Divididas en dos jornadas debido a la pandemia de coronavirus, entre sábado y domingo se celebraron en Chile las elecciones en las que los ciudadanos eligieron a las 155 personas que serán las encargadas de redactar la nueva constitución, que remplace a la actual, que está vigente desde 1980, aprobada durante la dictadura de Augusto Pinochet. Pero los chilenos también eligieron a 354 alcaldes, 2.252 concejales y a los gobernadores de las 16 regiones del país. En este caso, habrá segunda vuelta en algunas jurisdicciones electorales.

Más allá de la elección de constituyentes, sin duda una ocasión histórica, también fue novedosa la votación de los gobernadores regionales, ya que hasta ahora los titulares de este cargo eran designados directamente por el presidente, pero esto se modificó por una ley promulgada en 2018, durante el último mandato de la exmandataria Michelle Bachelet.

La alta complejidad de este proceso electoral hizo que aún bien entrada la noche del domingo no se conocieran la totalidad de los resultados en las diferentes elecciones, pero sí tendencias.

Además, esta elección representa un termómetro para medir lo que podría llegar a pasar en noviembre, cuando se vote por la presidencia del país.

Los datos proporcionados por el Servicio Electoral de Chile cuando el escrutinio de votos era de 96,2% del total indicaban que la coalición oficialista de derecha Vamos por Chile obtenía 37 escaños, en segundo lugar se ubicaba la alianza de izquierda Apruebo Dignidad (partidos del Frente Amplio y Partido Comunista), con 28 asientos, en tercer lugar la lista del Apruebo (los partidos de la ex Concertación: Democracia Cristiana, Partido Socialista, Partido por la Democracia y Partido Radical), con 25 bancas, y los independientes, con 65 bancas.

Los datos reflejan una derrota histórica para la derecha y la centroderecha chilena, que suele tener un piso de votación cercano al 30%, y un triunfo de la izquierda y los independientes, que tendrán la oportunidad de influir de manera determinante en la elaboración de la nueva constitución.

De los 155 convencionales constituyentes, 17 están reservados para los pueblos originarios y habrá paridad entre mujeres y hombres, por lo que la asignación de los cupos deberá esperar hasta que finalice el conteo. Los convencionales constituyentes deberán redactar una nueva constitución en un período máximo de 12 meses, y cada norma deberá contar con la aprobación de dos tercios de la convención. Tras este proceso, la nueva carta magna deberá ser puesta a consideración de la ciudadanía. Si es aprobada, será la nueva constitución, y en caso de ser rechazada en la votación, continuará vigente la actual.

La jornada fue seguida con particular atención por todos los sectores políticos, ya que esta instancia es vista como una foto previa a los comicios presidenciales que se celebrarán en noviembre, en los que se elegirá al sucesor del actual presidente, Sebastián Piñera.

Una de las votaciones más importantes fue la que se realizó en la Región Metropolitana de Santiago de Chile, el distrito más poblado del país. Allí, de acuerdo con los primeros datos preliminares, los dos postulantes que avanzarían a la segunda vuelta son el demócrata cristiano Claudio Orrego y la izquierdista Karina Oliva, representante del partido Comunes, uno de los sectores que integra el Frente Amplio.

En cuanto a las alcaldías, en Santiago de Chile hay una pelea cabeza a cabeza entre el actual alcalde, Felipe Alessandri (Renovación Nacional), e Irací Hassler (Partido Comunista). Con 5,69% de las mesas escrutadas, Alessandri tenía 37,84% de los votos y la candidata opositora, 35,67%.

Al ser cuatro elecciones simultáneas, el proceso de votación fue complejo para los ciudadanos, que en promedio demoraron aproximadamente cinco minutos en completar su sufragio.