Entrevistado por la diaria Radio, el vicepresidente de Antel, Pablo Álvarez, sostuvo que en el diseño del mensaje presupuestal elevado a la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) la empresa destacó los dos desafíos principales que presenta: mejorar el nivel de inversión y recuperar puestos de trabajo, así como mejorar las condiciones de los trabajadores tercerizados.

Álvarez afirmó que en el período pasado la empresa redujo su inversión en un 32% en comparación con el período 2015-2019. Advirtió que “para una empresa de telecomunicaciones, de tecnología, que vive en un mundo donde las velocidades del cambio son aceleradísimas, perder capacidad de inversión es correr riesgos altísimos”. En ese sentido, la propuesta de inversión para este período está en el entorno de los 150 millones de dólares anuales y estará orientada a “seguir mejorando y modernizando la red de telecomunicaciones, que es la base del servicio que ofrece Antel”, y “pensar qué cosas nuevas hacer”. El vicepresidente sostuvo que hay un acuerdo con la OPP por el cual la empresa dispondrá de 150 millones de dólares “mientras tenga los niveles de ingreso que tiene y siga funcionando”.

Los ingresos operativos de Antel en 2024 rondaron los 1.200 millones de dólares y las ganancias fueron de más de 219 millones de dólares. Álvarez planteó que en el último período a “las empresas públicas se las atendió para controlar una estrategia de déficit”, cuando se “tiene que pensar en el desarrollo del país y qué papel cumplen las empresas públicas”.

Señaló que la empresa pretende “crecer en materia de inversiones”, pero “a una velocidad que hoy nos parece razonable”. Explicó que “el problema con las inversiones es que uno no puede acelerar muy rápido, de golpe”, ya que si la base “no está con la posibilidad de aumentar tu velocidad de ejecución, lo que puedes tener es plata para invertir y no proyectos para la inversión”.

Con respecto a la reducción de la plantilla de trabajadores, señaló que Antel “necesita tener niveles de dedicación humana alta”. Si bien “la tecnología en algunos sectores está generando procesos de transformación y reconversión laboral”, Álvarez explicó que en las telecomunicaciones “no necesariamente es así”. Sostuvo que la transformación tecnológica “necesita manos y cerebros actuando en conjunto que la lleven a cabo”, por lo que es un desafío la pérdida de puestos. Recordó que en los últimos cinco años se perdieron 1.300 puestos de trabajo, entre ellos, 140 profesionales, muchos del área de la tecnología de la información, y que en un plazo cercano esperan cubrir unas 260 vacantes “y luego seguir apostando a un crecimiento genuino a futuro”.

Sobre la necesidad de modernizar la conectividad de la empresa, Álvarez apuntó a mejorar la capacidad de la red 5G –que alcanza a un 89% de la población, pero en un 21% del territorio– y a continuar desplegando la cobertura en fibra óptica. Puntualizó que quedan dos localidades de más de 1.000 habitantes sin esa tecnología, Villa Soriano y Porvenir, en Canelones; unos ocho o nueve pueblos de entre 500 y 1.000 habitantes, y cerca de 100 pueblos con más de 100 habitantes. Por otro lado, uno de los proyectos estratégicos es el apagado de la red de 3G, lo que permitiría “contar con nuevas oportunidades para seguir desplegando esta nueva tecnología”.

Antel tiene que “dar el salto” hacia ser un integrador tecnológico

Álvarez señaló que “se está pensando en un nuevo data center” centrado en la inteligencia artificial. “Hoy en día, cuando uno quiere procesar mucha cantidad de datos con inteligencia artificial, lo que hace es enviar esos datos fuera del país, donde está la capacidad de cómputo, y luego se devuelve; eso lleva a niveles de pérdida de soberanía respecto de esos datos”, explicó. Por lo tanto, contar con esa capacidad en Uruguay “nos permite no solamente mejorar nuestra soberanía, sino también nuestra infraestructura para proveer servicios a terceros”.

El jerarca se refirió también a la necesidad de impulsar nuevas verticales de negocio, dado que a nivel mundial el mercado de las telecomunicaciones “se va estancando”. Algunas formas de dinamizar el negocio son la realización de contenidos para medios y televisión o la venta de servicios a clientes corporativos, mencionó.

Sostuvo que en el caso de Antel la “perspectiva de crecimiento, sin duda, tiene que ir hacia el sector empresarial corporativo”, teniendo en cuenta también al sector público. “Antel tiene que ser una empresa que esté en condiciones de proveer la conectividad, pero también de dar el salto a lo que nosotros llamamos una empresa tecnológica o un integrador tecnológico”, afirmó.

Álvarez hizo hincapié en que se debe pensar Antel como un grupo, porque tiene siete empresas subsidiarias –“de las cuales Antel es propietaria en un 100% de ellas”– que se desarrollaron para el despliegue del cable submarino. Señaló que cuatro de esas empresas están fuera del país, en Brasil, Argentina y Estados Unidos, y “están en condiciones también de operar”. “Según nos dicen varios actores –todos ellos técnicos y conocedores del sector–, desde San Pablo hacia el sur de Brasil una de las mejores redes de conectividad es la que provee Uruguay a través de Antel”, destacó Álvarez, y explicó que la empresa pública ya brinda servicios en ese país a empresas proveedoras de internet.

ITC, HG y Accesa son las tres empresas subsidiarias de Antel en Uruguay. Las dos primeras se dedican principalmente a tareas de consultoría, “a resolver problemas, detectar necesidades, proveer servicios o administrar servicios para Antel o para terceros”, y Accesa es el contact center.