El secretario general del Partido Colorado (PC), el expresidente Julio María Sanguinetti, escribió una columna en Correo de los Viernes en la que se expresa sobre la crisis política desatada alrededor de la tramitación del pasaporte de Sebastián Marset y que tituló “Un extraño caso”. El dirigente colorado expresó que “es muy raro que un hecho legal, indiscutiblemente regular”, terminara en un “terremoto político” que implicó el cese de cuatro altas jerarquías del gobierno, cuando no hubo “el menor atisbo de corrupción”.

Sanguinetti opinó que el hecho resulta “aún más paradójico” al tratarse del “simple otorgamiento de un pasaporte”, que no fue tramitado en un día, “como se dice y repite”, y afirmó que el documento fue pedido el “20 de octubre de 2021 y otorgado el 25 de noviembre” de ese año, aunque funcionarios de la cancillería declararon al fiscal Alejandro Machado que se expidió más rápido de lo normal.

El dirigente colorado reiteró el argumento que han repetido incesantemente los integrantes de la coalición de gobierno en los últimos días para justificar la entrega del pasaporte al narcotraficante: “No había requisitoria uruguaya ni de Interpol”, en ese sentido, por el decreto vigente, “la Cancillería estaba obligada a otorgar el documento, simplemente porque ese ciudadano uruguayo tenía el derecho a recibirlo”.

Asimismo, señaló que “no tiene nada que ver” el hecho de que podría habérsele dado un documento de viaje por única vez, porque “está claro que eso es para personas expulsadas de un país y obligadas a retornar al de origen”.

“En todo caso, se acumularon confusiones. Si el pasaporte lo debía expedir el Ministerio del Interior o el de Relaciones Exteriores, si la autoridad estaba obligada o no a expedirlo, si los subsecretarios estaban informados, si intercambiaron chats entre ellos, si cada uno puede o no borrar el chat propio, si romper una protocolización integra o no el expediente”, continúa el texto.

Sanguinetti sostuvo que, “con el diario del lunes”, “está claro que la información pública fue confusa y que mediaron contradicciones entre los actores”, pero, de todas formas, defendió que el gobierno “procedió correctamente”, seguramente “con dolor personal” del presidente Luis Lacalle Pou, “pero con el rigor imprescindible dada la situación”. “No había otro modo de saldar el conflicto político”, agregó, y planteó que se dio la respuesta que reclamaba la oposición, “que ahora tampoco se da por satisfecha y trata de explotar aviesamente el episodio”.

En esa línea, recordó que cuando el Frente Amplio fue gobierno y se fugó de la Cárcel Central el capo italiano Rocco Morabito, en junio de 2019, ningún ministro se hizo responsable y ahora “grita” cuando el gobierno “actúa con un rigor político por ellos desconocido”. Además, manifestó que “Se habla maliciosamente de corrupción, cuando no hay el menor atisbo de ella”.

“¿Alguien hizo algo ilegal a cambio de una compensación, un beneficio del tipo que sea? ¿Hay alguna sospecha? Ninguna. El contacto con el abogado del involucrado [Alejandro Balbi] no pasó de una pequeña reunión de pocos minutos con la Subsecretaría [a cargo en ese entonces de Carolina Ache]. La oposición está abusando de su condición, como lo hizo el lunes pasado en ocasión de la inauguración del Hospital del Cerro, en que una patota embanderada con el Frente Amplio protagonizó una irrupción violenta en un acto de celebración”, expresó.

De todas formas, el dirigente colorado apuntó que esta actitud de la oposición no llama la atención porque “para ellos tirar una bomba de humo en un acto oficial no es violencia y poner pancartas proselitistas en un liceo no agrede la laicidad”.

Para Sanguinetti el tema político “está laudado”, pero aún continúa una investigación en la Fiscalía, donde “desgraciadamente” no media más el “clásico ‘secreto de presumario’ que durante años permitió que la Justicia actuara en un clima sereno”. “Todo sale a luz instantáneamente, en crudo, para ser materia prima de crónicas en las que, aun sin proponérselo el periodista, se absuelve y condena por la sola publicidad”, se quejó.

“Realmente lamentamos esta ocurrencia que bien puede calificarse de un daño autoinfligido por el gobierno. El error no forzado del que hablan los aficionados al tenis. Es un tropezón indudable, grave en cuanto a las consecuencias y magnificado hasta el delirio por quienes insinuaban, e insinúan, afectaciones institucionales. Para nosotros, como miembros de la coalición, es un desafío más a superar. Un llamado a redoblar el esfuerzo para continuar la acción reformadora de este gobierno”, concluye Sanguinetti.