En una especie de previa al “retiro” que convocó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, con presidentes sudamericanos en Brasilia para el martes próximo, se llevó adelante la primera parte de Coloquio Montevideo, un espacio en el que se habló y se hablará de integración regional hasta la tarde de este sábado. En la cita de del viernes estuvieron los expresidentes José Mujica, de Uruguay, y Ernesto Samper, de Colombia, otrora secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) durante un largo período hasta que su país decidió retirarse de ese mecanismo de integración.
Para este sábado se espera que las charlas continúen más allá del tema global. Por ejemplo, se prevé hacer una mesa sobre el futuro del trabajo en un contexto de avance masivo de la tecnología y de la inteligencia artificial, como también de la institucionalidad política. Algunos de esos ejes, por ejemplo, fueron puestos en discusión en la noche de este viernes, cuando también participaron la exsenadora frenteamplista, Mónica Xavier; el exministro de Economía y Comercio de Chile Carlos Ominami, y el exgobernador de Río Grande do Sul Tarso Genro, quien también se desempeñó como ministro de Educación, Relaciones Institucionales y ministro de Justicia de Brasil durante el pasado gobierno de Lula. Pero, en concreto, en buena parte del conversatorio se reflexionó sobre el rol que debería tener la nueva Unasur.
Desde Cartagena, de forma híbrida -porque lo “obligaron” a estar durante el fin de semana para aportar a la paz en ese país-, Samper celebró que la Unasur, de la cual supo ser conductor, “se viene reactivando” puesto que ya se completó el reingreso de Brasil -una “magnífica noticia”-, como también el reingreso de Argentina, de la mano de Alberto Fernández, que se suman a Bolivia, Guyana, Surinam y Venezuela, que siguieron intactos en la institución luego de la retirada de varios países, entre ellos, Uruguay.
En ese marco, apuntó que vienen por el mismo camino Colombia y Chile -ambos con presidentes de tinte progresista-. “Podríamos pensar que antes de terminar el año se hayan reintegrado, tenemos que vincular países como Uruguay, Paraguay y Ecuador. No tenemos que ideologizar la Unasur, como lo hizo la derecha”, indicó.
Esta es la gran autocrítica con la que toman el relanzamiento del bloque; Uruguay, mientras tanto, está expectante porque, por el momento, parece ir en sentido contrario a esta idea. Algo de eso se dejó entrever en una entrevista que el presidente Luis Lacalle Pou brindó a El Mundo de España: “Es muy difícil tener procesos a largo o mediano plazo si el sustento es ideológico”, expresó. Al principio del gobierno lacallista, una de las primeras decisiones que se tomaron sobre política exterior fue irse de la Unasur por entender que se trataba de un organismo regional, “basado en lineamientos político-ideológicos”, además de que ya no contaba con una sede y “carecía de secretaría general operativa”, según había fundamentado en su momento el excanciller Ernesto Talvi.
Lacalle Pou, no obstante, participará del retiro que convocó Lula para este martes, en el que se espera, por el momento, que ningún presidente falte a la cita. Mujica, mientras tanto, criticó que en su momento los gobernantes no hayan llegado a buen puerto en nombrar a un secretario general porque tenían que estar “todos” de acuerdo, con base en la regla del consenso, algo que creen se debería rediscutir porque, en palabras de Samper, “le hizo mucho daño a la Unasur”, ya que “prácticamente le daba poder de veto a un solo país”. “Está bien que se mantenga la regla del consenso para el ingreso o salida de países, pero hay que ir a un régimen de mayorías simples y calificadas”, opinó.
Asimismo, el colombiano indicó que debería pensarse en un nuevo estatuto de la Unasur en el que se le tendría que dar un mayor empoderamiento al secretario general: “No puede ser una figura decorativa, tiene que tener poder decisión”, sostuvo, y agregó que no tiene sentido que en cada cambio de presidencia pro témpore se traslade todo el “engranaje administrativo y operativo” para ponerlo al servicio de esa presidencia. “El presidente pro témpore debe tener una alta representación política que intervenga en los momentos fundamentales, que lleve la representación diplomática y no la representación administrativa y decidir presupuesto”, observó. Al igual que Mujica, Samper sostuvo que hay que “meterle pueblo” a la Unasur e “invitar” a los campesinos, trabajadores, académicos, entre otros actores, y crearles un espacio para que puedan “aportar y darle coherencia a lo que se acuerde” en ese marco. “No podemos caer en la trampa del ideologismo porque no avanzaremos nada”, estableció.
El expresidente del país cafetero también señaló que la institución necesita una “nueva agenda” para la “nueva etapa”. “No podemos tener la misma que hace diez años”, expresó, y puso sobre la mesa lo que sucedió en la pandemia. Mujica, que prefiere llamarle “colaboración” más que “integración”, advirtió que, si bien América Latina tiene 7% de la población del mundo, durante la pandemia 30% de los fallecidos de la población mundial por el virus fue, justamente, en la región. “Fuimos incapaces de juntarnos -entre los países- para poder negociar con las distintas empresas fabricadoras de vacunas. Cada cual salió por la suya y pagamos el costo”, recriminó.
Tierra santa
Bajo la atenta mirada de dirigentes políticos tanto del país como de la región, Mujica sostuvo que si bien en América Latina está la Corte Interamericana de Derechos Humanos, “cualquier pleito” que haya con las multinacionales “hay que discutirlo en Nueva York con abogados”. En ese sentido, apuntó que los foros políticos intergubernamentales como el G7 y G20 “toman decisiones por conveniencia, y nosotros somos incapaces de discutir nuestra unión”. “Ellos toman acciones en función de su beneficio, mientras que América del Sur no puede impulsar su integración”, lamentó.
Samper, en tanto, llamó a pensar en una moneda alternativa al dólar, como la que propuso en su momento Lula -como fue la Sur- para tener “soberanía” frente a Estados Unidos y su dólar. “Hay que pensar en una nueva arquitectura financiera. Tenemos nuestras reservas en bancos de Estados Unidos, queremos soberanía, pero tenemos sometidas nuestras reservas”.
Por último, el expresidente uruguayo apuntó que hay que crear una “mística” de comunidad que “no es de hoy para mañana” sino “para una generación”. “Hay que recrear una cultura, un nombre que nos identifique, necesitamos una fecha en la que todas las escuelas de nuestro continente hablen de la comunidad latinoamericana ese día, porque hay que ponerle corazón y mística a nuestro pueblo”, concluyó.
Apuntes para una mejor integración
Xavier, una de las coordinadoras del evento, consideró que no hay integración “sin respeto a los derechos humanos” y advirtió sobre tres claras amenazas a enfrentar de ahora en más: el autoritarismo, la desigualdad y el cambio climático.
En tanto, Ominami espera que del convite en Brasilia entre los presidentes se pueda salir con resultados y una “manifestación clara” para “salir adelante y romper con unos años que han sido terribles para América Latina”. “Tenemos condiciones como para reimpulsar” el organismo, apuntó, y compartió “plenamente” que la integración no puede “ser un club de amigos”, sino que debe poner por delante un programa para brindar seguridad alimentaria, democrática, energética y una migración ordenada.