En Ecuador está en marcha una intensa campaña electoral en la que se destacan tres candidatos fuertes. Uno de ellos, el que aparece primero en las encuestas, es Andrés Arauz, que representa al movimiento del expresidente Rafael Correa. Lo siguen Guillermo Lasso, del Movimiento CREO, un dirigente de derecha que promueve el liberalismo económico y se postula en alianza con el Partido Social Cristiano; y Yaku Pérez, candidato impulsado por numerosos movimientos indígenas de izquierda.

En total 15 hombres y una mujer compiten por la presidencia el 7 de febrero. Para muchos votantes la opción todavía no está clara; distintas encuestas concluyen que es mayor el porcentaje de indecisos que el apoyo a cualquiera de los candidatos. Según publicó el diario El Universo, los estudios de intención de voto estiman ese porcentaje entre 30% y 62% del electorado, y este fenómeno refleja un desinterés por las elecciones enmarcado en la crisis sanitaria y la económica.

El jueves se divulgaron las últimas encuestas de intención de voto, y a partir de este viernes las leyes electorales prohíben su difusión. En esos estudios, Arauz, de la Alianza Unión por la Esperanza, es el favorito pero no cuenta con el respaldo necesario para ganar en primera vuelta. Reúne entre 15% y 35% de apoyo, por debajo del requisito de 40% de votos y 10% de diferencia con el segundo candidato que exige la constitución ecuatoriana para evitar el balotaje. En segundo puesto ‒con un apoyo de entre 20% y 26%-, se ubica Guillermo Lasso, el candidato con más posibilidades de pasar a una segunda vuelta, que se celebraría en abril. Este empresario, que ya aspiró a la presidencia, dice de sí mismo que ha “generado empleo desde el sector privado” y promete evitar que su país se “convierta en Venezuela”.

Pero el alto porcentaje de indecisos y los múltiples candidatos hace más difícil prever resultados, y además la campaña sigue en marcha. A comienzos de enero, 14 de los postulantes participaron de un debate ‒sin Arauz, que no asistió‒ y la mayoría de ellos utilizó ese espacio para presentar sus propuestas más que para cuestionar las de los otros.

Una de las participantes fue la única candidata mujer, Ximena Peña, que pertenece a Alianza País, el partido que había fundado Correa y que se dividió con la ruptura entre el expresidente y el actual, Lenín Moreno. Si bien el nombre Alianza País quedó en manos del sector de Moreno, la candidata y su compañero de fórmula, Patricio Barriga (exsecretario de Comunicación de Correa), tomaron distancia del actual gobierno. Cuestionaron la represión a las protestas de octubre de 2019, pidieron la salida de la ministra de Gobierno, María Paula Romo, a quien responsabilizaron por esos hechos, y prometen renegociar los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) a los que llegó Moreno, que han sido muy cuestionados en su país.

Peña insiste en que no es “ni correísta, ni morenista”, y se define como “progresista”, según informó la agencia Efe. La dirigente cuestiona el giro a la derecha de Moreno y afirma que Correa cometió grandes errores: “El tema de la corrupción, lastimosamente, tuvo un peso fuerte dentro de nuestra organización y del país”.

Pero en estas elecciones, la novedad es el apoyo que recibe el líder indígena Yaku Pérez, candidato del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik, que tuvo un papel destacado en las manifestaciones contra el gobierno de Moreno. El dirigente inscribe su propuesta en una “izquierda ecológica y comunitaria”.

También Pérez es muy crítico con Moreno, cuya gestión de la crisis sanitaria define como “absolutamente cuestionable”. Pone énfasis además en la corrupción, con denuncias “de hasta 9.000% de sobreprecios” en la compra de insumos para la pandemia y “actos de nepotismo y favoritismo”.

Uno de estos casos llevó también a Arauz y a Lasso a pedir esta semana la dimisión del ministro de Salud, Juan Carlos Zeballos, acusado de haber favorecido a familiares suyos, residentes en el Centro Geriátrico del Hospital de los Valles de Quito, que supuestamente fueron vacunados con dosis correspondientes a otra institución, el hospital Pablo Arturo Suárez. También la Defensoría del Pueblo de Ecuador acusó a Zeballos de “conflicto de intereses y falta de transparencia en la gestión pública respecto de la distribución y entrega de la vacuna contra la covid-19” y pidió su remoción. El ministro argumentó que las vacunas de ese hospital estaban destinadas también a varias instituciones de la zona, incluido el Hospital de los Valles.

Yaku Pérez ha cuestionado también el abordaje de la crisis económica que generó la pandemia y los acuerdos a los que llegó el gobierno con el FMI, de los cuales dijo que son como “intentar apagar el fuego con gasolina”. Una posición similar mantiene Arauz, que dijo que si gana las elecciones no va a cumplir con las condiciones “draconianas” acordadas con el organismo. El pacto incluyó un rescate financiero de 6.500 millones de dólares con condiciones que incluían ajustes al gasto público y aumento del IVA, entre otras medidas. En cambio, Arauz promete darle prioridad a la ayuda económica al millón de familias más pobres del país, y Lasso dice que promoverá la inversión privada como solución a mediano plazo.

Sobre el papel que jugaría Correa en un gobierno encabezado por Arauz, este manifestó que cuenta con que sea uno de sus principales asesores. A su vez, Correa, que vive en Bélgica y ha sido condenado por corrupción en su país, dijo que en un gobierno de Arauz tendrá el papel que este le asigne, siempre que lo pueda cumplir a distancia.