Decenas de miles de personas, en su mayoría estudiantes, pero también trabajadores y militantes políticos y sociales, salieron a las calles de diversas ciudades de Brasil, desde el estado de Río Grande do Sul hasta Pará. Participaron en una jornada de protestas contra los recortes impulsados por el gobierno de Jair Bolsonaro. Su ministro de Educación, Abraham Weintraub, dispuso una drástica reducción del presupuesto estatal para las universidades federales de todo el país y también restringió las partidas destinadas a fomentar trabajos de investigación.

Bien temprano en la mañana comenzaron las movilizaciones en las principales universidades, bajo la consigna #TsunamiDaEducação. Estudiantes y profesores de la Universidad de San Pablo, la más afectada por la suspensión de las partidas destinadas a financiar los posgrados, bloquearon una de las entradas de la sede de esa institución, ubicada en la zona oeste de San Pablo. También en esa ciudad –la más poblada del país–, en el barrio de Higienópolis, hubo una amplia marcha de estudiantes de educación secundaria, según informó la revista Fórum.

En el interior del estado de San Pablo se desarrollaron asimismo marchas significativas en las ciudades de Campinas, donde se encuentra la prestigiosa Unicamp, así como en Sorocaba y Ribeirão Preto.

Mientras tanto, en la ciudad portuaria de Santos, los estudiantes fueron acompañados en la manifestación por empleados de las industrias petroleras, que se movilizaron en defensa de las refinerías estatales. También expresaron su rechazo a la reforma de la previsión social, una de las principales banderas de la política económica brasileña, liderada por el ministro Paulo Guedes, el mismo que dio su aval para los recortes en el área educativa.

De la misma manera se unieron estudiantes y trabajadores en la movilización que se desarrolló en Curitiba, capital del estado de Paraná. Ese acto tuvo un componente adicional, porque es en esa ciudad que está encarcelado desde abril de 2018 el ex presidente Luiz Inácio Lula de Silva, quien fue aludido por los manifestantes.

Regina Cruz, presidenta de la Central Única de Trabajadores de Paraná, dijo durante la marcha que el “el gobierno de Bolsonaro está poniendo en venta” el “patrimonio petrolero del sur del país”. Según publicó el diario Folha de São Paulo, Cruz afirmó que “la lucha en contra de la reforma de la previsión social es una pelea conjunta de quien ya se jubiló, de quien está trabajando y de los trabajadores del futuro”. A los estudiantes les dijo: “Debe ser una lucha de ustedes”.

Por su parte, la militante estudiantil Mandi Coelho dijo que “el de Bolsonaro es un gobierno mentiroso y chantajista, porque dice que necesita aprobar la reforma de la previsión social para no cortar el presupuesto educativo”. Agregó que “si se precisa el dinero para la educación, sería mejor que dejara de pagar la deuda pública a los banqueros y empresarios que consumen 50% del presupuesto”.

En la capital, Brasilia, se dispusieron diversas medidas de seguridad en torno al edificio donde funciona el Ministerio de Educación, pero de todos modos se congregó una multitud en la explanada de los ministerios. Además de manifestaciones en las calles, hubo referencias a la educación en la sesión del Parlamento, en particular hechas por representantes de la oposición.

El senador Randolfe Rodrigues, que pertenece al partido Rede Sustentabilidade y lidera la oposición en la cámara alta, escribió en su cuenta de Twitter: “Es muy emocionante para mí ver la explanada tomada por estudiantes y profesores. Como profesor, mi lucha y mi indignación se une a la de ellos”. La manifestación en Brasilia fue una de las pocas en las que se registraron enfrentamientos entre manifestantes y la Policía, que terminaron con la detención de dos personas.

Una de las ciudades en las que más se sintió esta jornada de protestas fue Salvador, la capital del estado de Bahía, donde se estima que marcharon por las calles alrededor de 70.000 personas. En esta protesta participaron los estudiantes de la Universidad de la Integración Internacional de la Lusofonía Afro-Brasileña, a la que asisten muchos alumnos provenientes de ex colonias portuguesas en África. Uno de ellos, Moacir Gama, oriundo de Guinea-Bissau, destacó la importancia de la universidad para la formación de los estudiantes de intercambio y criticó los recortes a la educación. “Esta lucha es internacional, la educación es un derecho de todos”, afirmó.

Hubo también, según consignaron medios brasileños, movilizaciones multitudinarias en Belo Horizonte, capital mineira, en Fortaleza, en el estado de Ceará, en Aracajú, capital del estado de Sergipe, y en Palmas, capital de Tocantins, entre otras ciudades.

El principal objeto de las protestas, el presidente Bolsonaro, se encontraba en Estados Unidos, pero desde allí se tomó un tiempo para referirse, a su manera, a las movilizaciones que se registraron en su país. Interrogado al respecto, el gobernante respondió: “Es natural que protesten, pero ahora... la mayoría de los que estaban ahí son militantes. Son militantes y no tienen nada en la cabeza. Si les preguntan cuánto es siete por ocho no saben. Si les preguntan por la fórmula del agua no tienen idea. No saben nada. Son unos idiotas útiles, unos imbéciles que están siendo manipulados por una minoría experta que compone el núcleo de muchas universidades federales de Brasil”.

Bolsonaro, que siguió con las descalificaciones a los manifestantes, reconoció que el estado de la educación en su país deja mucho que desear, pero no aludió al presupuesto sino que responsabilizó al gobierno anterior. “Si se leen las pruebas PISA, que yo las leí ahora, tomando del año 2000 para acá cada tres años, los resultados son cada vez peores”, dijo.

El gobernante la emprendió después contra los adolescentes y los desocupados. “De la gurisada de 15 años, 70% no sabe resolver una regla de tres. Entonces, ¿cuál es el futuro de estas personas? Se habla mucho de que en Brasil hay 14 millones de personas desocupadas. Sí, es cierto, pero parte de ellos no tiene ninguna calificación, porque el cuidado de que la tuvieran no existió durante las administraciones del Partido de los Trabajadores, a lo largo de 13 años de gobierno”, concluyó.