El director ejecutivo del Instituto Nacional de Bienestar Animal, Gastón Cossia, aseguró que analizó el proyecto presentado por la diputada colorada Nibia Reisch, que propone prohibir la cría y tenencia de 15 razas de perros, con el argumento de que por sus características “se pueden transformar en un arma”, y afirmó que “el instituto no va a ir por ese camino”.

El exdiputado, que además es médico veterinario, aseguró este martes en diálogo con radio Carve que le “sorprendió” la presentación del proyecto, porque es un tema ampliamente trabajado en el país. “No tuvimos ninguna consulta previa y es una temática que hemos discutido mucho, por lo menos desde 2004 con el primer decreto que intentó reglamentar esta temática, luego con la ley de 2009, que es la que rige actualmente, la de tenencia responsable y bienestar animal, que en su artículo 10 establece los requisitos y es bastante estricta desde el punto de vista sancionatorio con quienes ejercen la tenencia de este tipo de perros clasificados como potencialmente peligrosos”, detalló.

Comentó que el instituto ya ha dado su opinión contraria al proyecto, y defendió las líneas de trabajo que se han sostenido hasta el momento. “Tenemos por delante el enorme desafío de la superpoblación canina en general. Estamos hablando de un problema grave de Uruguay: hay 1.750.000 perros, una relación de dos personas a un perro, que es muy elevada y eso genera muchos problemas”, aseguró.

Entre otros asuntos a enfrentar, señaló que en el país 50% de los perros son cruza, es decir, no tienen una raza definida. Dijo también que la identificación mediante microchip que otorga la cédula canina para referenciar al tenedor responsable con su perro “no ha tenido un alto impacto: sólo 26.000 perros están registrados”.

Aseguró que por el momento “el camino” elegido “es la esterilización masiva”. “Esto se incluyó en la ley de urgente consideración: es una obligación del tenedor, así como es una obligación la identificación mediante el microchip”, detalló.

En particular sobre las razas potencialmente peligrosas, Cossia opinó que la ley vigente es “muy clara” en cuanto a las responsabilidades que tienen los dueños, tanto en el plano civil como penal, y considera que se debe ser “más estricto” en la fiscalización.

A modo de ejemplo mencionó la normativa del gobierno departamental de Canelones, que en el Decreto 14/011 de la Junta Departamental tiene la norma “más exhaustiva del país” en esta temática. El jerarca detalló que allí se establecen “determinadas características para tener algunas razas, se habla de que debe haber carteles y seguridades dentro de las casas”; sin embargo, en ese departamento ocurrió el hecho que motivó el proyecto de ley de legisladora.

Así como hay problemas para fiscalizar la normativa vigente, sería complicado poner en práctica lo dispuesto por Reisch. “¿Qué vamos a hacer con 200.000 perros de estas características que queremos recluir de forma obligatoria? ¿Cómo vamos a controlar eso? ¿Qué vamos a hacer si la gente nos dice que no quiere recluir sus perros?”, se preguntó Cossia y agregó: “Es una crisis de corte humanitario, estamos obligando a tomar decisiones. Hay gente que convive con estos perros y ejerce una tenencia irresponsable, pero no son la mayoría”.

Como profesional indicó que “una raza puede predisponer por sus características a tener comportamientos o trastornos de comportamiento agresivos, que pueden estar basados en 30% en su genética, pero el hecho de ser de una determinada raza no predispone a que el animal sea agresivo siempre. Esto lo va a determinar el ambiente, la forma en que es educado y criado un perro”. En este sentido agregó que “en los primeros tres meses de vida conforman su carácter” y afirmó que “hay muchos problemas culturales en Uruguay en materia de tenencia de animales, creemos que hay que trabajar mucho en la educación”.

Para Cossia, el proyecto de ley que propone Reisch genera una “sobredimensión” del problema. Recordó que el mayor estudio que se hizo sobre mordidas de perros a niños fue entre 2012 y 2014, cuando se estudiaron los 900 casos que llegaron al hospital Pereira Rossell, y más allá de que las mordidas son 1% de las consultas pediátricas de urgencia, el director de Bienestar Animal subrayó que ningún niño sufrió heridas mortales. “Son un problema grave las mordeduras en Uruguay, pero en esos tres años ningún niño se murió. Lo digo para poner el tema en su lugar. Obviamente, cuando muere un niño es el 100% para la familia, pero tenemos que saber que es una excepción: mueren más niños por otras causas”, opinó.