El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció anoche que resolvió que la comisión oficialista no viajara a Barbados para una nueva ronda de diálogos con la oposición, en un diálogo promovido por Noruega. El mandatario aseguró que en “los venezolanos” causó “profunda indignación” que el líder opositor y autoproclamado presidente, Juan Guaidó, “celebra, promueve y apoya” las sanciones impuestas por Estados Unidos.

Este lunes la administración de Donald Trump impuso a través de un decreto un bloqueo total a los bienes estatales de Venezuela en su territorio. Además, más tarde advirtió que podría sancionar a otros países que colaboraran con “la dictadura” de Maduro.

La primera respuesta de Venezuela llegó el miércoles, cuando el gobierno suspendió su participación en la ronda de diálogo que se realizaría hoy y mañana. Sin embargo, Maduro también dijo que “se dispone a revisar los mecanismos” del intercambio para que “su continuación sea realmente efectiva y armónica con los intereses” de los venezolanos.

Por su parte, la oposición criticó la decisión del oficialismo. Uno de los integrantes de la delegación opositora en Barbados, Stalin González, aseguró que ésta no obedece a la actitud de Guaidó ante la sanción estadounidense sino a que “le teme a la posibilidad de un verdadero cambio político en el país”.

Hoy se sumaron otras voces críticas a la medida adoptada por Estados Unidos. Una de ellas fue la de Rusia, que lamentó la cancelación de la ronda de diálogo y la atribuyó a la “política irracional de Washington”. Otra fue la de la alta comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet, que advirtió que las sanciones impuestas pueden tener “un impacto potencialmente severo en los derechos humanos” de los venezolanos.