Las clases terminaron en los liceos y lo harán esta semana en las escuelas, pero el aumento reciente de casos de coronavirus provocó que muchas escuelas ya hayan dado por terminados los cursos y que en Montevideo, Canelones y en las ciudades de Rivera y Chuy no sea obligatorio concurrir a los centros educativos. Ante esta situación, dos colectivos que nuclean a familias de estudiantes del sistema público se manifestaron en las últimas horas.
En una carta abierta, la organización Familias Organizadas del Liceo Público, creada este año, plantea que “la gestión de la crisis sanitaria ha implicado efectos negativos no sólo en los aprendizajes, sino en la salud psicoemocional y física de estos jóvenes (por alejamiento de sus pares y referentes, el aumento del sedentarismo y de horas obligadas de pantalla, la angustia creada por las dificultades económicas de las familias y, en muchos casos, el abandono de entornos familiares violentos)”, y menciona que todo esto ha desencadenado una “desvinculación del sistema educativo que todavía no ha sido medida, pero que se intuye importante”.
El colectivo elaboró una encuesta abierta para las familias, y de los resultados surgen “situaciones muy dispares en cuanto al grado de presencialidad logrado (en general, muy escaso), al acceso a herramientas tecnológicas adecuadas, al uso de las plataformas CREA y a los niveles de conectividad digital. Esa disparidad, que se amplía mucho más en comparación con el sistema educativo privado, es contraria a una educación republicana y democrática”, señala en la carta.
En ese sentido, preguntan a las autoridades educativas “cómo y cuándo se evaluarán los procesos educativos de 2020 y, sobre todo, qué planes se están elaborando para el retorno a clases que tendrá lugar en poco más de dos meses, en un contexto sanitario de improbable mejoría”. En la carta mantienen el reclamo por la presencialidad como una condición necesaria “a los aspectos psicoemocionales del aprendizaje. No queremos ver más a nuestros hijos e hijas deprimidos, desconectados de sus pares, desmotivados y perdiendo hábitos de estudio. Queremos una educación que se reinvente tanto como sea necesario, que amplíe el espacio pedagógico del aula y que considere las tecnologías de la información como complementarias, pero nunca sustitutivas de la conexión humana”.
Afirman que “nada de esto está en la agenda de la discusión pública”, que “no hay información disponible sobre la realidad de los liceos desde marzo de 2020” y tampoco “espacio para la participación de las familias ni para la voz de las y los adolescentes”. “No hay directivas claras para las direcciones liceales ni información precisa para los estudiantes y sus familias”, señalan, y resumen que el año lectivo 2020 “se desarrolló en un clima de confusión, miedo e incertidumbre”.
Aseguran que no quieren que esta situación se repita el próximo año, y reiteran que están a la espera de una reunión con las autoridades de la Administración Nacional de la Educación Pública (ANEP), de un “plan para la Educación Secundaria más profundo que vagos anuncios sobre tener clases los sábados”, y añaden que también aguardan la conformación de los Consejos de Participación en los liceos, “el anuncio de mejores recursos para la educación pública; seguimos aguardando que el sistema político en su conjunto se pronuncie sobre estos temas, que deben recobrar centralidad”.
“Una muy mala señal” para 2021
Por su parte, el colectivo de Familias Organizadas de la Escuela Pública sacó un comunicado en el que “rechaza enfáticamente” la resolución de no obligatoriedad en la asistencia a la escuela para los departamentos de Montevideo y Canelones, la ciudad de Rivera y la localidad de Chuy para la última semana del año lectivo, después de que los sindicatos docentes lo reclamaran ante el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP). “Quitar la obligatoriedad es un mensaje potente y equivocado que traslada nuevamente la responsabilidad a las familias de decidir si la escuela es un lugar seguro o no”, señalan en la nota, y añaden que la resolución “colabora en aumentar la brecha ya existente, dado que el ausentismo es mayor en las escuelas de quintil 1 y 2”.
Ante la resolución del CEIP y el pedido de finalización de clases de la Asociación de Maestros de Montevideo (Ademu Montevideo), las familias reivindican que “el mejor lugar para los niños es la escuela”, que la no obligatoriedad significa “un enorme retroceso y es una muy mala señal para la planificación del año lectivo 2021”. “Poner a la niñez en el centro aprendiendo a gestionar el riesgo deberá ser una prioridad y un desvelo de los máximos representantes de la educación”, mencionan.