El presidente Sebastián Piñera afirmó esta semana que en Chile no sería “sostenible” una cuarentena obligatoria como la que se aplica en Argentina. “Nadie podría asegurar que las familias cuarentenadas tengan los medicamentos, los alimentos y los servicios básicos”, dijo. El gobernante respondía así a su par argentino, Alberto Fernández, que el viernes hizo una comparación de las cifras de la epidemia en su país con las de Chile, Estados Unidos, Italia y España para defender su estrategia ante la expansión del coronavirus y su decisión de prolongar la cuarentena obligatoria.

La molestia del gobierno chileno también se reflejó en las declaraciones del ministro de Salud, Jaime Mañalich. “Somos el país de América Latina que más testeo hace por millón de habitantes, es diez veces el número que hace Argentina. [...] Yo no quiero comparar un país con el otro, porque al final tenemos que esperar a que la pandemia pase para ver cuál es el resultado de estas estrategias”, dijo el ministro.

Ante las reacciones del gobierno chileno, Fernández aclaró que su intención en la conferencia de prensa del viernes fue “demostrar” que la política de su país “funciona” y que “el esfuerzo” que hace la gente “se nota”, y aclaró: “Yo no critico a nadie. Lo único que quiero demostrarles a los argentinos es que lo que nosotros planteamos está rindiendo frutos, no quise hablar mal de nadie; después, que cada uno explique a su pueblo lo que está haciendo. Lo único que dije fue cuánta gente murió en Brasil, en España, en Estados Unidos, en Chile y en Argentina, y la proporción de muertos por cantidad de habitantes demuestra que lo nuestro está funcionando. Pero no quiero abrir un debate ni con Piñera ni con ningún gobernante del mundo”.

El presidente argentino agregó: “Yo sé que Chile tiene un ritmo mayor de testeos. Pero nosotros hacemos los que la Organización Mundial de la Salud dice que es correcto hacer”. En cuanto al resultado de las estrategias de cada país, Fernández afirmó: “Chile tiene un tercio de nuestros habitantes y la proporción de muertes es mayor que la nuestra”.

Chile supera los 7.900 contagios y registró 92 muertes, mientras que en Argentina esas cifras son de 2.200 y 102. En cuanto a los test que se aplicaron, en Chile superan los 82.000 y en Argentina se acercan a los 20.000.

También las estrategias de distanciamiento social son distintas. Mientras Fernández dispuso una cuarentena obligatoria, en Chile se aplican esas medidas por ciudad o incluso por barrio, según el número de contagios que se registren por kilómetro cuadrado. A esto Chile suma el toque de queda desde las 22.00, la suspensión de clases, el cierre de comercios que no sean de primera necesidad y el de fronteras. “La estrategia tomada por el presidente Piñera es más adecuada para nuestro país”, afirmó Mañalich.

Sumas difíciles

Antes de la polémica con Argentina, una declaración del ministro de Salud chileno se convirtió en noticia en varios países.

La semana pasada, al difundir los números de la epidemia de covid-19 en Chile, Mañalich sumó en la misma lista a los pacientes que sobrevivieron a la enfermedad y a los que no. “En relación a la cantidad de pacientes recuperados, en la definición que hemos utilizado por consejo de expertos internacionales, tenemos 898 pacientes que ya [...] no son una fuente de contagio para otros, y los incluimos como recuperados. Estas son las personas que han cumplido 14 días desde el diagnóstico o que desgraciadamente han fallecido”, dijo. El ministro no se corrigió sino que reiteró que su país sigue recomendaciones de expertos.

Las autoridades chilenas abrieron otra polémica con el anuncio de que se entregará un “carnet de alta” a quienes se recuperaron de la enfermedad covid-19. El carnet les permitirá circular sin que se les apliquen medidas restrictivas, y retomar así sus actividades. Se lanzará además una campaña de pruebas para detectar a aquellas personas que atravesaron la enfermedad sin presentar síntomas y generaron anticuerpos. También ellas quedarán excluidas de prohibiciones de circulación. “Estas personas están inmunizadas, no se van enfermar de nuevo y no van a contagiar a otros”, agregó el ministro.

El Centro de Investigación Periodística publicó una columna de opinión del doctor Juan Carlos Said en la que se recuerda que por el momento no se puede concluir que alguien que superó la enfermedad haya generado una inmunidad al virus a largo plazo. “Es decir, un paciente podría tener anticuerpos, pero no ser realmente inmune al virus”, que puede mutar, y, por lo tanto, esa persona también podría contagiar eventualmente a otras.

“La implementación de este ‘carnet’ distrae recursos valiosos para exámenes que deberían enfocarse a diagnosticar y aislar enfermos”, agregó Said, y señaló que “además, podría prestarse para prácticas discriminatorias, por ejemplo, si empresas solicitan ese carnet como requisito para contratar personas, pensando que tienen menos riesgo de enfermar”.