La incertidumbre sobre quién fue el ganador de las elecciones presidenciales de Estados Unidos parece haber terminado.
Si bien todavía el recuento oficial en algunos estados no concluyó, como es el caso de Nevada, Georgia, Pensilvania, Alaska y Carolina del Norte, el postulante demócrata Joe Biden ya suma 264 votos electorales, por lo que está muy cerca de obtener los 270 apoyos que le garantizarían la mayoría en el Colegio Electoral, órgano que en última instancia es el que decide quién será el mandatario estadounidense.
Si, por ejemplo, Biden logra ganar en Nevada, estado en que va adelante y que otorga seis votos electorales, ya se convertirá oficialmente en presidente. Lo mismo pasaría si ganara en Pensilvania, donde hay 20 votos en juego. En este estado quedan algo menos de un millón de sufragios por contar y se estima que el recuento recién terminará mañana. Si bien Trump está ganando por más de 266.000 votos, el margen que queda por contabilizar es mucho.
Pero Biden tiene muchas otras cartas que le asegurarían el triunfo. Esto pasará también si se impone en el sureño estado de Georgia.
En este territorio, con 94% de los votos escrutados, Trump está ganando, pero su margen de ventaja es poco y todos los votos que quedan por contabilizar corresponden a sufragios por correo correspondientes a grandes ciudades del estado: Atlanta, Columbus y Savannah, entre otras, donde predomina el voto demócrata, que es notoriamente minoritario en los condados rurales, fieles al Partido Republicano.
El panorama electoral dio un giro que le agregó dramatismo a la contienda electoral en la mañana de este miércoles. Luego de que tras los primeros recuentos el actual presidente Donald Trump se anotara varios triunfos importantes en estados clave, sobre todo Florida, Texas y Ohio, los datos que comenzaron a llegar de estados como Michigan y Wisconsin cambiaron drásticamente el talante del republicano.
En la madrugada del miércoles Trump dio un discurso en el que se declaró ganador, aunque sin mucha convicción, ya que a continuación anunció que apelaría a la Justicia para tratar de impedir lo que a su juicio constituye un fraude electoral, haciendo referencia, sin ningún tipo de pruebas, a la enorme cantidad de votos por correo que aún quedaban y quedan por contar.
La estrategia del republicano no resultó para nada sorpresiva, porque desde hace largas semanas venía diciendo que la enorme cantidad de votos emitidos por correo –cantidad que en esta ocasión se incrementó como nunca debido a la pandemia de coronavirus– iba a conducir a un fraude electoral.
Pasando de los dichos a los hechos, Trump exigió un recuento de los votos en el estado de Wisconsin –donde en la tarde del miércoles se proclamó como ganador a Biden, que logró así diez votos electorales más– y pidió detener el escrutinio que se estaba realizando en Michigan, lugar donde también las autoridades electorales dieron como ganador al demócrata. Horas antes, los referentes de la campaña del republicano anunciaron otra demanda para paralizar el recuento en Pensilvania, donde todavía queda más de un millón de votos por contar. En dicho territorio, Trump lleva una ventaja de más de 400.000 votos, pero los sufragios que quedan por contar son aquellos que fueron enviados por correo, una modalidad elegida con mucha más frecuencia por los electores demócratas, lo cual pondría en duda la victoria del actual mandatario.
Además, los asesores legales del Trump, de 74 años de edad, habían presentado el miércoles temprano un recurso alegando supuestas irregularidades en la votación en el estado de Nevada, pero pocas horas más tarde las autoridades judiciales rechazaron la demanda, aunque al mandatario puede, en última instancia, recurrir a la Corte Suprema.
Contrastando con el tono de Trump, que claramente con sus dichos y acciones estaba dejando en evidencia que su derrota era inminente, Biden, de 77 años, se manejó con cautela y optimismo, defendiendo el recuento de todos y cada uno de los votos emitidos en tiempo y forma.
“No es mi rol ni el de Donald Trump declarar al ganador de esta elección. Es el rol de los votantes”, declaró Biden en su cuenta de Twitter, donde más tarde agregó: “cada voto cuenta”.
A medida que la jornada avanzaba y su triunfo parecía cada vez más cercano, Biden realizó un discurso ante los medios en su lugar de residencia, la ciudad de Wilmington, en el estado de Delaware.
“No estoy aquí para declarar que hemos ganado, pero estoy aquí para informar que cuando finalice el conteo creemos que seremos los ganadores”, afirmó en su discurso el veterano político demócrata, quien compareció en el evento acompañado de la futura vicepresidenta estadounidense, la californiana Kamala Harris.
Ya expresándose como presidente, Biden agregó que el suyo será un gobierno para todos, “para los que no votaron por mí y para los que sí lo hicieron”. El ex vicepresidente durante los dos mandatos de Barack Obama dijo, además: “Estamos haciendo campaña como demócratas, pero yo gobernaré como presidente de los estadounidenses”.
“Es claro que estamos ganando suficientes estados para reunir 270 votos electorales que se necesitan para ganar la Presidencia”, agregó el dirigente, quien además sumó un dato histórico referente a las elecciones: “La senadora Harris y yo estamos camino a ganar más votos que cualquier dupla en este país que haya ganado la Presidencia y la Vicepresidencia”.
Efectivamente, de acuerdo a los datos oficiales fueron más de 160 millones de personas las que ejercieron su derecho al voto en estos comicios, una cifra récord, que alcanza alrededor del 65% de los habilitados. Tomando los totales a nivel de todo el país, la fórmula demócrata ya sumó más de 71 millones y medio de votos contra algo más de 68 millones del actual presidente. Según las proyecciones, cuando finalice el recuento de todos los votos, Biden podrá sumar cerca de 80 millones de adhesiones contra 75 de su contrincante.