El gobierno de Estados Unidos demandó a Google por haber incurrido en prácticas anticompetitivas con el fin de mantener una posición dominante en el mercado de búsquedas en internet y publicidad online. Esas prácticas incluyen contratos de exclusividad y acuerdo privados para dejar fuera del negocio a otros actores.

El fiscal general de Estados Unidos, Jeffrey Rosen, anunció el caso este martes en una conferencia de prensa y lo describió como un hito en el proceso de estimular la competencia en los mercados digitales. Además, dio a entender que no sería la única medida que se emprenderá en este sentido.

Cabe recordar que hace dos semanas se había dado a conocer un informe de la Subcomisión de Defensa de la Competencia, que funciona en la órbita de la Cámara de Representantes estadounidense, que indicaba que Google, Facebook, Amazon y Apple incurrían en prácticas anticompetitivas.

Rosen aclaró que la demanda es independiente de los reclamos que el presidente Donald Trump y otras figuras del Partido Republicano han venido expresando acerca de Google y otros gigantes tecnológicos. Estos dirigentes han centrado sus críticas en la forma de vigilancia del discurso de odio que han implementado varias redes sociales, en el entendido de que los desfavorece.

Google, por su parte, emitió una declaración: “La demanda del Departamento de Justicia es errónea. La gente usa Google porque elige, no porque la fuercen o porque no pueda encontrar alternativas”. La demanda, de acuerdo a este comunicado, tiene como fin promover buscadores online de baja calidad, y de tener éxito, hará subir los precios de los teléfonos. Sobre los acuerdos con proveedores de internet en los aparatos con sistema Android -también propiedad de Alphabet, la empresa madre de Google-, la compañía afirma que eso hace posible que el sistema operativo sea gratuito. El comunicado también destaca que Google no es la opción de fábrica en las laptops y aparatos con sistema Windows.

Entre las prácticas en las que habría incurrido Google, la demanda cita el pago de millonarias sumas a empresas como Apple para instalarse como motor de búsqueda predeterminado en los equipos iPhone. En el comunicado, Google admitió que realiza estas y otras operaciones tendientes a posicionar mejor sus servicios, “tal como cualquier empresa les paga a los supermercados para colocar sus productos en el lugar más visible de las góndolas”.

Las consecuencias del juicio podrían incluir la obligación de dividir a Google en distintas empresas independientes, como ocurrió con la telefónica Bell en la década de 1980. En 2017, sin embargo, Google enfrentó una demanda similar en la Unión Europea, y el proceso culminó en una multa de 1.500 millones de euros.

La demanda, cuyo texto ocupa 64 páginas, fue presentada por el Departamento de Justicia estadounidense, pero también la acompañan los Ejecutivos de 11 Estados (Arkansas, Florida, Georgia, Indiana, Kentucky, Louisiana, Mississippi, Missouri, Montana, South Carolina y Texas).