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
En paralelo a las ceremonias que se desarrollaron en Brasilia, ayer también asumieron sus nuevos cargos los 27 gobernadores elegidos en octubre. Más de la mitad de ellos, 14, respaldaron a Bolsonaro en alguna de las dos vueltas electorales.
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