El gobierno polaco, uno de los más conservadores de Europa, se sometió a una prueba en las elecciones presidenciales del domingo. Su candidato, el actual presidente, Andrzej Duda, se jugaba el cargo al competir en segunda vuelta con el liberal Rafal Trzaskowski.

Si bien en Polonia es el primer ministro quien puede impulsar políticas y reformas, el presidente puede cuestionar y frenar alguna de esas iniciativas. Por eso un triunfo opositor le hubiera impuesto al Ejecutivo de Mateusz Morawiecki un contrapeso que desde hace años cuesta encontrar en la política polaca. Pero ganó una vez más el oficialismo, el partido ultraconservador Ley y Justicia del ex primer ministro Jaroslaw Kaczynski.

Duda, el presidente reelecto, fue alumno y seguidor del ex presidente Lech Kaczynski (hermano gemelo de Jaroslaw), que murió en 2010 en un accidente aéreo, y es frecuente que se refiera a él como su “maestro”. De 48 años, nacido en Cracovia y con formación en derecho, Duda tiene un discurso tan conservador como el de su mentor político. En esta campaña, según informó la agencia Efe, prometió endurecer la ley contra el aborto y afirmó que la “ideología LGTB” es “más destructora que el comunismo”. En sintonía con él, el ministro de Justicia, Zbigniew Ziobro, llegó a decir que en estas elecciones se enfrentaban “dos visiones de Polonia, una blanca y roja [como su bandera], y otra del color arcoíris”, informó AFP.

Con Duda en la presidencia, el gobierno de Ley y Justicia tiene el camino allanado para seguir con esta política y también con su postura nacionalista, contraria a que los estados cedan poderes en favor de la integración europea. Su rival, el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, candidato a la presidencia por Plataforma Cívica, tenía una posición mucho más abierta a Europa.

El Estado y la información

En ámbitos de la Unión Europea (UE) se criticaron los cambios institucionales que promueve el gobierno polaco, en particular su reforma de la judicatura, porque podría afectar la separación de poderes. Polonia también recibió críticas por el deterioro de la libertad de prensa.

Durante esta campaña surgieron acusaciones de que el oficialismo utilizó el canal estatal Telewizja Polska (TVP) y sus informativos para favorecer a Duda. Después de la primera vuelta electoral, observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) concluyeron que TVP “no garantizó una cobertura equilibrada e imparcial”, sino que fue utilizado “como instrumento de campaña” para el presidente, mientras que presentó a Trzaskowski como “una amenaza para los valores e intereses polacos”, informó Efe. En respuesta, TVP negó las acusaciones y acusó a los observadores de la OSCE de hacer esas críticas sólo para favorecer la campaña del candidato opositor.

Pero no fue sólo la OSCE. Los cuestionamientos también llegaron del Consejo Ético de Medios de Polonia, que calificó como “propaganda” la cobertura de TVP. Para el consejo, quedaba en evidencia que el canal exponía una imagen positiva del candidato oficialista –reforzada por notas en que la conferencia episcopal daba orientaciones acerca de “cómo debe votar un católico”–, y hacía todo lo contrario con su rival.

Otras líneas políticas

Entre los votantes, la población rural y las ciudades más chicas fueron clave para darle la victoria a Duda, que ganó en todas las localidades de menos de 20.000 habitantes. Es allí donde se nuclea la población más conservadora del país.

Pero su rival tampoco se embanderaba con un proyecto progresista. De hecho, intentó incluso un acercamiento con los votantes de ultraderecha. Cuando conoció los resultados de la primera vuelta, Trzaskowski felicitó a su rival Krzysztof Bosak, candidato de la ultraderechista Confederación, por su votación (logró casi 7% de los votos), y manifestó que los dos tenían puntos en común en política económica. También Duda intentó ganarse a los votantes de Bosak, y dedicó incluso palabras específicas para los antivacunas: dijo que no creía que las vacunas tuvieran que ser obligatorias, y que él no se da la de la gripe.

En política exterior, el oficialismo polaco sintoniza mucho más con el gobierno de Estados Unidos que con la UE. Días atrás, Donald Trump elogió el “excelente trabajo” de Duda, que fue el primer líder extranjero en visitar la Casa Blanca desde que se declaró la pandemia.

Este lunes, al conocerse los resultados, Duda recibió felicitaciones públicas de Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría, también ultraconservador y nacionalista, que celebró esta derrota del “liberalismo internacional”. Sin embargo, la victoria de Duda en segunda vuelta fue ajustada, y dejó un electorado dividido con 51,21% a favor del candidato oficialista, y 48,79% a favor de Trzaskowski.