Como organización encargada de mantener la paz y la seguridad internacionales, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también trata de coordinar la respuesta internacional a crisis naturales, humanitarias y sanitarias. Frente a la pandemia de coronavirus, la ONU ha centrado sus esfuerzos en tres aspectos principales: contener la enfermedad, paliar la crisis humanitaria derivada del brote y prevenir la inestabilidad que este pueda provocar en países en vías de desarrollo. No en vano, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha calificado esta pandemia como “el mayor desafío” al que se ha enfrentado la organización desde su creación, en 1945.

El organismo encargado de la contención del virus dentro de la ONU es la Organización Mundial de la Salud (OMS), la máxima autoridad internacional en materia de salud pública. La OMS acordó en 2005 un Reglamento Sanitario Internacional, un marco jurídicamente vinculante frente a amenazas sanitarias internacionales. De acuerdo con este reglamento, los países se comprometen a desarrollar los mecanismos necesarios para controlar y notificar cualquier brote, aunque muchos aún no disponen de la infraestructura necesaria. Para gestionar esta información y reaccionar, la OMS cuenta con comités de emergencias formados por expertos que asesoran al director general de la organización y con un sistema global de alerta y respuesta. Crisis como la del ébola y la de la gripe A han ayudado a mejorar su capacidad y desarrollar recomendaciones más detalladas.

Los mecanismos de la OMS sirvieron para advertir del peligro del brote de coronavirus surgido en China a finales de 2019, que se expandió hasta el grado de pandemia y obligó a que el 30 de enero de 2020 se declarara la emergencia sanitaria internacional. Ante esta situación, toda la red de instituciones y agencias de la ONU se ha puesto en marcha para coordinar una respuesta internacional por medio del Equipo de Coordinación de Crisis de Naciones Unidas, creado en febrero y dirigido por el director de emergencias de la OMS, Mike Ryan. Además, la OMS ha lanzado un Plan Estratégico de Respuesta y Preparación frente a la covid-19 para guiar a los países en sus estrategias contra la pandemia, con el que espera recaudar alrededor de 675 millones de dólares.

En lo que respecta al impacto humanitario de la pandemia, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios ha lanzado el Plan de Respuesta Humanitaria Global junto con otras entidades del marco de Naciones Unidas, como ACNUR, UNICEF, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, la propia OMS y otras organizaciones no gubernamentales, como Cruz Roja. Este plan, presupuestado en más de 2.000 millones de dólares, pretende dotar de fondos adicionales para proteger a las comunidades más expuestas a la crisis humanitaria derivada del brote. En la misma línea se ha lanzado el Fondo de Respuesta y Recuperación para ayudar a países en desarrollo, que espera dotarse de hasta 1.000 millones de dólares. Además, Guterres hizo un llamamiento global al alto el fuego para evitar que se agraven los efectos de la pandemia, que ha tenido una respuesta internacional considerable: distintos grupos armados, en países como Filipinas, Siria y Colombia, se han mostrado dispuestos a cesar la hostilidad durante la crisis.

Por último, otras agencias de la ONU están desarrollando acciones específicas en sus áreas de competencia, como la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Mundial del Turismo, que trabajan en planes estratégicos para recuperar sus respectivos sectores a nivel internacional. En distintas instancias, la ONU también ha hecho llamamientos a proteger a las personas en situación de vulnerabilidad, evitar el discurso de odio y la xenofobia, prestar atención al incremento de la violencia de género derivada del confinamiento y garantizar el acceso a la información de toda la población. Todo ello va en línea con la necesidad de abordar esta crisis también desde una perspectiva humana y socioeconómica, y dentro de los objetivos de la Agenda 2030, como el propio Guterres ha defendido.