Tras 11 horas de sesión, la Cámara de Senadores votó afirmativamente en general el proyecto de reforma previsional, sólo con los votos de los legisladores de la coalición de gobierno. A las 22.45 se levantó la sesión. Este miércoles, desde las 9.30 en sesión extraordinaria, continuará el tratamiento en particular del proyecto. La coalición de gobierno alcanzó un acuerdo luego de una negociación de varios meses e incluso Cabildo Abierto (CA) explicitó en la sesión del martes que mantiene algunas diferencias que buscará zanjar el año próximo al tratarse el proyecto en Diputados. La iniciativa que establece cambios en las reglas jubilatorias tiene la oposición del Frente Amplio (FA) y del movimiento sindical, que se manifestó en las barras y en las afueras del Parlamento.
Con la fecha marcada como un punto relevante en el calendario del oficialismo, la jornada de votación en general del proyecto de reforma jubilatoria comenzó con una dificultad: no había quórum para iniciar la sesión. ¿Los motivos? Se convocó una sesión extraordinaria porque ya comenzó el receso legislativo, entonces no pueden ingresar suplentes que no hayan sido votados previamente; por esto había tres lugares sin llenar, las bancas de Germán Coutinho, Juan Sartori y Gloria Rodríguez. ¿La solución? Rodríguez, de licencia médica, se trasladó hasta el Parlamento y la sesión comenzó con más de una hora de retraso.
Esto provocó cruces entre el FA y la coalición, al igual que ocurrió unas horas después, cuando tras un discurso del senador opositor Alejandro Sánchez que provocó aplausos desde las barras, la vicepresidenta Beatriz Argimón ordenó desalojar al público.
Más allá de estos episodios, la sesión transcurrió en línea con los argumentos esgrimidos por el oficialismo y la oposición en los últimos meses. Para los primeros, la reforma es necesaria para lograr la sostenibilidad del sistema jubilatorio, los cambios son graduales y no acarrearán perjuicios para los trabajadores, se incorporan nuevos derechos, como la posibilidad de combinar trabajo y jubilación, y además se eliminan inequidades con la convergencia de todas las cajas en un régimen previsional común, con una parte estatal y otra por AFAP (Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional).
En cambio, el FA planteó que se incumple una promesa de campaña, ya que el presidente Luis Lacalle Pou dijo que no modificaría las reglas a quienes ya estaban trabajando; que hay sectores que se verán directamente perjudicados por los cambios jubilatorios y la suba de la edad de retiro a 65 años; que no se atravesó un proceso de diálogo social en busca de consenso para hacer una reforma, y que el contenido del proyecto es limitado, porque sólo atiende aspectos previsionales y no otras áreas de la seguridad social.
Caja Notarial: sí pero no
El apuro del oficialismo por aprobar antes de fin de año el proyecto en el Senado llevó a que haya un tema que si bien se votó de una manera, tendrá cambios al pasar por Diputados. Se trata de los artículos referidos a la Caja Notarial, el sistema de jubilación paraestatal de los escribanos, que fue reformado en 2019. En el proyecto está contemplada igual que las demás cajas, pero a impulso de CA la coalición se encamina a establecer un régimen de transición distinto para los escribanos, en virtud de que las proyecciones muestran una buena situación financiera, a diferencia de las demás cajas que están por fuera del Banco de Previsión Social.
La propuesta del gobierno es que todas las cajas –Militar, Policial, Notarial, Bancaria y de Profesionales– inicien un proceso de convergencia que llevará a futuro a que tengan un tramo jubilatorio solidario y otro por el sistema de AFAP, con las mismas condiciones que quienes aportan al régimen general.
Sin embargo, la Caja Notarial mostró su postura contraria y el martes emitió un comunicado en el que planteó el “rechazo a la incorporación a un régimen mixto con un componente de ahorro individual [las AFAP]”. Se aclaró que la entidad no tuvo negociación alguna por estos cambios, que “se desconocen los fundamentos económicos y jurídicos” de la propuesta del gobierno, y que existen “sólidos fundamentos para pensar que mantener el actual sistema previsional es la mejor opción para el país, los afiliados y la institución”.
El nacionalista Sergio Botana, quien habló al inicio de la sesión en nombre del oficialismo, dijo que los cambios al proyecto se negociarán “en acuerdo con la Caja [Notarial] y los propios diputados”. Planteó que se llegará “a los acuerdos sobre esa caja, que vaya que ha demostrado seriedad y merece tener un tratamiento especialísimo”.
El senador cabildante Guillermo Domenech, escribano de profesión, expuso al respecto: “No es conveniente ni justo para la Caja Notarial ni para el resto de la ciudadanía, que nunca tuvo que aportar a la seguridad social notarial y que ahora indirectamente tendrá que hacerlo para compensar el desvío de fondos de los aportes a la Caja Notarial hacia las AFAP”.
“Siempre pierden los mismos”
La senadora del FA Silvia Nane presentó el informe en minoría. “Otro proyecto de reforma pudo haber sido posible y, si no lo fue, se debió a las decisiones políticas y los acuerdos de la coalición”, apuntó. Esto en referencia a la posición del FA acerca de que era necesario estudiar cambios al sistema previsional, pero no por el camino que plantea el gobierno.
“¿Cuál es la receta de esta reforma?”, se preguntó Nane, y enumeró: “Aumentar la edad de retiro; aumentar la exigencia de los años aportados; reducir los montos en las prestaciones; y aumentar el caudal de afiliados a las AFAP”. Para la senadora, la “receta multicolor” es “bastante parecida a la de 1996 [cuando se procesó la última gran reforma del sistema]”.
“El costo de la reforma descansa en los hombros de los trabajadores. No se le exige a ningún otro sector ninguna contribución”. Mario Bergara, senador del FA.
Nane puntualizó que la reforma tiene poca participación y diálogo de los actores sociales, “muy poco análisis de impactos, nada de consideración de los ingresos al sistema, ni una medida acompañada de su cuantificación económica”. En esa línea, subrayó que durante las tres comparecencias a la comisión parlamentaria ni el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, ni la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, mostraron “cálculos que permitieran concluir que todas las jubilaciones aumentarán”.
Respecto de las consecuencias de los cambios jubilatorios, mencionó informes del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) y el Instituto Cuesta Duarte que indican “un retroceso en la cobertura, porque va a haber una reducción de personas con 65 o más años que accedan a una prestación”.
Durante su intervención, el senador frenteamplista Alejandro Sánchez dijo que la reforma “es una carta de los Reyes Magos”, “una expresión de deseo”, porque rompe “las matemáticas, que son una ciencia exacta, diciendo lo siguiente: ‘Voy a gastar menos, pero todos van a ganar más’. Fantástico. Es una receta maravillosa, que no se sustenta”.
“Se propone un aumento de la edad de retiro de forma compulsiva, sin incentivos económicos para el retiro a los 65 años”. Eduardo Brenta, senador del FA.
Sánchez considera que se trata de un proyecto que no asume su objetivo: “Recortar el gasto y que siempre pierdan los mismos”, en referencia a los trabajadores, que en su visión deberán financiar la reducción del gasto previsional. “Están pidiendo a muchos trabajadores y trabajadoras, a los más jodidos y que tienen más dificultades, que laburen cinco años más y que cobren menos”, apuntó.
“Nos encontrarán siempre, en el Senado, en la Cámara de Diputados y en la calle, tratando de terminar o de parar una reforma que lo único que hace es quitarle derechos a la gente”, culminó su intervención Sánchez, provocando aplausos y el posterior desalojo de las barras.
A su turno, Óscar Andrade puso el foco en que hay cambios “en contenidos sensibles” y que se votan “de apuro”, como en las jubilaciones por discapacidad, que, sostuvo, serán de hasta 20% menos con la reforma. “Justo ahí van a recortar. A los poderosos del Uruguay no se les pide nada”, manifestó.
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“Todos estarán mejor”
Para defender el proyecto Botana se encargó durante unos 40 minutos de argumentar por qué votar la reforma es “un acto de responsabilidad” de un “Uruguay que piensa en las generaciones futuras”. Comenzó repasando datos demográficos que generan “un desafío económico y social muy duro en los próximos años”, lo que se combina con el “fuerte desfinanciamiento endógeno del sistema público previsional, así como el de casi todos los subsistemas paraestatales”.
Según Botana, el proyecto del gobierno “busca revertir estos efectos y simultáneamente elimina inequidades”. Señaló que “la reforma iguala regímenes jubilatorios, elimina privilegios” y “protege” a las cajas por fuera del BPS “de sus quiebras por 30 o 40 años y le da la tranquilidad al afiliado que se va a poder jubilar”.
“No comprendo que se insista en no aumentar la edad jubilatoria. ¿Cómo se pretende financiar las pasividades de las futuras generaciones?”. Carmen Asiaín, senadora del PN.
Para el senador nacionalista, “la reforma es necesaria, ineludible; lo decimos nosotros y los referentes históricos de la izquierda”, dijo antes de repetir varias frases de Tabaré Vázquez, José Mujica y Danilo Astori.
A su vez, añadió entre los motivos para votar la reforma que “a los trabajos calificados como penosos se les permite jubilarse antes”, como el caso de los trabajadores de la construcción, aspecto en el que destacó los aportes durante el pasaje por la comisión del proyecto de Andrade.
Discrepó con el FA respecto de los efectos sobre las jubilaciones por discapacidad, ya que dijo que estas personas cobrarán la jubilación como si no se hubiera interrumpido el aporte, tendrán un adicional de 20% si tienen hijos a cargo y otro 20% si la discapacidad es severa, “sin tener que elegir entre cobrar la jubilación o la pensión”. También destacó que las madres computarán años de jubilación por cada hijo y que eso se multiplica por tres si tienen alguna discapacidad.
“Nadie estará peor, todos estarán mejor, sólo que después de los 65 años, pero recordemos que hoy el promedio de edad de jubilación es de 63 años”, resumió Botana.
“Votamos uno de los proyectos más importantes de la legislatura. Hay graves problemas financieros que no podemos negar”. Carlos Camy, senador del PN.
A su turno, el nacionalista Gustavo Penadés expresó sobre el proyecto: “Es una reforma hecha a la uruguaya, consensuada, con discusiones, con intercambios. Son cambios necesarios, justos, que buscan generarles a las generaciones venideras la posibilidad de llevar adelante un proceso de reforma que no tenga un impacto negativo”.
Las diferencias de CA
El senador cabildante Domenech sostuvo que es el proyecto más complejo que trató el Senado en esta legislatura, y mencionó, por ejemplo, informes “contradictorios” que hacen que prevalezcan las dudas sobre “si las jubilaciones van a subir o van a bajar”.
“Voy a acompañar este proyecto de ley que impulsa el Poder Ejecutivo, pero no sería honesto conmigo mismo si no dijera que el proyecto me despierta algunas objeciones”, apuntó Domenech. Además del tema de la Caja Notarial, CA pretende reducir el período que se considera para el cálculo jubilatorio de 25 a 15 años, para evitar que provoque una baja de las jubilaciones.
Por su parte, el también cabildante Raúl Lozano al hablar en la sesión planteó que “durante años” se generó “un relato” sobre que “la culpa de todo la tenía la Caja Militar”, pero se omitía “que todo el sistema estaba con problemas”. En agregado, cuestionó a quienes trataron a los militares de “privilegiados” por su sistema de jubilaciones.