Al entrar en su sexto mes de gestión, el gobierno brasileño que preside Jair Bolsonaro sigue sin dar pasos ciertos, y la base de opositores que parece conformarse en contra de la gestión del ex capitán ultraderechista excede ampliamente el de sus adversarios naturales, los sectores de izquierda y progresistas. En una nota publicada en el sitio del diario O Globo, el presidente de la Cámara de Diputados, el dirigente derechista Rodrigo Maia, representante federal por el estado de Río de Janeiro Rodrigo Maia, integrante del partido Demócratas, afirmó que la administración de Bolsonaro no tiene una “agenda planteada” de gobierno y que el país se está encaminando hacia el “colapso social”.
Maia sostuvo que la reforma de la previsión social, principal iniciativa del área económica, que tiene como principal referente al ministro de Hacienda, Paulo Guedes, es necesaria, pero aclaró que esa reestructura del gasto no va a resolver por sí sola todos los problemas del país. El diputado dijo también que su relación con Bolsonaro es “de diálogo y de construcción de una alternativa que saque al país del camino por el que está yendo actualmente”. Agregó que “cada uno desde su lugar, principalmente desde el Ejecutivo y el Legislativo, tiene que colaborar para construir iniciativas, más allá de la reforma de la previsión social, para que podamos cuidar a esos brasileños que están en una situación cada vez peor, yo diría de colapso social”.
Según dijo Maia en la entrevista con el medio carioca, la reforma de la previsión social no está atrasada, pero “todo el mundo ya tiene claro que sólo esa reforma no va a resolver nada. Para salir de este camino el gobierno va a tener que ir mucho más allá de lo que fue hasta ahora”. “La previsión social no es una agenda, sino una reforma racional y necesaria para equilibrar las cuentas públicas. Nosotros no vemos una agenda amplia y completa elaborada por este gobierno”, amplió Maia, quien dijo además que las movilizaciones en favor de Bolsonaro que tuvieron lugar el último domingo de mayo –en las que el diputado fue blanco de muchas críticas– “fueron básicamente actos del gobierno para atacar a aquellos que pueden ayudar al propio gobierno”.
Más previsibles, al tiempo que más punzantes, fueron las críticas que hizo al gobierno de Bolsonaro el experimentado diplomático Samuel Pinheiro Guimarães Neto, quien se desempeñó como alto representante del Mercosur en 2011 y 2012 y fue secretario general de Itamaraty durante el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, entre 2003 y 2009. En una entrevista publicada por el sitio The Intercept Brasil, declaró que el gobierno de Bolsonaro no pasará de julio y agregó que una eventual presidencia del general Hamilton Mourão, actual vicepresidente, no debe generar recelo acerca de una nueva dictadura militar. “[Los militares] pasaron 30 años intentando limpiar los aspectos de la dictadura que fueron negativos para ellos”, aseguró.
Guimarães –quien es una figura muy identificada con el Partido de los Trabajadores– se mostró muy crítico respecto de la política exterior que lleva adelante el gobierno brasileño y cuestionó la intención de la actual administración de intentar que Brasil ingrese a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Según Guimarães, Bolsonaro se olvida de que se trata de una nación subdesarrollada y que “la OCDE es un club de ricos”. El diplomático se valió de la comparación del sistema económico mundial con un avión para asegurar que Brasil ni siquiera tiene asiento en clase económica, sino que “está en la parte del equipaje”.