Fue en la cancha de Wanderers donde Luis Lacalle Pou aseguró, en marzo de 2019, que si el Partido Nacional accedía al gobierno nacional, no habría lugar para la suba de impuestos. “Se terminó, y el esfuerzo que comprometemos es aflojarles el cinturón”, sentenció el entonces precandidato. Prácticamente un año después, su gobierno redujo a la mitad la devolución del IVA mediante pago electrónico, su promesa de campaña fue recortada y viralizada y empezó la polémica en torno a la política tributaria entre el oficialismo y la oposición.
Documentos públicos de la Dirección General Impositiva (DGI) admiten que la reducción de cuatro a dos puntos en la devolución del IVA permitió “una mayor recaudación” del principal gravamen al consumo. En efecto, el IVA tuvo un mayor peso en la recaudación bruta de la DGI a partir de 2020, ubicándose al cierre de cada año siempre por encima de 45,5%, el porcentaje que tuvo en 2019. En el acumulado a noviembre de este año, el IVA representa 47,8% de la recaudación bruta.
Este tema estuvo presente en el debate presidencial de noviembre. “Antes de irse, ¿devolverán el 2 por ciento que recargaron de IVA por la compra por tarjetas?”, preguntó, sin obtener respuesta, el presidente electo, Yamandú Orsi. Horas después, Orsi sostuvo en una rueda de prensa que la reimplementación del beneficio es algo que “hay que analizarlo”. “Yo prefiero ir por el tema del IVA personalizado”, resaltó, en línea con las bases programáticas del Frente Amplio (FA).
Según este documento, la fuerza política se propone llevar a cabo una disminución del IVA en los bienes y servicios de primera necesidad, “tendiendo a un IVA personalizado”.
Esto último, sin embargo, “no va a ser prioridad”, por lo menos, en el primer año de gobierno, según afirmó el próximo ministro de Economía y Finanzas (MEF), Gabriel Oddone. “Es un tema prioritario desde el punto de vista conceptual, [pero] no es un tema inminente porque hay que trabajarlo mucho, hay que evaluar sus efectos y sus consecuencias, y por lo tanto, hay que tener mucho cuidado en cómo se procesa”, expresó Oddone, tras la primera reunión de transición con el equipo económico saliente.
Los impuestos a la renta y la postura del FA
Ese mismo día, Oddone fue consultado sobre la posibilidad de modificar el impuesto a la renta de las personas físicas (IRPF) o el impuesto de asistencia a la seguridad social (IASS), impuestos que sólo pagan el 30% de los trabajadores y el 25% de los jubilados de mayores ingresos. “No es una prioridad”, respondió.
En este caso, las declaraciones de Oddone concuerdan con el programa del FA, en las que no hay ninguna referencia directa al IRPF o al IASS, si bien la fuerza política plantea “avanzar en la transformación del sistema tributario, reduciendo impuestos al consumo y fortaleciendo la imposición a la renta”.
Se trata de un cambio con relación a 2019, cuando el FA proponía en su programa “fortalecer” el IRPF para “avanzar en términos de la distribución de la riqueza”. En aquel entonces el IRPF era descripto como “el instrumento de redistribución por excelencia del sistema tributario uruguayo”.
De este modo, en principio, el gobierno de Orsi mantendrá intactas las rebajas del IRPF y el IASS que implementó el actual gobierno en 2023, las cuales fueron acompañadas por el FA. La renuncia fiscal por este “alivio tributario” fue estimada en 150 millones de dólares. Los números de la DGI muestran que en el transcurso de este quinquenio tanto el IRPF como el IASS han perdido peso en la recaudación bruta en comparación con 2019.
Aunque votó a favor, el senador Mario Bergara cuestionó en su momento que la magnitud de las rebajas fue “muy parecida a la magnitud de lo que para nosotros fue un aumento de impuestos en los años anteriores”, en referencia al cambio de metodología de la Base de Prestaciones y Contribuciones, que aumentó el monto mínimo imponible del IRPF en términos reales. “Vamos a acompañarlo un poco en la lógica de que para algunos compatriotas va a haber una mejora y algo es algo”, expresó Bergara.
El senador José Nunes, en tanto, sostuvo que la reforma tributaria que llevó a cabo el FA en 2007 consiguió “redistribuir la carga tributaria para que pagaran más los que tienen más” y, en tal sentido, preguntó: “¿Cuál es el nuevo paradigma? ¿Que volvamos al pasado para que paguen más los que tienen menos? Sería importante hablar de eso”.
Entre 2007 y 2019, durante los tres gobiernos frenteamplistas, el IVA pasó de representar el 56,7% al 45,5% de la recaudación bruta, mientras que el IRPF subió de 4,8% a 18,7% y el impuesto a las rentas de las actividades económicas creció de 0,7% a 14,0%. Sobre esto opinó Orsi, en un evento de Maldonado, a fines de 2023: “Cualquiera acepta que se tiene que aportar en base a lo que cada uno puede, pero acá la gran reforma impositiva la hizo el FA en 2007 y creo que no hay que modificar nada más”.
El manejo de la inflación y el dólar
No sólo Oddone hizo declaraciones al término de la primera reunión de transición en el MEF. El próximo presidente del Banco Central, Guillermo Tolosa, asumió públicamente el compromiso de “mantener la inflación baja” para “proteger el poder adquisitivo de los uruguayos”. A principios de este año, en una entrevista con El Observador, la actual titular del MEF, Azucena Arbeleche, definió la caída de la inflación como una de las “dos grandes rebajas de impuestos” que hubo en este gobierno, aparte de las modificaciones en el IRPF y el IASS.
Consultado al respecto, Daniel Olesker, economista y exsenador del FA, dijo a la diaria que se trató de un fenómeno “tardío” y “desparejo”. En primer lugar, porque en los primeros dos años hubo “niveles inflacionarios muy importantes”, en un contexto en el cual “el salario real estaba cayendo”, y en segundo lugar, porque el costo de los alimentos estuvo “siempre por encima de la media”, lo que supone que el descenso de la inflación no fue “un fenómeno homogéneo” y “afectó más a los salarios más bajos”. Por este y otros motivos, Olesker sostuvo que el balance de este quinquenio está marcado por un “crecimiento con desigualdad”.
La política monetaria de la actual administración también condujo a un período de 39 meses consecutivos sin intervenciones en el mercado cambiario. Para algunos dirigentes del FA, como Bergara, esto configuró “el mayor atraso cambiario del siglo”.
En un trabajo publicado en la diaria en marzo de este año, el especialista tributario Gustavo Viñales estimó que, “en conjunto, el sector agropecuario perdió mucho más entre 2022 y 2023 por la apreciación real de la moneda nacional que por el pago de todas sus obligaciones tributarias”.
Para Olesker, el tipo de cambio en este quinquenio afectó tanto a los exportadores como a la industria nacional, “que a veces no puede competir con precios importados muy baratos”. Si bien puntualizó que en las últimas semanas “el atraso cambiario se ha descomprimido”, sostuvo que, “como todo, lo que llega tardío no permite resolver los problemas acumulados en tanto tiempo de pérdida de competitividad de la industria nacional”.
El aumento sostenido de la presión fiscal
Los informes anuales de la DGI muestran que en este período hubo un aumento progresivo -año tras año- en el gasto tributario, esto es, la pérdida de recaudación a causa de exoneraciones o devoluciones de impuestos. Al cierre de 2024 la recaudación neta se sitúa en 84,9% de la recaudación bruta, el porcentaje más bajo de las últimas dos décadas; en 2019 la proporción se ubicó en 88,9%.
El economista Fernando Isabella, que participó en la elaboración del programa del FA, señaló a la diaria que en el sistema tributario uruguayo existen exoneraciones “relativamente altas a distintos sectores”, las cuales “se acentuaron bastante en este período”. No obstante, Isabella también apuntó que la presión fiscal -esto es, la recaudación con respecto al PIB- tuvo un incremento en el transcurso de este gobierno, conforme a la tendencia de los últimos años.
“A mí no me parece que necesariamente sea malo; al contrario, creo que el desarrollo implica la necesidad de que el Estado apropie una cantidad mayor de la riqueza para devolverlo en mejores servicios públicos, pero es muy contradictorio con el discurso del gobierno, que justamente accedió al gobierno criticando lo que los gobiernos anteriores hacían y diciendo que iban a bajar los impuestos y, todo lo contrario, mantuvo la tendencia”, expresó Isabella.