Bajo la consigna “Que no te roben el futuro”, el PIT-CNT se movilizó este martes desde la explanada de la Universidad de la República hasta el Palacio Legislativo en el marco de un paro general parcial que rigió de 9.00 a 13.00. El propósito de la medida, apoyada en forma unánime por los sindicatos, fue expresar el rechazo del movimiento sindical al proyecto de reforma jubilatoria a estudio en el Parlamento y, sobre todo, a las AFAP.
La marcha recorrió Fernández Crespo, rodeó la Avenida De las Leyes y se detuvo ante un estrado donde tuvo lugar la oratoria. Con el uniforme de operario metalúrgico, el presidente de la central sindical, Marcelo Abdala, rechazó “de manera contundente” el proyecto del gobierno que “nos ofrece jubilarnos más tarde, trabajar más y cobrar menos”. Con base en estudios técnicos de los representantes de los trabajadores en el Banco de Previsión Social (BPS), afirmó que todas las franjas salariales tendrán rebajas “sustantivas” en sus futuras jubilaciones.
“Este proyecto es Robin Hood al revés, es el modelo de la desigualdad, es sacarle al de abajo para darle al de arriba”, exclamó Abdala, y cuestionó que la reforma “no cambia en absolutamente nada la financiación”. “Parten de la base de un presunto déficit en la seguridad social, pero no tocan la financiación, porque no están dispuestos a hacer lo que hay que hacer, que es gravar directamente a la riqueza de este país”. Pero “como no están dispuestos a tocar esos privilegios”, continuó, “es absolutamente claro que este proyecto de reforma jubilatoria vulnera de manera radical los derechos conquistados de la población trabajadora”.
El presidente del PIT-CNT señaló que aunque la Organización Internacional del Trabajo “dice que el capital debería aportar más que el trabajo”, en Uruguay “la población trabajadora” aporta 15% mientras que “la patronal” aporta 7,5%, “cuando no está exonerada”. A su entender, “habría que preguntarse si no es necesaria una reforma tributaria de segunda generación” para evaluar si “los malla oro”, que han depositado en el sistema financiero “la friolera de 40.000 millones de dólares”, “no deberían aportar más para financiar la buena vida de vastísimos sectores de nuestro pueblo”.
Las AFAP –“el zorro al cuidado de las gallinas”– son las únicas beneficiadas por la reforma, según Abdala. Afirmó que el sistema de seguridad social es un ámbito de “conquistas” de los trabajadores y opinó que no debería ser un ámbito de lucro. El régimen de ahorro individual y la participación de privados “no sirve”, así lo demuestra “toda la experiencia internacional y nacional”, aseguró.
Abdala resaltó que no se trata de una reforma de la “seguridad social”, sino de una reforma “jubilatoria”, sin un abordaje integral. Por ejemplo, apuntó que no atiende las dificultades de los trabajadores para mantener o conseguir empleo en los últimos años de sus trayectorias laborales. Tampoco resuelve que, bajo el actual régimen previsional, muchos trabajadores “llegan a la jubilación con la lengua afuera”, tanto física como intelectualmente.
Al respecto, el presidente del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca), Daniel Diverio, comentó a la diaria que si bien en un principio el sector “quedaba por fuera” del aumento de la edad jubilatoria, “en realidad”, el acceso a la excepción “es muy difícil” porque deben cumplirse varios requisitos. Entre ellos, que el trabajador haya permanecido ocho de los últimos diez años en el mismo puesto de trabajo. “Un desconocimiento de lo que es la industria de la construcción. Ningún trabajador de la construcción está más de dos años trabajando en el mismo lugar”.
Bajo el régimen actual, 40% de los obreros se jubilan por edad avanzada o por discapacidad, indicó Diverio. Y las pasividades “son muy bajas”, porque “no logramos tener un promedio [de aportes] que nos permita cobrar una jubilación mayor”.
El plebiscito se evaluará “más adelante”
Antes de Abdala habló la presidenta de la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social (ATSS), gremio que promueve la opción de plebiscitar la reforma jubilatoria a través de una reforma constitucional en simultáneo con las elecciones de 2024. A las afueras del Palacio Legislativo, frente a miles de personas, Karina Sosa dijo que “validar la premisa” de que la seguridad social y su reforma es “cosa de expertos” significa “empezar a perder la batalla”. La reforma jubilatoria del gobierno, aseguró, es “clara”. Su comprensión no requiere experticia: “Es una demolición para los débiles y una transferencia directa al capital”.
Sosa dijo que si el proyecto es aprobado sin modificaciones en el Parlamento “habrá lucha, movilización y huelga”. Pero, más que nada, “lo que habrá es el costo político que tendrán que pagar todos aquellos que levanten la mano a favor del capital y en contra del pueblo obrero”. Sosa sostuvo que actualmente no hay un problema en el sistema previsional que requiera una solución inmediata. “Si desde 1996 las AFAP se arrancan los ojos para quedarse con la tajada más grande de la torta, ¿por qué no se fueron del país, por qué no dieron quiebra si es tan deficitario?”, preguntó.
Sosa criticó al gobierno por fundamentar la reforma, en parte, en las proyecciones de baja natalidad, dado que es el modelo actual el que castiga económica y socialmente a las madres. “Este proyecto es contra nosotras. Necesitamos a los movimientos feministas, que se declaren en contra de esta reforma, que se defiendan y que luchen por todas”.
Asimismo, en respeto a “las decisiones del Congreso del PIT-CNT”, que “ya decidió que no hay lugar para las AFAP”, Sosa pidió “eliminarlas” de la seguridad social por “la vía que sea”, incluso por “consulta popular”. Pidió además “salvar” al BPS y luchar por una sociedad más organizada y unida, “sin banderas políticas”.
“Más adelante veremos”, dijo Abdala en alusión a un eventual plebiscito constitucional. Hoy los esfuerzos del PIT-CNT están en que “no se vote este proyecto” en el Parlamento. “La perspectiva es plantear la necesidad de un diálogo serio y estudioso, que mire la revolución tecnológica actual y se pregunte por nuevas formas de financiación”, expresó. Si, en definitiva, hay que subir la edad jubilatoria, Abdala reclamó “que no sea de pesado”, sino “porque se estimula con una mejor jubilación”.
Solidaridad internacional
El acto del PIT-CNT cerró con palabras del haitiano Henry Boisrolin, coordinador del Comité Democrático Haitiano. En español, Boisrolin contó que en Haití la edad mínima de retiro ya está fijada en 65 años; pero que, a diferencia de Uruguay, “la esperanza de vida no supera los 50 años, no llegamos a los 65 años, por eso lo llamamos proyecto de muerte”. Saludó la movilización de la central obrera y afirmó que no se trata solo de luchar contra una reforma jubilatoria, sino contra “un sistema, el sistema capitalista”.