Según informó el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), desde las 6.00 del lunes hasta las 06.00 del martes se ocuparon 3.600 plazas en los refugios de todo el país. Durante la jornada en que rigió una alerta meteorológica por fuertes vientos y lluvia, el Ministerio del Interior trasladó 84 personas a diferentes centros y se recibieron 504 llamadas al 0800 8798 y 94 mensajes de Whatsapp al 092 910 000 para pedir atención a personas en situación de calle.

Este balance se hace cada día desde las 6.00 y se cierra en la mañana del día siguiente. Por otra parte, fuentes del Mides informaron a la diaria que aún no se sabe la causa del fallecimiento de una persona en la vía pública en la mañana del lunes, en las calles José Catalá y Cádiz. Se espera el resultado de la autopsia para definir las condiciones en que ocurrió el deceso, y saber si esta persona estaba pernoctando en la calle.

El lunes, cuando el Instituto Uruguayo de Meteorología emitió una alerta naranja y amarilla, según la zona del país, el Mides estableció algunas medidas de refuerzo, por ejemplo, la ampliación del horario en los refugios durante las 24 horas del día para la pasada jornada. También se dispuso de mayor cantidad de recursos humanos y unidades militares como centros de contingencia en más de diez departamentos.

“Es una problemática de todo el año”

Según el último relevamiento del Mides, que se realizó en julio de 2021, hay 3.907 personas en situación de calle, de las cuales 2.987 son usuarios de los diferentes dispositivos de la cartera. Por otra parte, en 675 puntos de Montevideo se contabilizaron 920 personas que viven a la intemperie, número que creció respecto de 2020, año en que se contabilizaron 855 personas.

la diaria consultó a diferentes integrantes del colectivo Ni todo está perdido (Nitep), conformado por personas en situación de calle que hacen o hicieron uso de los refugios, para conocer su visión sobre la respuesta del Mides en la llegada de un nuevo invierno.

Gustavo de Pena, integrante de Nitep, dijo a la diaria que ante las condiciones meteorológicas adversas, como en estos días, se “despierta la sensibilidad social”, pero “es una problemática de todo el año, que se ha naturalizado, cuando no debería de ser así”. Repasó que hay personas que “no se acercan a los dispositivos [del Mides] porque les tienen desconfianza o prefieren conservar el grupo familiar antes que encontrar lugares más cómodos” para pasar la noche.

Sobre los números de los relevamientos, consideró que “son muy inciertos, porque sólo muestran lo que se logró censar o detectar, pero muchas personas en esa situación tienden a ocultarse”. De todas maneras, lo que sí detecta Nitep es que los números están en crecimiento “por los desplazamientos o situaciones secundarias que llevan a las personas a terminar en la calle, pero nadie tiene datos sólidos”.

En cuanto a las políticas sociales, De Pena consideró que “el gobierno va en el sentido opuesto al adecuado, por ejemplo, porque una de las ayudas para mejorar la situación de esas personas eran los Socat [Servicio de Orientación, Consulta y Articulación Territorial], y los cerraron”. Era un medio que “le permitía a mucha gente demostrar la necesidad de ser asistidos”, indicó. Por otra parte, opinó que los efectos colaterales de la crisis sanitaria dejaron sin trabajo a mucha gente, “situación que se suma al que ya se rindió y considera que ya no hay nada que hacer”, lo que aumenta el número de personas en la calle.

Sobre la asistencia a los refugios, De Pena contó que trata de estar lo más activo posible fuera de esos espacios porque “es una situación que te achaca física, emocional e intelectualmente”, algo que vinculó “con la violencia institucional, el tener que llegar a partir de cierta hora y tener que salir a otra, a menos que haya una alerta climática”. Consideró que a veces hay tiempos adversos “que no llegan a una alerta naranja, pero de todas maneras hay que salir a la calle y enfrentar lo que haya”.

A su vez, deseó que algún día se implementen medidas para que la situación de las personas que viven en la calle “no sea un tema llegado el invierno y desaparezca en el verano, porque de deshidratación uno también se puede morir”.

“Un montón de personas no encuentran cupos”

Aunque los cupos del Plan Invierno se ampliaron respecto al año pasado, y en principio este año el Mides dispone de 63 plazas más, hay quienes creen que no es suficiente. “Si vas a los refugios, afuera encontrás chiquilines jóvenes pidiendo por favor por un cupo, los terminan derivando a diferentes puntos de Montevideo, pero son gente que se maneja caminando”, contó a la diaria Yoselina Batista, otra integrante de Nitep. También manifestó que en otros puntos de la capital, como la terminal Goes, en la Aduana o en las calles Uruguay y Yi, “duermen un montón de personas que terminan ahí porque no encuentran cupos”.

Otras de las carencias que Batista considera es la alimentación: “Los días de alerta no vamos a buscar los alimentos, nos quedamos resguardados, pero hay personas que no tienen ni para un mate”. En este aspecto se debe “seguir trabajando desde el colectivo” para encontrar soluciones, señaló. Fuentes del Mides dijeron a la diaria que durante las alertas meteorológicas a los refugios “se les autoriza gastos especiales y a los centros de contingencia se les envía viandas de alimentos”.

En cuanto al trato en los refugios, Batista coincidió con De Pena en que “hay lugares con hacinamiento, y es lo que quiere evitar el colectivo”. “Quienes no van a esos lugares es porque tuvieron un mal trato y por eso optan por dormir en la calle. Hay equipos técnicos que manejan a las personas como si fueran objetos; en algunos refugios hay cuchetas sin colchones”, detalló.

En tanto, María Rubí, otra integrante de Nitep, contó a la diaria que nunca se sintió bien dentro de un refugio. “Las alertas naranjas hacen que los refugios permanezcan abiertos, pero cuando te agarran tormentas repentinas, sin pronóstico, te quedás sin ninguna opción”, expresó. En cuanto a las condiciones de los refugios, acotó que “mejoraron los cupos” y que “por lo habitual antes eran de 30 personas y a veces las condiciones de higiene no eran las óptimas”.

En términos generales, para Rubí el cambio para las personas en situación de calle debe ser integral. “Hay que dejar de decir que somos personas en situación de calle que hacen uso de refugios” y ver que quienes están a la intemperie “son personas a las que no se les dio un respaldo el día uno” y que cuando se niegan “están peleados con la vida y ya no quieren más nada”.