La ex presidenta brasileña Dilma Rousseff, quien fue depuesta en 2016, emitió este miércoles un comunicado en el que criticó una vez más al gobierno de Jair Bolsonaro por su errática gestión en el manejo de la pandemia de coronavirus. “No hay dudas de que el aumento de la pandemia, el atraso en la vacunación y la emergencia social están llevando a nuestro pueblo a la desesperación”, manifestó. “Brasil no puede soportar tanta incompetencia e irresponsabilidad, tanto descuido y desprecio por la vida humana y el sufrimiento de la gente”, agregó la ex dirigente del Partido de los Trabajadores, quien dijo también que la única manera de salir de esta situación es diciéndole “basta a este gobierno de cínicos y autoritarios. Es hora de decir ‘fuera [Hamilton] Mourão’ y ‘fuera Bolsonaro’”.

En su texto, consignado por el portal Brasil247, la ex presidenta remarcó el hecho de que aún no haya “un esquema claramente definido de compra y fabricación de vacunas, jeringas y agujas, un plan logístico de transporte, distribución y almacenamiento de inmunizantes, ni siquiera una articulación entre el Ejecutivo y los estados y municipios para llevar adelante la tarea de que la vacuna sea accesible para la población”. Rousseff se lamentó porque actualmente no existe “un plan nacional de vacunación que trate a todos los estados con igualdad, traicionando una tradición brasileña de décadas de eficiencia en vacunaciones masivas, modelo que siempre fue un ejemplo para el mundo”.

La ex presidenta hizo esas declaraciones en el marco de la enorme guerra política respecto de las vacunas contra la covid-19, virus que coadyuvó a la muerte de casi 180.000 personas en el país, uno de los más afectados por la pandemia en el mundo.

Este miércoles, intentando controlar la presión social que existía contra el desorganizado plan del gobierno que pretendía comenzar las vacunaciones contra el coronavirus en marzo, el ministro de Salud, Eduardo Pazuello, dio marcha atrás con esa idea y dijo que el plan de inmunización a los grupos de riesgo podría ponerse en marcha sobre fin de año o comienzo de 2021, dependiendo de las autorizaciones que conceda la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa). En declaraciones a la cadena CNN Brasil, Pazuello –quien es general y antes de asumir su cargo en el ministerio, en mayo de este año, no tenía ninguna experiencia en el área de la salud, sino que fue designado para el cargo por su idoneidad en cuestiones logísticas– expresó que en función de la disponibilidad de vacunas que exista, la inmunización masiva podría comenzar en enero o febrero. Dijo además que se está cerrando un contrato con la empresa farmacéutica Pfizer, pero no entró en detalles sobre cómo se implementaría el plan de vacunación en todo el territorio brasileño.

El gobierno de Bolsonaro dio esta marcha atrás después de que el gobernador de San Pablo, João Doria, dijera que las vacunaciones en su estado comenzarían en enero y que anunciara además que junto con otros 11 estados estaban coordinando un plan de compra conjunta de la vacuna china denominada Coronavac, que está siendo desarrollada en Brasil por el Instituto Butantan, ubicado en la ciudad de San Pablo.

Otro gobernador que se mostró contrario a las políticas del gobierno fue Flávio Dino, dirigente comunista que es el máximo jerarca del norteño estado de Maranhão. Dino presentó esta semana un recurso ante el Supremo Tribunal Federal, reivindicando la autorización de vacunas que ya hayan sido aprobadas en sus respectivos países de origen, sin la necesidad de la intervención de la Anvisa, ya que, a su entender, este órgano de control está siendo utilizado políticamente por el gobierno de Bolsonaro.

Mientras todo esto sucede, Bolsonaro dijo este miércoles, en una especie de balance del año durante un almuerzo de camaradería de las Fuerzas Armadas, que su gobierno actuó “muy bien” frente a la pandemia de coronavirus. De acuerdo a lo que informó Folha de São Paulo, en su discurso ante los uniformados, el ex capitán dijo que están intentando de “todas las maneras posibles” desacreditar a su gobierno, por más que su administración siempre buscó “reducir el sufrimiento de nuestros hermanos”.

“Todo el país nos está mirando. Hay un presidente y un vicepresidente que son militares, entonces están buscando con una lupa posibles defectos. Buscan desacreditar de todas las maneras posibles. Pasamos un año muy difícil con la pandemia, pero junto a nuestros colegas y a los ministros civiles actuamos muy bien. No únicamente en la cuestión de la economía, sino también en la búsqueda de reducir el sufrimiento de nuestros hermanos”, expresó Bolsonaro.

De acuerdo a lo que informaron medios presentes en el evento, antes del almuerzo la mayor parte de los participantes no estaban usando tapabocas ni respetando las distancias recomendadas en este tipo de actos. Desde que la pandemia llegó a Brasil, 14 integrantes del equipo ministerial de Bolsonaro tuvieron coronavirus, entre ellos el mandatario y su esposa Michelle, además del ministro de Salud, Pazuello.

Este miércoles, 11 ex ministros de Salud brasileños, entre ellos Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich, quienes formaron parte de la actual administración y fueron despedidos por desavenencias con Bolsonaro, publicaron un artículo en el diario Folha en el que tildaron de desastrosa e ineficiente la conducción del Ministerio de Salud en relación con la estrategia adoptada por el país para su plan de vacunación a la población contra la covid-19.