En la esquina de 18 de Julio y Río Branco, desde la ventana de un primer piso en un edificio, flamea una bandera de Israel. Un hombre la sostiene durante varios minutos, antes de dejarla colgada del alféizar, mientras por la avenida transcurre una movilización masiva “contra el genocidio” en Palestina. Recibe un aluvión de insultos de parte de la muchedumbre, que percibe el gesto como una provocación. El tránsito se enlentece producto del malestar, pero integrantes de la organización de la movilización, desde la vereda, hacen gestos a los marchantes para que continúen hacia la Torre Ejecutiva.

No fue la única marcha por esta consigna este jueves: el PIT-CNT, la Coordinación por Palestina en Uruguay, organizaciones sociales y sectores del Frente Amplio llamaron a marchar en defensa de Palestina, en el contexto del conflicto con Israel, en todo el país. En la capital, la convocatoria reunió a miles de personas, y a lo largo de varias cuadras la muchedumbre rugió teñida por una mezcla de verde, rojo, negro y blanco.

A la altura de la plaza Cagancha la marcha se enlenteció y bajó el volumen, porque en la cuña cuatro jóvenes con kufiyas –pañuelos tradicionales de Palestina– en la cabeza se detuvieron para hacer una performance. Mientras una de ellas hacía sonar un bombo con un ritmo monótono, otra ondeaba una bandera palestina y, a la vez que el sonido del bombo se volvió más intenso, una de ellas destrozó una bandera de Israel y la arrojó a un tacho de basura. Si bien por un momento pareció que la iba a quemar, en su lugar, la activista tomó un megáfono y los cantos de la marcha se reanudaron: “¡Era un hospital, no una base militar!”, se escuchaba, en alusión a uno de los últimos ataques registrados en Gaza.

Embajadora de Palestina: “El sufrimiento continúa”

El camión que sirvió de escenario estaba estacionado frente a la Torre Ejecutiva, en paralelo a los tres mástiles de la plaza Independencia, donde habían colgado tres banderas de Palestina. En el estrado, la embajadora de Palestina en Uruguay, Nadya Rasheed, agradeció “a los activistas por la paz” y “a Uruguay por su apoyo y solidaridad” y “por decir ‘basta’ al genocidio israelí contra el pueblo palestino”. “¡Es un genocidio, no es una guerra!”, exclamó la diplomática. Entre la gente, algunos repetían las últimas palabras de cada frase a viva voz.

“Los palestinos no estamos solos, hoy lo estoy viendo y sintiendo aquí en Uruguay”, continuó Rasheed, que insistió en la necesidad de pedir “un alto fuego inmediato ante el genocidio que sufre día a día el pueblo palestino”. “Ustedes han visto lo que está pasando: en los últimos cinco meses en Gaza más de 100.000 palestinos han sido asesinados, mutilados, heridos, desaparecidos, ¡100.000!”, enfatizó. La embajadora, que debía interrumpir su discurso frecuentemente por los cánticos y los aplausos, aseguró que “el sufrimiento continúa” porque “los bombardeos continúan, la hambruna continúa y todos los días mueren cientos de bebés, niños, hombres y mujeres palestinos inocentes”. Rasheed afirmó que “el mundo le exige [a Israel] que cumpla con el derecho internacional, los derechos humanos y las resoluciones de la ONU que piden un alto el fuego”.

Para cerrar, Rasheed citó al poeta palestino Mahmoud Darwish: “Sobre esta tierra hay algo que merece vivir, sobre esta tierra está la señora de la tierra, la madre de los comienzos, la madre de los finales. Se llamaba Palestina, se sigue llamando Palestina”, recitó. Luego, pidió un instante de silencio.

Organizaciones pidieron la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel

Por parte de la organización se turnaron para leer la proclama Fernanda Aguirre, secretaria de Derechos Humanos del PIT-CNT; Ruben Benítez, secretario de Derechos Humanos de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua, y Matilde Pomi, de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay. “Estamos acá para gritar junto a los pueblos del mundo: ¡Basta de genocidio, detengan esta masacre!”, leyó Pomi, y afirmó que esta es “una masacre que lleva el sello de otro responsable, que pretende disfrazarse de negociador neutral; tenemos que decirlo claro: Estados Unidos puso el veto al alto del fuego, le dio licencia para matar a Israel y es también responsable de este genocidio vergonzoso”.

Benítez llamó a “mirar a Palestina con anterioridad a 1948, sus 76 años de limpieza étnica, 57 años de ocupación ilegal y 17 años de bloqueo en Gaza”. Apuntó que en este último tiempo “se incrementaron los asentamientos ilegales con más de 800.000 colonos” y se “limitó a la población en su movimiento dentro de Palestina a través del muro de la vergüenza e innumerables puestos de control, donde el robo de los recursos naturales y la falta de acceso al agua potable y electricidad condicionan la vida” y “un régimen militarizado opera desde el terror realizando redadas nocturnas, detenciones arbitrarias, secuestros y desapariciones”.

“¡Alcahuetes!”, gritó Aguirre, a la vez que se dio media vuelta para mirar la sede de Presidencia. “La ONU no encuentra soluciones, demostrando una vez más la imposibilidad de actuar efectivamente en defensa de los derechos humanos y el derecho internacional”, sostuvo, y continuó: “Israel cuestiona e intenta prohibir la indispensable permanencia en el territorio de las agencias de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina” y Uruguay “no sólo se abstuvo de votar un alto al fuego para la población masacrada de Gaza, acompañando servilmente las órdenes del imperio”, sino que “aumenta el comercio y envío de carne a Israel”.

Es por todo esto que, según Aguirre, le toca al movimiento social “seguir denunciando la ocupación ilegal, el apartheid y las acciones genocidas que el Estado sionista lleva adelante en Gaza y en Cisjordania”, y pidió la “ruptura de relaciones diplomáticas con Israel”. “¡Basta de estar al servicio del imperio! ¡Viva la solidaridad entre los pueblos!”, sentenció Aguirre, con un grito que resonó desde los parlantes del camión y se mezcló con los gritos de indignación, los aplausos y los bombos.