“Tenemos la necesidad de la reducción de la jornada del trabajo sin reducción del salario como bandera del movimiento obrero, porque ya estamos quedando atrasados no solamente en el concierto europeo, sino de nuestros países vecinos de América Latina”. Esa fue una de las tantas premisas que planteó el presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, el pasado 1º de mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Fue así que seminarios, exposiciones en el Parlamento y distintas posturas dentro de la izquierda como también del gobierno derivaron en una propuesta concreta para reducir la jornada laboral de la mano del Espacio 609 -donde está el Movimiento de Participación Popular (MPP)-, del Frente Amplio (FA).

En este sentido, la colectividad política presentó un documento ante la bancada parlamentaria de la coalición de izquierdas que propone la reducción gradual del horario laboral para los principales sectores para que sea estudiado y discutido. Grosso modo, el objetivo es que la jornada laboral pase de 48 a 40 horas semanales para todos los trabajadores con indiferencia del sector en que se desempeñen, a partir del cuarto año de vigencia de la ley. Previamente, en el primer año, se reducirá dos horas, y así sucesivamente hasta el cuarto año.

De todos modos, aclaran, este proyecto no será de aplicación en aquellos sectores que tengan regímenes “más beneficiosos” a lo establecido en la presente, ya sea producto de leyes especiales, convenios colectivos, laudos de Consejos de Salarios, entre otros motivos. Se aclara que en ninguno de los casos la reducción horaria podrá habilitar la disminución proporcional del salario vigente y, además, toda aquella jornada laboral que exceda el horario de trabajo deberá ser remunerada como horas extras.

Daniel Caggiani, senador del FA, expresó en diálogo con la diaria que con este proyecto se espera que se reduzca 20% de la jornada laboral puesto que Uruguay es uno de los países del continente que tiene la jornada laboral “más extensa”. Según el documento, el país está por detrás de El Salvador y México -con 42 horas, en promedio, por semana-. “Fuimos pioneros en su momento, pero ahora quedamos rezagados”, indicó, en alusión a la ley aprobada en 1915 que limitó a ocho las horas de la jornada laboral.

“El objetivo es una mayor distribución del trabajo entre el tiempo laboral y personal, que eso pueda contribuir a una adecuada redistribución de un elemento que cambia la ecuación que es la incorporación de tecnología. Buscamos mejorar la calidad de vida”, agregó.

En caso de no concretarse en este período legislativo, no se descarta que en el programa de la actual oposición se vuelva a plantear de cara a una eventual Presidencia a asumir en 2025. En ese sentido, Caggiani opinó que “sería una señal muy importante” que en el próximo programa esté, si no se aprueba en este período.

Desafíos

En el proyecto de ley, al que tuvo acceso la diaria, el MPP apuntó a los distintos ejemplos en el mundo. En ese contexto, citó lo que sucedió en Francia, que hace más de dos décadas aprobó una ley en este sentido, pero para 36 horas: “Los motivos que se esgrimieron, entre otros, fueron la disminución del trabajo para los humanos ante el avance tecnológico. El objetivo perseguido en ese momento, era lograr una mejor distribución, más equitativa”, indicaron en su exposición de motivos, y añadieron que “hoy en día, el mundo enfrenta ese problema y nuestro país no es una excepción a dicha regla”.

También aluden a la reciente aprobación de un proyecto similar en Chile; mientras que en Ecuador y Argentina se discute a nivel parlamentario un documento que va en ese sentido. “Sin duda alguna el presente proyecto tiende a mejorar la distribución del trabajo existente, a optimizar el bienestar de los trabajadores y las trabajadoras y adecuarse a una nueva realidad laboral”.

Asimismo, expresaron que “aditivamente, uno de los mayores obstáculos a superar, es el denominado desempleo juvenil, incluso en economías del primer mundo, como la japonesa”. En ese marco, indicaron que si se observan las estadísticas, tanto a nivel local como mundial, “pese a realizarse esfuerzos muy importantes para mejorar la formación, los niveles de desocupación no decaen”. “El problema, claramente multifactorial, se encuentra alimentado por una pluralidad de variables”, agregan.

En la exposición de motivos el MPP apuntó que el mundo del trabajo tal como se concibe “enfrenta uno de sus mayores desafíos como lo es la resolución del conflicto con las nuevas tecnologías”. En este sentido, aludieron al avance de la inteligencia artificial, puesto que “aparece en el centro de este profuso debate, que arroja consecuencias sobre el mundo del trabajo -como el desempleo-, la función y financiamientos de los sistemas de seguridad social, la economía, y la sociología, entre otros”.

Para el grupo del FA, “obviamente” que los sectores “conservadores”, en especial “los integrantes de lo productivo, se oponen férreamente a esta acción, argumentando que tienen un impacto directo sobre sus costos”. En ese marco, apuntan que “olvidan que, de la asociación de las nuevas tecnologías con el trabajo humano, se obtiene mayor productividad y, por ende, su renta no se verá afectada, sino por el contrario, los márgenes de ganancia se incrementaran sensiblemente”.

Semanas atrás, en una entrevista con radio El Observador 107.9, de Argentina, el presidente Luis Lacalle Pou fue consultado sobre este tema. El mandatario dijo que “no tendría problema en discutirlo”, pero que la carga horaria debe discutirse con relación a la productividad y el salario, así como al rubro de actividad. “Pensar en una disminución de la carga horaria a rajatabla no me parece adecuado ni practicable; son tres variables. Si trabajo menos, tengo menos productividad y gano lo mismo, no es lógico. Pero, si trabajo menos, soy más productivo y gano lo mismo o más, es lógico”, agregó.

A modo de ejemplo, Lacalle Pou dijo que “es muy difícil” en actividades vinculadas al área agropecuaria, por ejemplo, un tambo. “Poder decir cuánto tiempo más o menos se puede trabajar, porque hay determinados ciclos de esa tarea que son muy específicos y, a veces, muy rígidos”, concluyó.