Durante casi una hora y con un ventanal a su costado que brindaba una postal de Montevideo desde las alturas, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, disertó sobre los impactos locales de la guerra en Ucrania, la suba del precio de los alimentos y los planes del gobierno. En un evento de la firma Nobilis, en el World Trade Center, ante un auditorio compuesto por empresarios, analizó que hay un combo de factores que llevan a una inflación mundial y los coletazos en Uruguay implican una suba de precios; dijo que el gobierno tomará medidas puntuales pero no intervendrá los precios ni tocará impuestos, y advirtió que podría escasear el trigo de producción local dentro de unos meses.

Tras la exposición de una media hora, se abrió una instancia de preguntas, en la que una empresaria de la agroindustria consultó al ministro sobre cuál es el límite en esta escalada de precios -que eleva los valores de exportación pero también los costos del ganado y los insumos, argumentó-: “el que compra forma el precio. El límite es si hay un consumidor dispuesto a pagarlo”, respondió Mattos. Esto en alusión a que la carne y otros productos son commodities cuyo precio se transa en los mercados internacionales según la oferta y demanda global. Igualmente, dijo que los precios de la carne y el ganado tendrían que haber llegado “a un techo”, porque “esta realidad no es sostenible”.

En la apertura del evento, Jeronimo Nin, gerente de Trading e Inversiones de Nobilis, hizo un repaso de la economía mundial y previó un período de “shock estanflacionario”, esto es “más inflación y menos crecimiento”, a causa de los impactos de la guerra en el comercio. Explicó que en una era de globalización hay “vasos comunicantes” clave para el mundo en Rusia y Ucrania, lo que afecta los mercados de la energía -gas y petróleo-, los agrícolas -trigo y maíz- y los fertilizantes.

A continuación, Mattos habló sobre la situación de Uruguay en este contexto: “Ustedes vienen a buscar respuestas que son difíciles de dar en estas circunstancias del mundo. Ya veníamos con una inflación importante de alimentos y de los costos de producción [en todo el mundo]”. Se refirió a “una tormenta perfecta” que llevó a la escalada de precios: los bancos centrales “inyectando” dinero para la recuperación pospandemia, valores altos de los commodities por el aumento de la demanda, problemas logísticos, la guerra Rusia-Ucrania y “temas climáticos que afectaron el inventario mundial de alimentos”.

“Todo esto generó un espiral de precios que pega en los productos de la canasta básica, lo que provoca exacerbación”, dijo el jerarca. También repasó que el mundo está tomando “medidas inéditas” frente a los impactos, como por ejemplo, el ministro de Agricultura alemán —vegano y de un partido ecologista, aclaró— que habilitó áreas de reserva animal para ampliar las cosechas.

“En una economía [global] tan interconectada todo tiene consecuencias”, expresó y agregó que la inflación en Uruguay “tiene que ver con este paquete” de factores. “Nos preocupa porque a un proceso inflacionario global Uruguay no puede escapar”, dijo el ministro, si bien aseguró que el gobierno tomó y tomará “medidas temporarias”. La renuncia fiscal, como exonerar de IVA al asado de tira —que evaluó en un millón de dólares— o a los fideos y panificados, señaló que “no es eterna” sino por un período “corto” y busca dar “una señal”.

Añadió que los acuerdos de precios con privados “no son bien vistos” desde la conducción económica. En esa línea, sostuvo que eso se trata de “un diferencial” de Uruguay frente a otros países, como Argentina: “El gobierno uruguayo no lo hará”, dijo sobre intervenir en los precios, y ante una consulta puntual de un empresario sobre nuevos impuestos o retenciones a las exportaciones, el ministro manifestó que eso ocurre “del otro lado”, en referencia al vecino país.

Carne y trigo

La escalada internacional de precios aseguró que tiene un componente de “especulación” y otro vinculado a la “incertidumbre”, en especial por cuánto tiempo durará la guerra en Ucrania. “Seguramente estamos muy por encima” de los precios óptimos en los commodities, y la previsión es “que tengamos una cierta normalidad una vez que algunos de los factores” que están afectando se mitiguen; pero indicó que no es “optimista” sobre “que se vaya a revertir la inflación mundial” en el corto plazo.

En el caso de la carne, Mattos aseguró que la suba histórica del precio responde “a los inventarios ajustados de granos”, alimento de los animales, así como los “problemas logísticos internacionales”, derivados de “navieras que no pudieron cumplir ante la alta demanda”, y el aumento de costos al incrementarse el petróleo.

Sobre el trigo, el jerarca señaló que Uruguay “produce, exporta y consume”. Debido a que los precios pasaron de 260 a más de 400 dólares por tonelada, “para quien tiene trigo es tentador exportarlo”, mientras que los molinos que abastecen el mercado local deben programar hoy su actividad para todo el año, hasta la próxima cosecha. Entonces, advirtió que “es probable que en algún momento nos quedemos sin trigo”.

Consultado por la diaria luego de la exposición, Mattos dijo que esto podría ocurrir “en setiembre u octubre”, y que no tiene sentido impedir la exportación de trigo, porque eso no hará caer el precio, que se determina por la oferta y la demanda globales. En caso de escasear, planteó que se puede importar y, al ser un commodity, el precio por comprar dentro o fuera del país no debería tener grandes variaciones.

En esa misma línea pero ya hablando en general sobre el mercado, aseguró: “Nuestra filosofía es no intervenir [en los precios]. Otros países ponen límites a la exportación, son gobiernos que quieren proteger el autoabastecimiento y no tener excesivas presiones inflacionarias, entonces intervienen y es una pésima señal. Por cuidar a don José y doña María para que no les suba el pan se interviene, pero en dos semanas los productores tienen que plantar y qué señal reciben. La principal solución al problema del abastecimiento es la producción [en mayor volumen]”.

Mattos aceptó que “no son todas malas” las noticias por la suba internacional de los commodities, ya que varios sectores del agro tendrán “buenos precios” y “el primero que está feliz con eso es el ministro, porque no nos golpean la puerta”. Aseguró que entrarán al país por estas actividades “cientos de millones que van a derramar en la economía”, pero también se debe atender “al consumidor” local. Sobre eso, dijo que hay un “compromiso” por recuperar “el salario perdido” por parte de los trabajadores, pero es “un desafío extra” en momentos de mayor inflación.