Irán aumentará de 20% a 60% el límite de enriquecimiento de uranio en sus instalaciones nucleares, de acuerdo a lo que anunció el ayatolá Ali Jamenei, máxima autoridad del país, y llegará así al grado más alto registrado hasta el momento.

Los dichos de Jamenei fueron en respuesta a un atentado ocurrido el domingo que causó un apagón en la planta nuclear situada en la localidad de Natanz, según informaron las autoridades iraníes. El portavoz de la cancillería, Saeed Khatibzadeh, dijo que el ataque no dejó víctimas ni hubo contaminación, aunque sí causó daños en centrifugadoras, que serán reemplazadas por otras más nuevas. “Se activó el suministro de emergencia y el enriquecimiento no se interrumpió”, aseguró.

De acuerdo con el pacto que firmó en 2015 con China, Francia, Alemania, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, Irán tiene prohibido enriquecer uranio a más de 3,67% y no puede utilizar centrifugadoras de las más avanzadas. Sin embargo, desde aquel año la administración estadounidense de Donald Trump abandonó el acuerdo, impuso sanciones a Irán, y el gobierno iraní no respetó estas restricciones. En enero llegó a alcanzar el actual 20% de enriquecimiento de uranio.

Según recordaron las agencias de noticias EFE y AP, Jamenei dijo en febrero que existía “la posibilidad de incrementar el enriquecimiento hasta 60%, de acuerdo con las necesidades del país”. De ese modo, Irán se acercaría al 90% que se requiere para producir bombas atómicas, aunque su gobierno insiste en que su programa tiene objetivos civiles.

“Los occidentales saben que no queremos armas nucleares”, dijo Jamenei, y agregó que Irán “no abandonó sus obligaciones, pero reduce progresivamente algunas de ellas” en este contexto, y puede revertir ese proceso cuando los demás firmantes del pacto “vuelvan a respetar sus compromisos”.

Con la llegada de Joe Biden a la presidencia, Washington intenta volver a ese acuerdo y está dispuesto a eliminar algunas de las sanciones que Trump le impuso a Irán. En este sentido, la semana pasada se iniciaron en Viena conversaciones entre los países que firmaron el tratado.

Israel se opone de manera tajante a este pacto, y el lunes, mientras el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, visitaba ese país, el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, dijo que el gobierno que integra seguirá “trabajando con Estados Unidos para garantizar que cualquier nuevo acuerdo con Irán evite una escalada nuclear en la región y proteja al Estado de Israel”.

Mientras tanto, Irán se encamina a aplicar una ley que pone límites a las inspecciones que puede hacer en su territorio el Organismo Internacional de Energía Atómica, y Abás Araghchi, el subsecretario de Relaciones Exteriores iraní, anunció este martes que su país instalará 1.000 centrifugadoras más en la planta nuclear de Natanz, según informó la agencia Sputnik. Por su parte, el canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, dijo que esa decisión es una respuesta a la “estupidez” de los autores del atentado del domingo.

Acerca de ese ataque, Zarif advirtó: “Los estadounidenses deben saber que ni las sanciones ni las acciones de sabotaje les proporcionarán un instrumento para las conversaciones”. Para Zarif, “atacar deliberadamente una instalación nuclear, con alto riesgo de liberación indiscriminada de material radiactivo, es terrorismo nuclear y un crimen de guerra”.

Irán responsabilizó al gobierno israelí por el ataque. “Israel amenazó y ahora se jacta de tomar medidas para evitar la restauración” del acuerdo sobre el programa nuclear iraní, dijo Zarif, aunque agregó que su país “se abstiene de emitir un juicio final sobre el culpable mientras se lleva a cabo una investigación exhaustiva del sabotaje”. Ante el Parlamento, el ministro afirmó: “Los sionistas quieren vengarse debido a nuestro avance hacia el levantamiento de las sanciones [...] han dicho públicamente que no van a permitirlo. Pero vamos a vengarnos de los sionistas”.

Para el gobierno iraní, Israel también es responsable de una explosión en esa misma planta ocurrida en julio de 2020, así como del asesinato de varios de sus científicos nucleares, entre ellos Mohsen Fakhrizadeh, que fue asesinado en noviembre del año pasado.

También medios israelíes vincularon al Mossad con el ataque. Gantz, pidió que se investigue quién transmitió esa información a la prensa. “Daña nuestras tropas, nuestra seguridad y los intereses del Estado de Israel”, dijo.

Por su parte, la Comisión Europea pidió que se aclare quién fue responsable de lo ocurrido en la planta de Natanz. “No hubo atribución oficial y hay varias acusaciones de las que estamos al corriente, pero tiene que clarificarse qué pasó y quién está detrás”, dijo Peter Stano, portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior.