A poco más de una semana de haber culminado el Primer Encuentro de Feminismos del Frente Amplio (FA), la Comisión de Género y Feminismo, presidida por Patricia González, presentó un informe a la Mesa Política donde se concluye, grosso modo, que se convoque a “construir una izquierda más participativa, más horizontal y paritaria en la que se escuchen todas las voces y las representaciones y contribuya a construir ciudadanía”.

En ese marco, destacaron que fueron autocríticas al “revisar sus estructuras y sus prácticas” que “no habilitan la participación de las mujeres por la imposibilidad de hacer compatible la posibilidad del trabajo con los cuidados y la militancia, por las barreras existentes derivadas de las distancias de los espacios y territorios, así como se puso sobre la mesa la frecuencia de las situaciones de maltrato y violencia en los espacios de la fuerza política y sectores”.

Pese al pedido de varias militantes para que el FA se declare “feminista”, en el informe político presentado el lunes no aparece nada de eso porque nunca fue parte de la propuesta, según comentaron a la diaria. No obstante, del documento, al que tuvo acceso la diaria, se concluyeron 15 diversos puntos, que van desde el rol que debe cumplir el Estado hasta cómo se deberían abordar las políticas de salud.

Transformar, reconocer y recuperar

En la instancia, las Mesas de Diálogo del Primer Encuentro de Feminismos del FA abordaron ejes de debate “ideológico” considerados centrales para el análisis de las “diversas dimensiones que articulan las propuestas feministas con la izquierda”, y en todas ellas se denunciaron el “retroceso” en “derechos reconocidos y la desconsideración a las organizaciones populares”.

En ese sentido, llamaron a “reconocer” las luchas de las mujeres de izquierda en la defensa de sus derechos políticos, sociales y económicos desde los finales del siglo XIX, que se “condensan en las agendas de las mujeres trabajadoras y en la defensa del derecho al voto”. En ese sentido, instaron a “recuperar el papel sustantivo de las mujeres en la fundación del FA, que no se registra ni en los relatos ni en las fotos, y en la lucha contra el terrorismo de Estado donde tuvieron que pagar un precio muy alto por defender la democracia; es una cuestión de justicia”.

Por otro lado, apuntaron que el feminismo debe “reconocer” el racismo “como un sistema de opresión estructural que se sostiene junto al colonialismo, el capitalismo y el patriarcado, y debe ser parte de su agenda y de sus luchas avanzar hacia una democracia multicultural, pluriétnica paritaria”. En ese marco, apuntaron que “les afrofrenteamplistas requieren participación y representación política, estar en los lugares de decisión y comprometer al FA en la lucha antirracista, reconociendo la entrega de la colectividad afro en la lucha por una sociedad más justa, igualitaria y solidaria”.

En tanto, también alude a los transfeminismos, puesto que “enriquecen la mirada feminista en la medida que pone en cuestión los modelos sexo-genéricos hegemónicos y binarios, asociados al ser mujer o varón, y a modelos femenino o masculino, abriendo las posibilidades humanas de diversidad de identidades”. Entre otros puntos, el informe indica que la fuerza política “deberá avanzar en el reconocimiento y representación política en estos temas en la estructura de la organización”.

Por otra parte, indica que se debe “transformar” los modelos maternales “hacia maternidades feministas”: “Es un desafío cultural que debe permear al FA, tanto en sus espacios de militancia como en sus bases programáticas”. Según la conclusión del informe político, “la maternidad como mandato obligatorio está superada por la práctica de muchas mujeres, sin embargo es percibida como una responsabilidad privada de progenitores y sus familias”. Por eso, la “libertad para estudiar, trabajar, recrearse y militar requiere ser apoyada a través de prácticas sociales y comunitarias, que debe ser asumida por las organizaciones e instituciones”.

En tanto, llamaron a “recuperar” el concepto de Estado laico que está “tan maltratado y desnaturalizado de su esencia entendida como la garantía para la igualdad, la libertad y la democracia”. Señalaron que los avances de “las agendas de las derechas” y las posiciones “más conservadoras de las religiones puestas al servicio de los sistemas neoliberales y patriarcales introducen con mucha fuerza mediática una supuesta ‘ideología de género’ a la que hacen responsable de todos los males de una sociedad que consideran derruida en su valores y culturalmente de izquierda”.

También indicaron que el FA “necesita ir” al encuentro de la justicia ambiental y los feminismos “para enfrentar el sistema económico dominante y hegemónico basado en una lógica de crecimiento ilimitado de la riqueza y el poder exacerbado de unos pocos que controlan los territorios, los bienes de la naturaleza y el trabajo de las personas que oprime muy especialmente a las mujeres”.

En ese sentido, sostuvieron que “es necesario” ir hacia nuevos modos de producción “para lo cual se requiere impulsar, defender y financiar una transición hacia un sistema que defienda los bienes comunes, los bienes públicos y la sustentabilidad de la vida humana”.

Otro de los desafíos es el de “promover masculinidades libres de estereotipos hegemónicos” para un eventual futuro gobierno. En el siguiente punto indicaron que se debe “reconocer” la “necesidad” de “erradicar la violencia política a través de cambios en la cultura organizacional y mecanismos para desarticular las desigualdades en la participación”. Para eso, se concluyó, se necesita desarrollar “instrumentos de educación, prevención y sanción, contar con una estructura de contención y cuidado de quienes denuncian para garantizar la aplicabilidad del protocolo aprobado”.

Por último, consideraron que es un “desafío inmediato” del FA “avanzar en la participación y representación de las mujeres y disidencias, generando las condiciones para acceder a los espacios de poder y toma de decisiones, redoblando el compromiso con la paridad de forma real y no meramente nominal”.