“Educación, vivienda, seguridad social, salud, alimentación, convivencia en paz y condiciones favorables para el trabajo nacional. Esos son los temas que interesan al pueblo uruguayo y que preocupan a este gobierno, que adopta las medidas necesarias y posibles”, dijo el miércoles en Sarandí Grande la ministra de Vivienda, Irene Moreira, al cierre de su discurso, como representante del Poder Ejecutivo, durante los actos por el 197º aniversario de la batalla de Sarandí. A menos de 50 metros estaba, entre las demás autoridades, el presidente Luis Lacalle Pou, quien por tercera vez consecutiva encabezó las celebraciones que, desde la recuperación democrática, sólo había tenido una presencia de Julio María Sanguinetti en su primer mandato, y una de José Mujica en su último año.
Lacalle, quien a través del secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, hizo saber que también estará en 2023, cuando se cumplan 150 años de la localidad y 100 de la instalación de la escultura de José Luis Zorrilla de San Martín en la plaza Gallinal –a cuyos pies cada año tienen lugar los actos recordatorios de la batalla–, este miércoles también encabezó la inauguración del estadio del club Barrio Viña, donde, antes de retirarse sin dar declaraciones a los medios, hizo, en el centro del campo, un juego de pases de pelota con la cabeza con un jugador de las inferiores del club. Le ofrecieron para patear un penal, pero se excusó con un ‘no’ estirado, sugiriendo que ya era demasiado.
Poco antes, todavía en plaza Gallinal, el presidente izó por vez primera la bandera de Sarandí, aprobada en setiembre por el jurado que falló en el concurso de diseños en el que resultó ganador el presentado por Nicolás Soca, con un fondo blanco, franjas rojas y verdes, y la imagen de la escultura de Zorrilla en escala de grises.
Intereses foráneos
Moreira remarcó, durante su discurso, que “quienes forjaron nuestra patria dieron el ejemplo de grandeza necesaria que permitiera cimentar verdaderas políticas nacionales elaboradas entre orientales y no dictaminadas desde lejanos centros de poder”, y dijo que “ese es el mensaje más fuerte que Sarandí nos transmite por estos tiempos que corren”. “Los uruguayos deben de actuar de acuerdo a la voz de su historia, dejando atrás posiciones de antagonismo originadas en intereses ajenos a los nuestros; intereses que en un pasado reciente transformaron a nuestro país en un campo lateral en el enfrentamiento que a nivel global protagonizaban las grandes potencias. No permitamos que hoy como ayer sean los intereses extranjeros los que perpetúen la división entre los uruguayos”, manifestó.
En otro tramo, aseguró que “duelen las condiciones indignas en las que viven miles de compatriotas en los más de 600 asentamientos existentes a lo largo y a lo ancho de nuestro país”, pero aseguró que el gobierno nacional está “trabajando incansablemente para terminar con esta difícil y dolorosa realidad, con el desarrollo de planes como Avanzar o el empleo de instrumentos como Mevir o Juntos”. “El gobierno nacional, en coordinación con las intendencias, aportará soluciones a 120 asentamientos ubicados en los 19 departamentos, duplicando con ello lo invertido en esta materia. Es este, sin dudas, el mayor esfuerzo realizado en esta dirección en las últimas décadas”, enfatizó.
Moreira había remarcado también, durante su oratoria, que “para los uruguayos es imprescindible una transformación educativa que convierta nuestra educación pública en lo que nunca debió dejar de ser: un ámbito igualitario generador de oportunidades para todos los jóvenes en este país, independientemente de su situación socioeconómica”. En tal sentido es necesario “aunar esfuerzos para que los cambios impostergables en materia educativa se realicen lo antes posible”, dijo. “No aceptamos los obstáculos que pongan los que pretenden ocupar el lugar de los que tienen la responsabilidad institucional de conducir los destinos de nuestra enseñanza”, sostuvo, en una clara alusión a quienes se han manifestado en las últimas semanas en rechazo a la transformación educativa.
El “coraje y valor” de los conquistadores
El discurso de Moreira tuvo un comienzo atípico para lo que es habitual en los actos recordatorios de la batalla. El foco inicial estuvo en “uno de los eventos más importantes de la historia de la humanidad”: la llegada de Cristóbal Colón a tierras americanas. “Para los uruguayos es un día de doble celebración. Como parte de la América hispánica, como integrante de esa Iberoamérica de tradición cristiana que habla español y que durante siglos supo edificar una unidad de destino a lo largo de un inmenso continente, celebramos hoy también el día de la raza, el día de la hispanidad”, dijo.
Una vez terminado el acto, el alcalde de Sarandí Grande, el nacionalista Cayetano Stopingi, admitió que lo “sorprendió un poco cuando la ministra arrancó hablando de la batalla de Sarandí haciendo alusión al día de la raza. Hoy no es el día de la raza; es el día de la batalla de Sarandí para Uruguay”, señaló.
Stopingi, quien abrió el acto central representando al Municipio de Sarandí Grande –Guillermo López habló luego por el gobierno departamental–, manifestó además su malestar por “las restricciones” que surgen desde la educación pública para que escolares puedan participar del desfile. “Ya no son los mismos tiempos en que todos los niños que querían participar del desfile, con su túnica y con su moña, podían hacerlo. Me consta que hoy quedaron muchos niños sin desfilar y sin poder participar de este desfile. Quizás nos llenamos de limitantes, de protocolos, de autorizaciones, y con el paso de los años parece que las garantías están ligadas a las restricciones”, dijo.
Adelantó que, en vistas de que no ha avanzado la propuesta de la inamovilidad de feriados —iniciativa por la cual agradeció a Lacalle Pou—, desde Sarandí se buscará que, para 2023, el 12 de octubre sea feriado el jueves —día en que cae—y no un lunes.