“Incitación a la insurrección” fue el cargo por el cual el presidente estadounidense, Donald Trump, fue acusado y deberá afrontar el segundo juicio político durante su mandato, algo que nunca había sucedido en la historia política del país.

Luego de cerca de cuatro horas de debate en el Congreso –que apenas una semana antes había sido escenario de una inédita invasión por parte de seguidores del presidente Trump, incidente que costó la vida de cinco personas y que condujo a la realización de este nuevo impeachment–, 232 representantes votaron a favor de iniciar un juicio contra el mandatario, 195 votaron en contra y cinco se abstuvieron de pronunciarse. Cabe señalar que diez representantes republicanos acompañaron la iniciativa de los demócratas, lo que también se transformó en un hecho histórico, ya que nunca antes un juicio político contra un mandatario había tenido tanto apoyo bipartidario.

Durante sus argumentaciones, los demócratas insistieron en tildar los hechos ocurridos el 6 de enero en el Capitolio como un intento de revertir el resultado de las elecciones ganadas por Joe Biden y subrayaron su compromiso de defender la Constitución y la democracia. Por su parte, si bien reconocieron la gravedad de esos incidentes, la mayoría de los republicanos alegaron que un juicio político a una semana de que Trump deje el poder sólo creará división, al tiempo que consideraron que es el momento de cerrar heridas.

El evento en el Capitolio estuvo marcado por una enorme presencia de efectivos de la Guardia Nacional, que se desplegaron tanto dentro del edificio legislativo como en los alrededores para evitar que se produjeran nuevos incidentes. A esta situación se refirió durante su intervención Seth Moulton, representante demócrata por el estado de Massachusetts y ex integrante de la Marina. “Hay más tropas en este momento en Washington que en Afganistán. Y están aquí para defendernos del comandante en jefe, el presidente de Estados Unidos, y su mafia”, expresó. Pero los integrantes de la Guardia Nacional en la capital, que por ahora son 6.000, llegarán a ser 20.000 el 20 de enero, cuando se lleve a cabo la ceremonia de asunción del nuevo presidente, Joe Biden. Los informes del FBI sobre eventuales episodios de violencia protagonizados por seguidores del presidente saliente llevaron a las autoridades a blindar Washington y a reforzar la seguridad en los edificios públicos de todo el país.

Mientras tenía lugar la sesión en el Congreso, Trump, quien negó las acusaciones en su contra y calificó el proceso legislativo de este miércoles como “una caza de brujas”, emitió un comunicado en el que pidió a los estadounidenses que “alivien las tensiones y calmen los ánimos”, intentando tomar distancia de los hechos de violencia que alentó la semana pasada. “A la luz de los informes sobre más manifestaciones, insto a que NO debe haber violencia, NO transgresión de la ley ni violencia de ningún tipo”, expresó el mandatario en un mensaje difundido por la Casa Blanca.

La enorme presencia de efectivos de seguridad signó la jornada, que fue seguida con una tensa calma, aunque desde el principio se sabía que por el monolítico apoyo que la iniciativa tenía en el Partido Demócrata, que es mayoría en la Cámara de Representantes, el juicio político iba a ser aprobado por este órgano. Ahora la situación deberá ser analizada por el Senado, y ahí las alternativas sobre lo que puede suceder son varias.

En los casos de juicio político, el Senado actúa como juez y para condenar al presidente es necesaria una mayoría de al menos dos tercios de los 100 integrantes del órgano. Actualmente los republicanos tienen la mayoría en el Senado, pero cuando asuma la próxima legislatura cada partido tendrá 50 representantes. Mitch McConnell, líder de la bancada republicana en la cámara alta, dijo que el tema del juicio político no podría ser tratado antes de que se retomen las actividades en el Senado, el 19 de enero, apenas un día antes de la asunción de Biden. Es por esto que es altamente probable que la cuestión sea tratada más adelante, pero todavía es prematuro saber si habrá 17 senadores republicanos dispuestos a apoyar a los demócratas y así llegar a los dos tercios requeridos.

Como Trump ya no estará en la presidencia, obviamente una votación en su contra no lo sacará del cargo, pero sí enterrará su carrera política, algo que es visto con beneplácito por algunos sectores del Partido Republicano. Según informó el diario The New York Times, el propio McConnell, en privado, expresó su satisfacción con el juicio político, medida que considera una forma de expurgar a Trump y su poder del Partido Republicano, e incluso en público dejó abierta la posibilidad de votar en contra del mandatario llegado el momento.